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bran como librarse del peligro que los rodeaba. Por último Pineda, hablándoles en español, les intimo ren– dicion; y los que se libraron de la muerte quedaron prisioneros

Entretanto se acribillaba a cañonazos la casa ocu– pada por los costarricenses, los soldados guatemaltecos recién venidos, medio borrachos con aguardiente, eran llevados por sus oficiales cerca de las IíneEls america– nas Estos soldados que probablemente no habían pe– leado nunca Y no conocían el peligro de los rifles, se expusieron sin necesidad a una distancia de sesenta o setenta yardas de las posiciones defendidas por Mc Eachin Y McMichael Los que servían d las ordenes de estos dos oficiales dirigieron un fuego mortífero contra los indios tontos e ignorantes que Carrera había envia– do a Nicaragua, y los americanos casi sentían lástima de estos reclutas forzados, al tener que matarlos como si fuesen un rebaño de carneros Como tales los trata– ban sus jefes, y cuando al fin les mandaron retirarse, el suelo estaba sembrado de muertos y heridos. El tercel punto de ataque, el día 11, fué la casa de Santa Ursula Por ese lado Martrnez mandaba a los Aliados; pero no fué más afortunado que Mora al sur-José Joaquín Mora, el nuevo comandante en je– fe--o que Zavala al norte Las tropas que mando Mar–

tínez contra Santa UrsuJa no hicieron una acometida tan intrépida como la de los costarricenses contra la casa situada al sur de la plaza, ni se expusieron tan innecesariamente como los guatemaltecos ante McMi– chaet y McEachin; pero el número de muertos que deja– ron en el campo probaba que Chatfield y los de Santa Ursula no desperdiciaron la ocas ion de debilitar al ene– migo Los Aliados fueron completamente repelidos por todas pOI tes y cuando se retiraron era evidente que se hallaban muy agotados y desmoralizados

Las ba;as de los americanos el ) 1 de abril fueron pocas, igual número que el 23 de marzo, tres mLiertos

y seis heridos Las de los Aliados superaron a las del dtaque anterior Después de la retirada de éstos los americanos enterraron 110 enemigos muertos; los pri– sioneros heridos se mandaron al campo aliado con ban~

dera de parlamento, se retuvieron más de 70 que no lo es~aban.. Además de los muertos encontrados por los nlcaraguenses, se vielon cerca de cien cadáveres al dio siguiente en el campo Cjliado, de modo que los muertos pasaron de 200 El total de las bajas tiene que haber sido de 700 a 800, 1 Y las tropas que ocu– paban d Rivas notaron claramente la debilidad del enemigo durante varios días Además de los prisione– ros tomados por los americanos, se recogieron en el campo 2~~ fusiles, de los cuales muchos Minié y algu– nas municiones Los Minié eran los que habían sido tomados en el vapor La Virgen cuando lo capturo Spen– cer, y las municiones eran también de las' que encon– traron los costal ricenses con dichos fusiles

En la noche del 11 se mando al capitán Hankins a San Juan del Sur cori dos muchachos del país a bus–

~ar la correspondencia traída de Panamá por el Oriza-a Regreso a Rivas por la noche del 14, y como vi–

~o a cabc¡llo:, contribuyo a aumentar las existencias de

J pr~veeduna Las carta& procedentes del río San

c~"n aban la noticia de la llegada de Capers y Mar– de ~uFrench can sus: réspectivas tropas; por s~ lado, las _:::a York confIrmaban, por desgracia, los barrun-

l. Estas bajas alcanzalon en realidad a 320. N. del T.

tos de los amigos de Walker en California, porque da· ban aviso de que Garrison y Margan tenían la inten– cion de parar el servicio de vapores No es necesario indagar las razones que tuvieron estos individuos para portarse así; porque esto implicaría IQ investigacion de transacciones sin interés, cuando no enteramente enfa– dosas. Basta decir que su conducta fué motivada por la debilidad y la timidez En cuanto a su traicion, Wal– ker había creído que permanecerían fieles a lo~ ame– ricanos de Nicaragua mientras así conviniera a sus inte– reses; pero espelaba de parte de ellos más fibra co– mercial y mayor sagacidad que las que mostraron te– ner Su conducta fué tan necia como tímida y puso en peligro su reputacion de hábiles negociantes tanto co– mo los perjudico en su honradez e integridad

Desde el 14 hasta el 23 hubo unas cuantas esca– ramuzas entre patrullQs enemigas y pequeños destaca– mentos de los americanos que solieron a buscar pláta– nos; pero. ninguna fué Seria ni merecedora de especial mencion . Una de ellas ocurrio en la mañana del 23· por la tarde de ese mismo día un parlamentario trai~

a Walkel cartas en que le comunicaban que el teniente Huston de la Sto Mary's estaba en el cuartel general de los Aliados, listo para conducir las mujeres y los niños de Rivas a San Juan del Sur, bajo la bandera de los Estados Unidos. Mora, en carta dirigida a Walker le proponía enviar dos de sus edecanes con el teni~nte

Huston a u.n. punto conveniente entre los dos campos, donde el oflclOl de los Estodos Unidos pudiera encontrar– se con dos edecanes de Walker para lIevarfo a Rivas. De acuerdo con esta proposicion, Hoof y Brady acom– pañaron al muchacho del país portador de las cartas de Mora hasta un lugar situado a medio camino de los dos campos; allí se detuvieron para aguardar al tenien– te Huston Mientras estaban esperando, se les acerca– ron dos desertores y quisieron dirigirles la palabra;. pe· ro Hoof, sacando su pistola, les mando alejarse ame– nazándoles con matarlos. Indignados contra lo~ Alia– dos por haber permitido un insulto tan grande como dejar acercarse desertores a oficiales investidos del ca– rácter de parlamentarios, Hoof y Brady regresaron a Rivas sin aguardar más tiempo la llegada del teniente Huston Sin embargo, poco después entro éste en la ciudad acompañado de un cabo de marinos

Inmediatamente después de haber entrado el te· niente Huston en el campo nicaragüense, se le dijo que prohibiese a su cabo hablar con los soldados de lo que pasaba en San Juan del Sur A pesar de la prohibicion, el marino refirio las historias más exageradas acerca del número de hombres que los Aliados tenían en San Juan y de su fuerza en general El teniente Huston poso en Rivas la noche del 23 y repetidos veces se ma– nifesto sorprendido del aspecto de animacion y con– fianza que presentaba. la plaza. Antes de plJrtir con las mujeres, informo Walker que el comandante Da· vis le había ordenado decirle que todas las comunica– ciones que qlJisiese enviar a Macdonald, agente de los contratistas del Tránsito en San Juan, le serian fielmen· te entregadas a éste. Walker respondio "que no que– ría escribir a Macdonal"; pero añadiendo que el tenien– te Huston podia decir al comandante Davis~omo si fue.se una comunicacion para Macdonql- "e¡ue consi– deraba su posicion inexpugnable con las fuerzas de que di.$ponía el enemigo, mientras le durasen las pro– visiones; que si Lockridge no había llegado a reunirse con él en Rivas al tiempo que se agotaran los almoce-

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