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vapores de! océano que hadan el selVICIO entle Nicara· gua y los Estados Unidos, estaban precisamente en igua· les condiciones que los botes del Ncmogcmsef, y que si él reclOlnaba estos botes, debía hacer otro tanto con los Aliados respecto de los vapores Tan imposible el a para Margan y Garrison seguir con su negocio de trans· portar pasajeros entre los puertos del Atlántico y del

Pacífico de los Estados Unidos, sin los barcos que esta– ban en poder de los Aliados, como para el Naga1Ian–

sef aparejar sin sus botes Davis reconocio, al pOlecer, la analogía de los casos y cli¡o que después de su par· tida de Rivas iría a San Jorge para hablal con el gene– ral de los Aliados sobre el asunto

De Rivas se fué Davis a San Jorge; pero si mencio· no los vapores del lago y del lío sería por casualidad y cieltamente sin buen lesultado Plegunto 01 general de los Aliados si los americanos que trabajan en los va– porcitos lo hacían contra su voluntad, pOlque así se ase– guraba conientemente en el país en aquel entonces; pero se dio por satisfecho con la simple afil mocion de que lo hacían voluntariamente Huelga decir que todo el que conozca el cal ácter y la moralidud de los oficia. les hispanoamericanos, sabe que tales afirmaciones se hacen fácilmente y no significan nada en realidad Sin embal go Davis no dio ningún otlO paso para averiguar lo que había respecto de los americanos que estaban en los vapores, y esto, así como otros hecho,s, hicieron ver a Walker que el comandante americano estaba más deseoso de presentarle reclamaciones a él que a los Aliados Por lo tanto, al llegar el teniente de la 5t

Mary's en busca de Jos botes del Narragallset, Walker le dijo que no podía entregarlos, a menos que Davis tratase a las dos pmtes beligerantes del mismo modo y presentara sus demandas a los Aliados con tanta enero gía como a los nicaragüenses

A fines de febrero hubo varios encuentros entre los batidores y pequeñas patrullas enemigas Algunos rifleros iban también a alarmar de noche el campo de los Aliados tirando sobre los piquetes; por su lado, el ene. migo diseminaba pelotones en los p'atanOl~s para ha– cer fuego desde allí sobre las calles de RivQS los bao tidores que estaban al servicio de la proveeduría (en un tiempo eran unos t1einta) tuvieron algunas escaramu. zas con los Aliados cuando salían a buscol víveres pa– ra los americanos, varias COI retas y unos bueyes que se habían enviado a traer maíz con los bCltidores Esta captura se hizo a una milla ton solo de Rivas y en la finca de un oficial del ejército aliado

A la caída de la tarde del 4 de marzo, Caycee fué enviado con unos 40 batidores a San Juan del Sur, po. ra escoltar al coronel Jaquess, a Mrs Dusenbeny, viu. da del maYal a quien hilieron mortalmente en Son Jor–

ge, y otras personas que se dirigíon a los Estados Uni. dos llegaron a San Juan sin haber visto al enemigo; pela el 5, viniendo Caycee de regreso para Rivas, se encontro de soperon con 200 aliados J cuando acababa de pasar por lo casa del Medio Camino y estaba a puno to de dejar el Tránsito El enemigo sorprendio a Cayo cee, matándole cuatro hombres e hiriéndole dos antes de que éste pudiera ponerse fuera del alcance de sus balas Se replego a San Juan, quedándose allí hasta el 7 Entretanto supo Walker por un muchacho del país que una fuerza costarricense había salido de San Jorge

1. Elan en lealidad 150 costarricense al mando dél sar– gento mayor D. Juan Estiada N. del T.

con dileccion al Tlánsito y ordeno C1 Sanders que tUllie· se a los riflelos lisios POlCI mOlchar El muchacho que traio a Walker fa noticia había visto posar a los costa– II ¡censes por la fa Ida del cen o, estando él escondido en los ma101 roles, y los pudo contar cosi uno a uno Diio que sel ían unos 200 y se mando a Sanders que fUera n leunirse con Caycee llevando unos 160 riflelos Por la tarde del 5, yendo hacia el 1ránsito, se encontro Sanders con el enemigo

Cl poco menos de una legua de la hacienda del Jocote Los ¡¡fIel os iban muy desper– digados al Clsom(t( los costan icenses, y los capitanes Conway e Higley estaban desplegando sus compañías

CI cctda leido del camino cuando los ataco el enemigo. los costarricenses avanzolon

I ópida Y resueltamente; los liflelos, por el contrmio, titubeCflcn, y a pesar de fas esfuelzos de sus oficiales comenzaron a ceder Waters estaba (On Srmder s y frcI10 varias ve~es inútilmente de contener el desOJ elen que

I einabcl entl e los amel iconos, no pudiendo hacer que 1: s

1 if!eros hiciesen frente a los cosrCI/ JÍcenses; éstos siguielol1 picando la retagual dio de los Olnericanos hasta Ilegai vI punto en que se biful– ca el camino en dilección de Rivas y de San Jorge El enemigo tomo el que conduce a este último lugar y es indudable que la idea de tenel

COI tadas las comunica· ciones con el grueso de su gente y la necesidad de abrise paso para volvel a donde estaba Cañas, aumen– to el vigol de su ataque y lo hizo pelear con más opa· riencia de valor que de costumbre 2 Sanders tuvo 28 bajas: 20 mueJtos y 8 heridos 3 La gran despropor. cion en que aparecen los muertos se explica por el he· cho de haber delado en el campo de batalla heridos a

quienes remato el enemigo en su avance Higley y Con–

way, excelentes oficiales ambos, figuraban entre los muertos Algunos soldados y oficiales no perecieron du– rante muchas horas, pela la mayor parte regresaron a Rivas 01 siguiente día.

Envalentonado el enemigo por el conflicto con San· eJel s, envio a los platanal es que están al oriente de Rí· vas y cel ca de la plaza una fuel te columna que llego allí a las 10 de Ja noche del 5 Un desertor que venía con ella interpelo al centinela para que no tirase, "por

cuanto eran batidores"; pero la voz muy alterada de aquel individuo delato su plan y fué dada el o/alma Algunos botes de metralla disparados á los platánares dispersOlon la fuelza enemiga situada allí; y aunque las cornetas siguieron tocando asalto, el ánimo de los Alia· dos no purecía estor a la altura de su proposito El fuego que hubo dentro de lo pobladon fué corto y mal dirigido; pela Dulaney, de la artillería, recibio en la garganta una balo de fusil que le causo una herida do– 10lOsa aunque no de peliglO

Por Jo tell de del 7 regreso Caycee a Rivas con los

batidores y 70 hombres de California, a cargo del ca· pitán Stewart A estos recién llegados se les dieron ar– mas de! almacén de la GranadCl, y el vapor en que vi– nieron de California trajo también una cantidad de ar– mas y municiones para el servicio de Nicaragua Con

los soldados de StewOlt se formo un cuerpo llamado la Guardia de la Estrello Roja, que se puso a las ordenes

2 Walker no !Juede disimulal el eSCOZOl que le causa esta del'lOta infligida en campo laso a sus mejOles tlopas (los 1 iflelOs de Sande1s), por el genmal niClllugüense don Fellwrtdo ChaIllOl'lO con tlopas de Nicalagua, El Salvador y

Costa Rica. N del T . 3. Sanders déjó en el campo de batalla 28 muertos, 40 lifles¡ caballos, étc N. del :T.

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