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número de hombres en el bergantín Vesta, de San Fran– cisco al Realejo El convenio se hizo por medio de un patron llamado McNair, en quien se penso para que tomara el (TIando del Vesta; pero después de pagado el dinero de la contrata de fletamento a Lamson, riño éste con McNair y tuvo que tomar otro Capitán para su bar– co Todos los pasajeros y provisiones se hallaban a bordo del bergantín hacia el 20 de abril, y cuando se creía que ya éste estaba a punto de aparejar, el sheriff 1 lo embargo en virtud de una demanda presen– tada por un antiguo acreedor del plopietario Lamson Por la noche, después del embargo, hubo algunos indi– cios de que el bergantín se preparaba paro hacerse a la mar y por este motivo envio el sheriff un peloton de ocho o diez hombres armados de revolveres a fin de impedir la fugo Entre los del peloton y los conocidos que tenían entle los pasajeros hubo una especie de ri– ña, más en broma que de veroS, y el nuevo Capitán, perdiendo la cabezo de miedo, salto al muelle por enci– ma de lci baranda, llevándose los papeles del barco Al cabo de algvnos díos dicto el marshall 2 un auto contra el bergantín por el valor de las provisiones, y el cúter del servicio fiscal W. L. Marey se situo a popa del Vesta con orden de no dejarlo apareiar llevándose al delegado del marshall. Para mayor seguridad, el sheriff mando desenvergar las velas y almacenarlas Según parece, el propietario no tenía ningún dinero pa– ra pagar los reclamos presentados contra el barco, y to– dos pensaban que las probabilidades de emprender el vicie eran muy pocas

A pesar de toclo, Walker dio a los pasajeros el con– sejo de quedarse a bordo y todos lo siguieron, excepto unos pocos No tardo Walker en encontrar un Capitán paro el Vesta en lo persona de Mr M D Eyre, el cual pretendía saber algo de navegar El autor del reclamo contra lamson, motivo del embargo, resulto ser oriundo de Stockton y amigo de Crabb, y lo circunstancia de que miraba con buenos ojos el viaje del bergantín, le hizo dar facilidades para levantar el embargo De lamson dependían en realidad los procedimientos enta– blados por los comerciantes que le habían vendido las provisiones, y cuando se le dijo que corría peligro de– teniendo o los pasajeros en San Francisco, convino en que se retirase el reclamo, después de bastantes vacila– ciones; pero los costas del sheriff por motivo del empleo del peloton y otros gastos alcanzaban a más de tres– cientos dolares, y como Wolker ht;tbía gastado cosi su último dolor, se podía creer que esto insignificante su· ma iba o paralizar toda la empresa los costos recla– mados por el sheriff eran muy crecidas, cuando no ile– gales; pero como tenía los velos almacenados, el Vesta parecía estar en su poder Con todo eso, Walker pudo conseguir que el sheriff le diese una orden para que el guardalmacén entregara las velas, y como al sheriff se le d~jo ignorante del retiro del reclamo, éste supuso que

el ~uter detendría al bergantín en el puerto si intentaba

sa"~ ~demás, tenía o bordo un guardián, y como éste

hQb~a Sido miembro de la <;ómara legislativa de Cali– forma, ero de creerse que estaría ojo avizor poro el coso de ocurrir cualquier movimiento sospechoso Poco an– tes del anochecer fue informado el Capitán del cúter de encontrarse yo libre el Vesta de las garras del marshall,

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Cargo semejante al de alguacil mayor Jefe de la Policía. N. del T.

N. del T.

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y por medio de uno de los oficiales del Marey se arreglo que a eso de los diez de la noche viniesen sus marine– ros o bordo del bergantín poro erivergar las velas A la hora señalado llegaron los marineros del gobierno de los Estados Unidos, y los pasajeros hicieron entrar al guardián del sheriff en su camarote, donde permanecio detenido durante varias horas El trabajo de envergar las velos se hizo rápida y silenciosamente; después de la medianoche, en la madi ugada del 4 de mayo de 1855, el vapor Resolute vino a situarse al costado del Vesta y le echo uno amorra, remolcándolo por entre los embarcaciones hasta el canal y luego hasta la mar, po– sando por los cabos El guardián del sheriff fUe trans– bordado 01 Resolute, se soltaron las sirgos y el Vesta se hizo a la mar con gran alegría de sus pasajeros que durante dos semanas habían vivido entre lo esperanza de partir y el temor de ser detenidos

Cuando el bergantín estuvo en alto mar resultaron a bordo cincuenta y ocho pasajeros que iban o los tro– picos en busca de nuevo hogar Entre ellos figuraba Achilles Kewen, que había mandado una compañía el año 1850 en Cárdenos, o las ordenes de Lopez; Timothy Cracker, el cual sirvio al mando de Walker durante toda [a expedicion a lo Bajo California; C C Hornsby, o cu– yos anteriores aventuras en Nicaragua se ha aludido yo; el doctor Alex Jones, que había estado última– mente en la isla de Cocos buscando un tesoro enterra– do: Francis P Anderson, el cual sirvio en California en el regimiento de Nueva York durante la guerra de Méxi– co, y otros cuyos nombres irán apareciendo en el curso de esto narracion La mayor parte eran de carácter enérgico, estaban cansados de la monotonía de lo vida ordinario y dispuestos q emprender uno carrera que pu– diese proporcionarles los encantos de los aventuras o los recompensas de la fama Sus hechos darán la medido de sus capacidades y carácter

El viaje del Vesta fue bastante largo y aburrido. Al atravesar el golfo de Tehuantepec lo azoto una bo– rrasca que puso a la más duro pruebo su maderaje, sobre el cual pesaban veintinueve años Lo proa del viejo bergantín amenazaba abrirse al golpe de las olas que rugían en torno y, haciéndose o veces enormes, le pasaban por encimo y barrían toda la cubierto La tri– pulacion se había sacado de entre los pasaieros, y pa– sada )0 tormenta de Tehuantepec tuvo poco qué hacer hasta Ilegal al golfo de Fonseca Más de cinco sema– nas habían transcurrido ya cuando aparecio espejeando en lontananza el volcán de Cosigüina primero tierra nicaragüense lo falta de viento detuvo 01 bergantín durante algunos horas o lo entrada del golfo; entretanto se despacho un bote 01 puerto de Amapola, situado en la isla del Tigre El Capitán Morton, el mismo ameri– cano que había lIevodo a Jerez al Realejo en moyo de 1854, estaba en Amapolo esperando lo llegado del Vesta con instrucciones de Castellon El Capitán fue alegremente recibido o bordo del bergantín, porque el que lo trajo de San Francisco no conocía nodo de lo costo de Centro América Habiendo subido Morton a bordo, el Vesta siguio su derrotero y en la mañana del 16 de junio fue a echar anclas en el Puerto del Realejo He sido algo minucioso y tal vez pesado 01 narrar los primeros incidentes de lo empresa mediante lo cual se introdujeron americanos, como un elemento, en la sociedad nicOlagüense; porque o menudo se pueden juzgar mejor los acontecimientos viendo claramente s~

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