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suS amigos legitimistas de Masaya; después de algunas arriena;zas se le sacaron di mensajero muchos datos so– bre la fuerza del enemigo y las posiciones que ocupa– ba Al acercarse la tropa al río Gil González, se des– pacho un cuerpo de batidores con el capitán Watel s di punto en que el camino real de Rivas cruza el río; desde allí se tiroteo con un puesto avanzado que el enemígo tenía cerca del Obraje; pero el grueso de la tropa americana dejo el camino real a media legua del río, y caminando por una vereda a mano izquierda fué a salir al Gil González, en un lugar algo distante del punto en que Waters encontro al enemigo Cerca del .anochecer, Walker acampo para pasar la noche en la margen izquierda del río, guardando todos el debido silencio· para que el enemigo no advirtiese la presencia de la fuerza en aquel sitio

Momentos antes de llegar al lugar donde se ins– talo el campamento, un vaquero que andaba en busca de ganado para los costarricenses fué hecho prisione– ro, y los soldados acababan de ocupar los diversos pun– tos que se les habían señalado en el campamento, cuan– do se encontlo a un hombre en acecho cerca del río y lo llevaron a presencia der general en jefe Al prin– cipio dijo no saber nada del enemigo que se encontra– ba en Rivas; pero una soga que se le echo al cuello, colgándola de una rama del árbol más cercano, le hizo recobrar la memoria y dio un informe exacto y detalla– do acerca de las diversas posiciones ocupadas por los costarricenses Dijo cuáles eran las casas en que MOra y los principales jefes se hallaban alojados, en qué lu– gar estaban almacenadas las municiones y la cantidod que de éstas'había, sin olvidarse de dos bonitos cañon– Citos que dominaban algunas de las calles Por des– gracia paro él se le salio decir que lo habían enviado

el saber noticias de los americanos; de consiguiente fué castigado como espía Pero ·Ios informes dados por él eran tan completos y hubo tan pocas contradicciones en su relato después de minuciosas preguntas, que Walker formo su 'plan de ataque tomando por base lo que de este modo se averiguo El fl'lsultado vinO a demostrar que lo dkho por el espía era enteramente exacto El miedo a la muerte le había causado tal turbacion men· tal que no pudo inventar unp sola mentira,

Antes de retirarse a dormir Walker hizo llamar a los jefes, y al explicarles el plan de ataque indico a ca– da uno de ellos lo que debía hacer por separado Al teniente coronel Sanders le tocaba entrar por las calles s,ituadas al norte de la plaza con cuatro compañías de rifleros y, si era posible, a paso de carga hasta llegar a .Ias tasas ocupadas POI Mora, a unas ochenta yardas de la misma plaza 1 El mayor Brewster debía pene– trar por la calle que pasa al costado sur de la plm:a con tres compañías de

I ifleros, tratando asimismo de llegar al cuartel general del enemigo Walker abriga– b?, la esperanza de sorprender a Mora y la tenía tam–

~Ien de apoderarse de su pelsona antes de que pudie. ra escapar De todos modos, como su cuartel genel al estaba frente flor frente del polvorín, tomando el prime– rose dominaba éste He aquí por qué se dio a los ri– fleros la orden de arremeter contra la casa donde se sabía que se hallaba Mora El coronel Natzmer con el mayor O'Neal y el segundo de rifleros ~nombre con que se designaba su fuelza no obstante hallarse enton-

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c lI,sa en que ,se alojp el présidente Mora estaba. si-a a 00 varas al oeste de la plaza. ~. del T.

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ces armada ,de fusiles- debía pasar a la extrema izo quierda de la ciudad, amenazando así la derecha del enemigo y manteniéndose a distancia conveniente de Brewster Machado tenía que pasar con la tropa del país por un camino que conduce a la plaza por el nor· te, a fin de ir a situarse a la derecha qe Sanders El co– ronel Fry debía quedar de reservo con sus compañías de infanteria ligera

Entre las dos y las tres de la mañana se formaron las diversas compañías y salieron hacia Rivas, sirvien– do de guía el doctor J l Cale. Oebido a la obscuri· dad de la noche, que no permitía ver el sendero, la marcha fué durante algún tiempo lenta e interrumpida por frecuentes paradas; pero al rayar el día y tomar la fuerza el camino de Potosí, echo a andar con celeridad y brío El paso rápido pero firme de los soldados ,de– notaba que su ánimo era bueno, y el polvo del caminO, aunque denso y pesado, los incomodaba poco. El pro· fundo silencio que reinaba en las filas expectantes, tan solo lo interrumpía en voz baja alguno para solicitar de un compañero una gota de agua de su cantimplora,

y nadie hacía caso de los ladridos de los perros, ,tan comunes en las chózas situadas al borde del cammo, como no fuera para expresar a media voz la esperan· za de que el ruido que metía el animal no sirviera pa– ra dar al enemigo aviso de la aproximacion de la fuer– za A poco de haber dejado atrás a Potosí, salio el sol con todo el esplendor de su cielo meridional Eran cerca de las ocho cuando los americanos, desviándose haGia el lago, tomaron el camino que va de' San Jorge a Rivas, a una milla de distancia más o menos de este último lugar

A media milia cuando más de la entrada de la ciudad, Walker encontro unas placeras y éstos le pije– ron que el enemigo ignoraba que estuviese tan cerca; habían salido de la plaza mayor unos pocos minutos antes y los costarricenses -10$. hermaniticos ~ conio IQs llamaban aquetlas mujeres de San Jorge~ se encontrq– ban tan descuidados e indiferentes como si estuviesen en su tierra. Se hi,zo ,uno pardda corta en las l,':uatto Esquinas para <:lQr tiempo el que llegase la retaguardia,

y, cuando aparecío ésta, las diversas secciones de la

ti opa recibieron orden de avanzar en la forma indicada la noche anterior.

Sanders, que iba a la vanguardia, arrollo un pe· queño piquete cerca de la entrada de la ciudad, y si· guiendo a paso de caiga penetro en la plaza mayor, lanzándose por la calle hacia el cuartel general de Mó– la El enemigo, tomado de Salpresa, empe;zaba apé~

nas a contestar el fuego de los rifleros, cuando éstos llegaron adonde estaba un cañoncito de bronce en lo calle, más o menos a medio camino entre la plaza y el polvorín de los costarricenses la tropa de Sanders, ce· lebrando con gritos de iúbilo la tomo del cañen, lo lle– vo a la plaza; pela entretanto dio al enemigo tiempo de reponerse del primer susto y el fuego de los costa. rricenses se hizo nutrido Brewster también había lo– grado ql,Je el enemigo despejase el lado de la plaza por donde entro, y yendo .Ia conipañía del capitán Ander. son a la cabeza, empu¡aba su tropa hacia las casas ocupadas por los, eostar'ricen·ses;' pero c:ilgunos buenos tiradores del eneniigo, franceses y alemanes, seapod$– roran de una torre situada frente a los rifleros y los 11'10,

1. f.podo con que é\'l Centro América se designa a los costarricenses. N. del T.

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