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« Previous Page Table of Contents Next Page »lestaron torito que al fin tuvieron que ponerse a cubier– to 1 Natzmer y O'Neal tomo ron posesion de las co–
sas situadas a la izquierda de Brewster y cumplían bien, teniendo su gente bi!,!n parapetada y haciendo un fue– go nutrido y certero contra las filas enemigas Pero MachadQ había caidó con el mayor denuedo a la ca– beza de sus soldadós del país y éstos participaron po– co en el combate de'spués de su muerte
De modo que pronto se apoderaron los americanos ele la plaza princi8ál y de todas las casas que la ro– déaban, al paso que el enémigo se encerro en los edi· ficios SifUados, en la parte occidental de la ciudad, ha– ciendo u~ fUl'!gó irregular desde las puertas y ventanas, la mism<? que por ,'las aspilleras abiertas de prisa en las paredes. de adobes, En cuanto a los americanos, después de ,que paso el primer entusiasmo del ataque, fué imposible hacerlos asaltar las casas en que los cos– tan icenses sé ocultában para gúarecerse del fuego mor– tífelO de \os rifleto's Muchos de los soldados, extenua· dos por la primera carga, an imaban sus fusiles a la pared, dejándose tder en el suelo, yero difícil hacer– los entrol en acciono Cuando acudio el coronel Fry con su reserva, se procuro que diese una carga en la calle hacia Ja casa otl,ipadó por Mora; pero Fry y luego Ke– wen -quien se pOrto valientemente en la jornada co– mo ayudante vohmtario-t¡atarón en vano de llevar Jos sóldados al ataque El desaliento de las, compañías
extenua~as por Ip primera ~mbestida repercutio en la tropa de refresco y fué imposible conseguir que ningu– no dlt I@s elementos de la fuerza repitiese el ataque con el vigor desplegada al prinCipio
las pocos batid<?,res que mandaba el capitán Wa– ters habícm echa90 pie a tierra al iniciarse el combate, M¡nando parte -én él. El joven Gills, impetuoso tenien· te de ,Waters" ,~q¡bía caído ya; entretanto este capitán se habío adl,Jeñodo de la tal re de la iglesia situada en el costad9 orientql de la plaza y podía observar desde
alli con provecho los n\ovimienfos del enemigo y moles· tarlo con sus rifles Algunos dé los soldados de San· ders éstpban asfmismo apostados en los techos de las
casas, al oeste dé la plazo, y desde allí hacían daño; pero pronto se. vio dáramenfe que se necesitaríán días para desalojar ,a los costan ¡censes de (os casas que ocu· palon pásada la primera sorpresa, sable' todó no con· tanda ton artille! ro la fuerza niéarogüensé y teniendo qUé depender del pico y de la barro para abrirse paso por entre las gl uesas paredes de adobes de la ciudad Era evidente que MorO. estaba en glandes apl ietos, por– que varias veces, durante el dra, se vielon entrar en Rivas tropas costalricenséS tlaídas de Son Juon y de la Virgen El presidente concentro todos \os luerZCJs que tenía en el departamento para repeler a los america– nos.
Pero al vel el enemigo que los nicaragüenses no avanzaban, tomo lo ofensiva y se propuso penetrar en una casa, al costado norte de la plaza, desde la cual podíQ dirigir un fuego mortífero contra él flanco ame· ricano, Este movimiento lo impidio el teniente Gay con otros, principalmente oficiales, que se prestaron a ello
l' Wálke.r se l'efiere aquí a uli fortlh que fué ocupado por
el capitán D Víctor Guáldia al principio del combate Ni
lillí ni e1\ todo el ejercito de Costa Rica había tÍladoles fran–
ceses ni alérillilles Véase Historia de los ~iJibu5{erós por
James Jeffrey Roche, v~rsjón castellana. de Máhuel ealaZÓ
Pei~ta, págs. 204 y 205. San José de CO/lta Rica, 1908. N.
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voluntariamente La bizarría de los compañeros de Gay se parece más en espíritu a la de 16s caballeros de Jos tiempos del feudalismo, que a la de oficiales y soldados de los ejércitos regulares Entre los que acom– pañaron al joven teniente fjguraban el mayor Rogers, del servicio de la proveeduría; el capitán N C. 8recken– ridge y el capitón Huston Nadie penso en grados; cada cual avanzo revolver en mano, dispuesto a hacer en la refriega el papel de un hombre de verdad No elan más de una docena los que Salieron a desalojal a más de cíen, y (o carga barrío completamente al enemigo Gay y Huston cayelon mueltos y 8reckehrid– ge salía ligeramente herido en la cabeza; pero los res– tantes regresaron ilesos
DUlante la tarde el enemigo incendio algunas de las casas ocupadas por Jos americanos, y el fuego que hacía desde una torre situada frente a la tropa mdnda– da por Brewster dificulto algún tanto Jas comunicacio–
nes entre los costados oriental y oGcidental de la plaza Al acercarse la noche decoyo el fuego de ambas partes, agotadas al parecer por la excitadon y la lucha soste. nido durante el día Entretanto Walker estaba prepa– rando la retirada y cuando obscurecio se llevaron los heridos y los impedidos a la iglesio situada ar oriente
de la plaza En seguida se reconcentraron poco a po– co en el mismo punto las compañías, quedándose algu– nos soldados en las casas que drdíqn para impedir que el enemigo estol base el movimiento de los americanos los médicos examinaron a los heridos, y los que lo es' toban de muerte se dejaron en la iglesia cerca del al· tar mayorj a los demás se les dieron caballos para la marcho Era más de la medianoche cuando todo estu– vo listo, y lo fuerza salio de lo ci~dad despacio y en silencio; llevando a los heridos en él centro El moyor BI eVlster mandaba la retaguardia
! Poco después de rayar el díó la peql,leña fuerza, rendida de fatiga y despeada, astrosa pero resuelta, atraveso el río Gil González cerca del Obraje e hizo alto para. tomar un breve descanso El g\Jía, doctor Cale,
y Mdcdonald, que fué a Rivas en calidad de volunta– rio, fClltóban, no obstante haber sólido de Rivas con le fuerza; tampoco pareció por ninguna parte el capitán NoNell Walker 1 La retaguardia había estado bien mandada por Brewster, cuya sangre fría y entereza con– fribuyeron mucho a mantener el ord.en que caracterizo la marcha Hasta que los americanos llegaron algu– nas millas más allá del río Gil González, el capitán Walker, que venía solo, no dio alcance a la retaguar– dió, demostrando con el relato de su ausencia que ésta no se debía a descuido de dquél\d en lo de recoger a (os rezagados Habrose quedado dormido en lo torre de 10 íglesia de la plaza principal de Rivas, y no des– pertando hasta el amanecer, se sorprendía de verse solo en una ciudad ocupada por el enemigoj pela hasta el momento en que salio, los costcll ricenses no habían notado la retirada de los americanos Así pudo esca· par y ponerse en salvo Cole y Mocdonald, rendidos de fatiga, se metieron por una veteda que pasaba cel– ca de Rivas para descansar Viéndose separados de Ja fuerza nicaragüense solicitaron y obtuvieron refugio en la morada de un pobre hombre del pais, que los tuvo escondidos durante una semana cerca de San Jorge No se les volvio Q ver en Granac;ld hasta diez días des' pués del combate.
1. Hermanó menor de Waiket. N. del T.
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