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« Previous Page Table of Contents Next Page »mo la poblacion entre el camino del Tránsito y la fron– tera de Guanacaste es muy escasa, tanto más urgente era la necesidad de tener un cuerpo de observacion al sur: La mayor dificultad de la guerra, o sea Jo de co– nocer con exactitud los movimientos del enemigo, se aumenta en Centro América, que proviene de las fre– cuentes revoluciones de esparcir las noticias más eXa' geradas a proposito de los hechos más insignificantes; pero de cualquier informe se puede siempre sacar algo positivo; de manera que bien miradas las cosas cuesta mayor trabajo averiguar los hechos en los distritos po– co poblados que en los que lo están mucho
El 16 salio Schlessinger de San Juan del Sur para el, pequeño río de la Flor que separa el Guanacaste del departamento Meridional Antes de salir irrito mucho a Brewster, comandante de Rivas, con las numerosas irre– gularidades que allí cometio; peJO éste, por natural repugnancia, tardo en dar parte de lo sucedido al cuartel general En la marcha al río de la Flor y más allá de este lugar hasta Salinas, hubo de parte de Schlessinger los mismos procedimientos irregulares que en el cami– no del Tránsito Tan grande era el desorden que el cirujano de la columna, un recién llegado, ignorante de la grave falta cometida, se separo de la fuerza, re– gresando a Granada con cartas de Schlessinger. Este hecho vino a revelar, pero demasiado tarde, la defi– ciencia del comandante que había permitido que se al/sentara su único cirujano cuando podía empeñar el combate con el enemigo de un momento a otro Con un jefe y un cirujano tan ignorantes de sus deberes había q\.Je hacer la guerra lo mejor posiple Este ejemplo rela– tivo a Schlessinger y a su cirujano, uno de los muchos que podrían citarse, pone de manifiesto una de las dificulta– des con que tuvieron qlJe luchar los americanos duran– te toda la guerra
Schlessinger no 1Iego a la casa de la hacienda de Santa Rosa hasta tarde de la noche del 20 1 Los sol– dados estaban hambrientos y extenuados por una mar– cha larga y trabajosa. Según parece, los centinelas
fue~on debidamente colocados durante la noche, y a la monona siguiente se mondaron jinetes en busca de no. ticias y también de guías, si era posible. Se ordeno una inspeccion de las armas para las dos y luego po. ro las tres de la tarde Poco antes de la hora señala– do para esta inspeccion y mientras vagaban los solda– dos por todas partes en torno del campamento, se dio
la voz de alarma y uno de los rifleros montados lanzo el grito de "¡Aquí vienen'" al dirigirse a caballo hacia el principal edificio donde estaba alojado el coronel Schlessinger fué tomado enteramente por sorpresa y en la' confusion no 10 pudo encontrar el ayudante El ca– pitán Rudlér se situo con sus rifleros en un corral cerca de la casa más grande, para proteger el flanco de los americanos; pero el fuego del enemigo que venía aval]– zando le obligo pronto a dejarlo Entretanto el capi– tán Creigthon, ayudado por el mayor O'Neal, había he– cho fOlmar su compañía apoyando su derecha en la casa e hizo algunas descargas contra los costarricen– ses; pero la compañía alemana se había dispersado abandonando el campo, y los franceses de legeay s~
retiraron del terreno alto y quebrado que trata¡on de ocupar Cinco minutos después toda la fuerza con su coronel a l? cabeza, iba en I~ más completa y
desor– denada retirada El mayor O Neal y varios otros eifi-
1. Schlessinger llegó en realidad a la hacienda de Santa Rosa el 19 de marzo de 1856 pOI' la noche: N. del T
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de Nicaragua, así como la de los liberales de los otros Estados en aquella guerra inminente, y el motivo que se dio para volver a tomar la cinta roja fué la conduc– ta observada por los legitimistas nicaragüenses: "El lla– mado partido legitimista de Nicaragua -decía la pro– clama- ha rechazado nuestros esfuerzos en favor de (a conciliacion Sus miembros han estado comunicándo– se con sus compinches los serviles de los otros Estados Por todos los medios de que disponen han tratado de debilitar 01 actual gobierno provisorio, ayudando y alentando a los enemigos de Nicaragua de fuera de la República Nos deben las garantías de que han go– zado en sus vidas y haciendas y nos pagan con la in– gratitud y la traicion"
'Algunas horas después de haber escrito Walker ese ta ploe/ama, recibia el decreto de Mora del 1 9 de mar' zo en que declaraba la guerra a los americanos de Ni– caragua Tan pronto como fué leído, el presidente pro– visional publico una declaracion de guerra contra Costa Rica y el 13 se dicto la orden siguiente: "Por cuanto el supremo gobierno provisorio de la República de Nicara– gua ha declarado oficialmente la guerra al Estado de Costa Rica por decreto del 11 de malZO, el ejército de– berá estar listo para entrar en campaña"
Al coronel Schlessinger, después de que hubo orga– nizado su batallan y de que se le dieron fusiles desti– nados a las diversas compañíos, se le ordeno preparar– se para malchar Se fué a La Virgen con su fuerza, y, conforme a las instrucciones que llevaba envio a Rivas lo más endeble de su gente (on el teniente Colman; a lo vez se dio al capitán Rudler la olden de incorporar– se a la tropa de Schlessinger con la compañía F del botallon de rifleros Las cuatro compañías completas del nuevo batallon las mandaban respectivamente los capitanes Thorpe, Creighton, Prange y Legeay Las de estos dos últimos oficiales estaban enteramente com– pueMas una de alemanes y otra de franceses, y el co– nocimiento que Schlessingel tenía de los idiomas de es– tas compañías, así como de la lengua española y del departamento del Guanacaste, fueron Jos motivos de que se le esc~giese para seNir en aquella empresa a cuyo desempeno estaba a punto de ser enviado Con la lIeg.ada de la compañía de Rudler, la fuerza de Schlesslllger alcanzo a unos doscientos cuarenta hom– bres 1
Walker ordeno a Schlessinger penetrar con esta fuerza en el departamento del Guanocaste Su propo–
s~to era asestar el primer golpe de la guerl a en territo–
riO ocupado por el enemigo y también el de tener un
~u,est? avanzado solido a alguna distancia al sur del I,ranslto, ~ara protegerse contra toda sorpresa en la
1n 7 a americana de viaje al través del Istmo Con igual
~blet~ ocupaban uhas compañías el Castillo y la punta e ~Ipp
2 en la desembocadura del Sarapiquí Era preCIso defender el Tránsito con mayor tenacidad que
tocla~ las demás partes del Estado, no S% porque Jos propiedades allí situados necesitaban de proteccion con–
h Óbl
: 1 en~migo ext~rno que todas las otras de la Re– p Ica/ srno tambien porque de acuerdo con los nue– b?S
arreglos hechos, la fuerza militar de Nicaragua de-la obtener del Tránsito víveles y nuevos soldados Co-
de~;o El peliódico oficial de Walkel, al dar cuenta de la 111. det¡.f e esta fuelza en Santa Rosa, habla de 280 hombres
2. La Trinidad. N. del T
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