This is a SEO version of RC_1966_09_N72. Click here to view full version
« Previous Page Table of Contents Next Page »Tr6nsito estaban a punto de jugar una mala pasada a los que habían arriesgado mucho para favorecer sus intereses
Al día siguiente de los combates que hubo en San Jorge y en el camino de este lugar a Rivas, los Aliados recibieron refuerzos y trajeron también por el lago uno de los viejos cañones de a 24 que los españoles ha– bían dejado en el país Se situaron en una pequeña eminencia, a unas 1 200 yardas de Rivas, más allá de las Cuatlo Esquinas y contigua a este lugar, y el 22 ele malLO emplaz.aron allí el cañan de a 24 y abrieron sobre la ciudad un fuego irregular y mal dirigido A largos intervalos disparaban sobre la plaza balas de a 24; pero éstas causaban poco daño o ninguno los soldados las recogían y llevaban al arsenal; después las fundio Swingle, devolviéndolas 01 enemigo en for– ma de bolos de a seis Sin embargo, el bombardeo del 22 -si así puede Ilamarse- fué un preliminar del ataque que los Aliados hicielon por la mañana del 23 El lunes 23, al clarear el día, unos cuatrocientos o quinientos enemigos, arrastróndose a la sombra de los cacaotales situados detrás de la casa de Maliaño, lle– garon sin ser descubiertos casi hasta la puerta trasera e hicieron una vigorosa tentativa de penetrar en el hos– pital; pero el doctor Dolman, con unos pocos hombres medio enfermos, les opuso resistencia con tanta resolu– cion y serenidad, que dio tiempo para que el doctor Collohagan, a cuyo cargo estaba el hospital, lo pusie– se en estado de defensa Así fracasaron los esfuerzos de los Aliados para sal prender la casa de Maliaño, habiendo sido rechazados con muchas bajas y mayor bochar no para ellos, por haber atacado con tan mala fortuna y no menos crueldad un edificio ocupado casi exclusivamente por enfermos y heridos
El ataque hecho al hospital formaba parte de un asalto general contra las posiciones americanas Al norte de la ciudad, Cañas, con unos seiscientos o sete– cientos hombres, trato de llegar a las casas que estaban cerca de las trincheras; pero su gente fué rechazada por el fuego mortífero de los rifleros colocados detrás de los defensas de adobes Viendo la inutilidad de los es– fuerzos de la infantería para acercarse a las trincheras, Cañas hizo llevar un cañon de a cuatro, mandado por un italiano, a menos de doscientas yardas de las líneas americanas Esta era una maniobro más atrevida que las que solía realizar el enemigo con su artillería, y la hizo más por error que de proposito El cañon disparo dos o tres veces; pero cuando estuvo al alcance de los rifles Misisipí, los artilleros 'fueron cayendo rápidamen– te y por último abandonaron la pieza El italiano que lo. mo.mlaba iué gro\lemente lIerido y r:.ayo prisionero; Rogers, con alguno de los nicaragüenses, naturales del pais, 1 tomo el cañon y lo traio arrastrando a lo ciudad Cañas tuvo que retirarse dejando en el campo a mu– chos de sus heridos, lo mismo que gran número de muertos
la parte sur de la ciudad fué atacada por Fernan– do Chamorro con unos seiscientos hombres Consiguio apoderarse de algunas casaS deshabitadas, a distancia de una cuadra solamente de la plaza mayor, y se puso a hacer barricadas con la rapidez de costumbre en los lugares que ocupo la Guardia de la Estrella Roja de-
f 1. Por p~i~era vez menciona Walker, y sólo de paso, las uerzhas aUlClhales nicaragüenses que le acompañalon en Ri– vas asta el último dia N. del T.
fendía la parte de la ciudad atacada por Chamarra, y Tucker tuvo que trabajar mucho para repeler los avan– ces del enemigo Hubo un momento en que una com– pañía se apodero de una casa ocupada por la guar. dio; pero fué un error, porque ésta le corto las comuni– caciones con el grueso del cuerpo a que aquélla perte– necía; y al tratar de salir de la casa, le mato varios hombres, hirio a otros e hizo prisioneros a los restan– tes Henningsen tuvo alguna dificultad para sacar a Chamarra con los cañones de seis de las casas que ow–
\30 fem\3rano del día, y después de habedo consegui– do ceso casi por completo el fuego del enemigo los americanos tuvieron pocas bajas el 23; el in– forme dado inmediatamente después del combate con– signa tres muel tos y seis heridos las del enemigo tie– nen que haber llegado a cerca de 600 2 Dejo en el campo de 40 a 50 muertos, y los pozos de las casas ocupadas por Chamarra estaban llenos de cadáveres los heridos tomados por los americanos se mandaron pi hospital y se les atendio lo mismo que a los demás pacientes A los otros prisioneros se les puso a traba– iar en las sepulturas de los muertos del enemigo, la construccion de trincheras y el servicio de policía de la ciudad
Después del combate del 23 los Aliados se adue– ñaron de la casa de D José María Hurtado, edificio grande y hermoso situado a menos de media milla de Rivas, en el camino de Granada El 24 por la mañana una columna enemiga, probablemente de las tropas que estaban en la casa de Hurtado, trato de dar fuego a la de Santa Ursula, ocupada por algunos hombres de la infantería Para esto emplearon combustibles cubier– tos de una materia resinosa y ensartados en una ba– yoneta puesta en la extremidad de una vara larga Acercándose por detrás de la casa, el enemigo metio la bayoneta por entre las tejas del techo hasta las cañas en que éstas descansan y de este modo prendio el fue– go; pero la infantería rechazo a los incendiarios de la casa, matando e hiriendo a varios, y pronto fueron ex– tinguidas las llamas
Por la tarde del 25 empleo Henningsen un medio más seguro y eficaz para dar fuego a las barricadas enemigas, construídas en parte con madera y tallos de plátanos Disparo con uno de los cañones de seis libras unas balas rojas a la obra de modera de las trincheras y el humo que se levanto vino a probar que el tiro ha· bía producido su efecto Habiendo recibido de Califor– nia una cantidad de balas rasas y estando Swingle fun– diendo más, los americanos no solo podían contestar con sus piezas de a seis el fuego de los cañones ene– migos, sino también tener una reserva de balas para un caso de apuro Estas circunstancias hicieron, por su– puesto, que aumentase mucho la eficacia de la artille– ría y le permitio a ésta mantener a los Aliados a con– veniente distancia de las líneas de defensa de Rivas Después del rechazo del 23, el enemigo se propuso evi– dentemente sitiar la ciudad y cortarle los víveres Ade– más de ocupar lo casa de Hurtado, tomo una posicion en el camino de San Juan por la mañana del 26 En una tentativa desafortunada que hicieron contra ella al– gunos de la infantería de los rifleros, muria por desgra– cia el capitán E H C1ark Con sus filas debilitadas por la desercion, mal podían los americanos sacrificar las vidas necesarias para expulsar a los Aliados con ri-
2. Las bajas de los Aliados no pasaron de 200. N. del T
103
This is a SEO version of RC_1966_09_N72. Click here to view full version
« Previous Page Table of Contents Next Page »