This is a SEO version of RC_1966_09_N72. Click here to view full version
« Previous Page Table of Contents Next Page »c16usula
El secretario de la guerra, al enviar su nombramien– to a Walker, le hizo saber que el director deseaba que orgcmizase una fuerza palO opelOr contra el enemigo en el depaltamento Meridional; que al coronel Ramírez se había ordenado reclutar doscientos hombres del país
y presentarse con su tropa al coronel Walker tan pronto como éste estuviera listo para marchar, y que a los fun– cionarios civiles y militares de Chinandega y El Realejo se les había mandado facilitarle todo cuanto pudiera lIecesitar en materia de víveres y medios de transporte para la fuerza puesta a sus ordenes
2
RIVAS, 29 DE JUNIO DE 1855
Tan pronto como recibio los despachos del gobier– no en que se le daba el mando de una fuerza expe– dicionaria para operar contra los legitismas de Rivas, Walket se puso a alístOl la Falange--nombre COI1 que de ahí en adelante fUeron designados los amel icanos– pára ir al Realeio de donde debía salir embarcada en el Vesta, con destino a un punto del departamento Me– ¡idional los bastimentos y pertrechos se mandaron en call etas de bueyes al Realejo y de allí en bongos al bergantín anclado en la Punta Icaco El 23, tres días después de llegar la orden Q Chinandega, la fuerza es– taba a bordo lista para salir RClmirez se había movi– do con lentitud, mostrando pqca inclinacion a la empre– sa, por juzgOlla peligrosa y desacertada Estaba evi– dentemente baio la influencia de lo dicho por MuiíoZ', el cual era bien sabido que desaprobaba la expedicion a Rivas De tanto peso fuá Jo opinion del general en la COllducta de Ramírez, que éste puso poco empeño en reunir los doscientos hombres que el dilectol había dispuesto fOI masen la tropa del país No eran muchos m6s de cien los que se revistaron sobre la cubielta del Vesta cuando éste estuvo listo para hacerse a la vela Entre los oficiales de Ramírez figuraba Mariano Mén–
dez, indio de pura raza que desde sus mocedades ha– bía tomado parte en revueltas y contra revueltas Ade– más de violentas pasiones y apetitos desenfrenados, te– nía un valor y una experiencia que lo hacían a veces útil para los que solían intentar hacer cambios políticos con fines personales; y cuando era necesOl io pelear montaban al vieio cacique en un buen caballo con una recia lanza en .10 mano y se quedaban espelttndo, y con rozan, que llevase a cabo las empl esas más teme–
ratias Totalmente implopio para la vida civil e inca– paz de sometel se a las severas reglas de la disciplina milital, ola un instrumento peligroso)' un omigo que no merecía confianza No quiso servil a las ordenes de Ramí,ez y tan soto obedecía las que personalmen– te le daba Walker A bordo del Vesta su principal dis– traccion era desplegal su manta sobre la cubierta y rodearse de una porcion de solrlados para jugar al monte, su juego favorito Una vez que el dinelo de los ¡ugadorcs había mído en la manta de Mariano, el he– cho de que las cartas le fuesen fQvorables o no impol– taba poco palO la suerte que debían cOl/er los mane.
das Méndez estimaba, y así parecían creerlo tamo bién algunos, que para un soldado era mucha hOnlQ apostar con un coronel ele lanceros, grado que decía tener, y que el modo de pagar cortésmente tan señala– da distincion era perdiendo el dinero Muñoz estaba sin duda contento de la partida de Méndez para leon,
y por su parte el coronel de lanceros se sentía alegre de trocar el aguardiente de Subtiaba por el chocolate de Rivas, sobre todo con la perspectiva de poder escamo-
12
tear algunos zurrones de cacao para vendellos a los in· dios de su vecindario en Lean
No se había olvidado el directol de OIganizol un gobierno civil pOI si la expedicion lograba echar raíces en el departamento Meridional Don Máximo Espino. sa, propietario de una valiOSa harienda de cacao situa– da cerca de Rivas, fué autorizado por el ministro de re– laciones extel ipres, D Francisco Baca, para actuar co– mo prefecto del departamento y también como delega– do para lecaudal las rentas tan necesalias al sosteni– miento del gobierno provisional Espinosa ero un an– ciano de más de setenta años con cara de Don Qui¡ote yesos oías obscuros y sin brillo, lIEmos de melancolía, tan característicos en los de su laza La posion que al parecer le dominaba era el odio que sentía por D Juan Ruiz, uno de los ministros de Estrada, cuyas tienas ca– lindabcm con las suyas; y es lo probable que alguna añeja cuestion de linderos entre D Juan y don Máximo fuese el motivo que determino al segundo a afiliarse a lu causa sostenida por el ejército democrótico Como había vivido todo su vida en la vecindad de Rivas, se penso que Espinosa debía de conocer bien los caminos
y lugares situados en los contornos de esta ciudad Un sobrino suyo que le acompañaba era también conoce– dor del depmtamento Meridional y Jos servicios que presto como guío fueron útiles a la expedicion El Vesta se puso bajo el mando de MOlton, y aun– que éste conocía bien la costa y aprovecho los vientos todo lo posible, Walker no pudo desembmcar hasta cuatro días después de haber salido de la Punta !co– co El 27 de junio por la tarde, hacia la puesta del sol, se baiC1lon los botes para desembarcar lo fuerza en un punto llamado El Gigante, un poro cm iba de 8ri– to y a unas seis leguas al norte de San Juan del SUl
Los botes el an pocos y pequeños, y De Brissot, que pOI su deseo de ponelse en evidencia daba a menudo tras– piés, hizo encallar contra las rocas el bote ballenero que tenía a su cargo, en su pI imer viaie a tierra Era ya casi la medianoche cuando toda la fuerza, como puesta de 55 americanos y 110 naturales del país, fué desembarcada en la costa Al empezar el desembarco la luna brillaba muy clara; pero hacia las once se en– capoto el cielo las nubes fueron haciéndose cada vez más densas y opacas, y antes de hoberse formado la fuerza en orden de malcha empezaron a caer gotas de lluvia, precursoras de un gran aguacero Espinosa y
su sobl ino encontraron la vereda que attaviesa la se– rrania costanel a de Rivas, y cerca de la medianoche, marchando ros americanos adelante, Ramírez y su tropa a retaguardia y en el centro algunos soldados del país encargados de llevar las municiones tapadas con cue– ros, la columna emprendio la marcha tierra adentro los soldados no llevaban más que sus armas, sus man-
This is a SEO version of RC_1966_09_N72. Click here to view full version
« Previous Page Table of Contents Next Page »