Page 80 - RC_1966_09_N72

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sionero -Jo que por el mismo hecho habría restado a su obierno toda fuerza moral-, era preciso, para el bienestar de los americanos, hacer, nuevas elecciones Por último y después de mucho deliberar se redoc– to en consejo de ministros el decreto convocando inme· diatamente a elecciones, que fue firmado ellO de junio Walker se proponía salir para Granada tem– prano de la mañana del 11 En la tOlde anterior a su partida lo visito Jerez varias veces; se mostraba inquieto y nervioso, cosa no ínsolita en él. llego tres o cuatro veces en el término de otras tantas horas y

converso mucho con el gen$ral en jefe del envío de un nuevo ministro a los Estad<;\s Unidos, por créerse que el padre Vigil preferiría regresar a Nicaragua. Al mis– mo Jerez se le había hablado del puesto y Walker le diio que si lo deseaba se le podría tocar el asunto a O Patricio para que apresurase el nombramiento El mi– nistro Jerez observo entonces: "De modo que mi viaje a los Estados Unidos es ya cosa resuelta"; pero Jo dijo en un tono tal que parecía insinuar que esto pudiera ser un pretexto para deshacerse de él La respuesta inmediato fUe que solo. en el caso de ser ése su deseo se insistiría en su nombramiento Este incidente pone de manifiesto el carácter de Jerez y las influencias que obraban en el ánimo d6cil de Rivas

Temprano de la mañeina del 11 salio Walker de Lean escoltado por los bcjfidores, dejando en la ciudad los riflelOs de Anderson con el coronel Natzmer El presidente y muchos vecinos principales del departa– mento le acompañaron en su viaje durante varios mi– llas Al despedirse, O Patricio abrazo afectuosamente al general en ¡efe, diciendo con lágrimas en los oios que en cualquier emergencia se podía contar con él A pesar de su arresto, Salazar formaba también parte de la comitiva; pero Jerel brillo por su ausencia. To– dos saludaron cordialmente al general y éste siguio para Managua, donde paso lo noche, llegando al si– guiente día por la tarde a Masaya

No hacía muchas horas que estaba en Masaya cuando recibio cartas del 'coronel Natzmer refiriéndole extraños acontecimientos habidos en Leon. En la ma– ñana del 12, Escobar, gobernador militar del departa– mento, había pedido un piquete de americanos para resguardar el Principal, solido edificio enclavado en la plaza, donde estaban almacenadas las armas y muni–

ciones, y no bien colocaron su centinela los rifleros cuando se noto en la ciudad un movimiento extraño El presidente y los ministros solieron precipitadamente de la casa del gobierno, situada cerca del Principal, y Mariano Solazar recorrio las calles a cabalto procla– mando que los americanos estaban a punto de hacer preso a Rivas y de asesinar el los ministros y hombres más importantes de la ciudad La excitacion llego pronto a ser intensa; comenzarOn a salir los turbulen– tos vecinos de! barrio de San Felipe, uno de los más

revoltosos de la ciudad, algunos con armas y todos atizando la efervescencia popular luego se dijo que Rivas había salido de la ciudad, y las mujeres, cre– yendo que aquel movimiento era una revolucion y se– ñal de guerra, se pusieron a acomodar los baúles y a cerrar puertas y ventanas Natzmer, vier¡do la actitud amenazadora de los hombres de los barrios, llamo a los americanos a la plaza mayor, les hizor tomar las armas y se apercibio a la defensa.

En el acto se despacho un correo a Chinandega al teniente Dolan, el cual se encontraba allí con una com-

pañía de rifleros, paro que VlOlese inmediatamente a leon A poco andar se enc<;>ntro Dolan con Rivas y Jerez que cabalgaban hacia Chinandega La singula– ridad del hecho le hizo sospechar que algo malo suce– día y penso en arrestarlos de camino; pero el cirujano que iba con él, Dr Dawson, el cual había vivido mu– chos años, en Nicaragua, le dijo que no estaría bien que un simple teniente arrestase al presidente y a uno de sus ministros Así fUe que Dolan siguio su camino sin molestarlos y pronto se reunia con Anderson en la plaza

Tan luego como estas noticias llegaron a su cono– cimiento, Walker ordeno al coronel Jaquess, el cual se encontraba en Masaya, que se preparase a marchar, y éste no tardo en tomar el camino de Managua con sus batidores Con intervalos de pocas horas llegaban correos al encuentro de Walker que se dirigía o Lean, y cerca de Nagarote topo éste a Ferdinand Schlessinger, un individuo a quien Rivas había encargado fortificar el puerto del Realejo Schlessinger le dijo 01 general en jefe que Rivas y Jerez estaban en Chinahdega atrin– chelando la ciudad y reclutando gente; añadio que le habían ordenado parar los trabajos en Punta Icaco y que por las sospechas que concibio se había fugado. Al propio tiempo supo Walker, por cartas de Notzmer, que Jerez, como ministro de la guerra, le había arde, nado desocupar las torres de lo catedral poro poner allí soldados del país Natzmer remitio lo orden a Walker, pidiéndole instrucciones

En cuanto recibio Walker la carta de Natzmer, en– vio a éste la orden de obedecet el mandato de Jerez

y de retirarse a Nagarote con toda la fuerza americana que estaba en Leon los designios de Rivas y Jerez resultaban ahora daros para todos Al entrar en Chinandega habían /legado al extremo de enviar un comisionado a invitar a las fuerzas de Carrera para que penetrasen en el Estado y apresurasen su avance sobre Leon Jerez había dado a Natzmer la orden mencionada suponiendo que no sería cumplida y con la espelOnza de hacer depender el movimiento contra los americanos de la desobediencia de éstos a una au– toridad legítima Pela Walker no estaba dispuesto a deiar que el futuro conflicto ocurriese por ningún mo– tivo de este género Tomo la resaludan de que se fundase en algo más serio Como tampoco sabía has– ta donde alcanzaba Ja defeccion de los caudillos del país, estaba· ansioso de concentrar sus fuerzas, disemi– naqas a lo largo de una exensa línea desde Lean has– ta el Castillo De modo que por razones de orden militar y político se quedo esperando en Nagarote con Jaquess la llegada de Natzmer y Andel son, para irse después a Granada con la fuerzo reunida

Unos cuantos hi¡os del pC1ís y algunas familias acompañaron a los lifleros a Nagarote, entre otros D José María Valle y D Mateo Pineda Este último era un hombre dotado de constancia y fidelidad raras en un centroamericano, y sus virtudes le habrían hecho realmente notable en cualquier parte Su nombre es tan puro que se ha librado de la malignidad de sus enemigo's durante todos fas disturbios civiles de Nica– ragua, y en aquel país demente aparece Pineda como un e¡emplo casi único de buena fe sin tacha y lealtad inquebrqntable No ha necesitado de más defensa

que su alta honorabilidad y su inmaculada reputador para librarse de las persecucione~ de sus enemigos; } si fueran necesarias más pruebas de la devocion dE

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