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para Son Jorge, apoyado por los rifleros, con el propo– sito de cañonear a los Aliados. Preparo unas caias de fusiles vacías para constrvir un parapeto rápidamente y sin ser molestado por el enemigo Estando todavía obscuro llego o un lugar situado a unas 600 yardas de las líneas de defensa de los Aliados, y antes de que clarease el día su obra estaba tan adelantada que su gente podía seguir trabaiando en ello sin ser interrum– pida por el fuego de la plaza, Terminado el parapeto, se rompio con los cañones de seis libros un ,fuego rá– pido y muy certero La impresion que causo al enemi– go saltaba a la visto, no obstante haber afectado de– cir éste que las balas le hicieron poco doña 1 Ningún americemo fué herido y lo tropa regleso a Rivas de buen humol por el trabajo hecho a tan poca costa Es– tos frecuentes ataques contra el enemigo tenían por objeto mantenerlo en constante alarmo; por otro porte, además de los muertos y heridos que se le causaban, el desorden que metía en sus filas lo aparicion de los americemos facilitaba siempre algunos deserciones En espero del resultado de los esfuerzos de Lockridge pa– ra abrir el Tránsito, a Walkel le convenía también que sus tropas viesen que no est<':tban enteramente a lo de– fensiva

Ela menester infundir a los americanos confianza en sus· propios fuerzas y hacerles ver lo debilidad del enemigo, paro curar lo espantoso epidemia de la de– sercion- porque la desercion es uno dolencia-que ha– bía empezado a desmoralizar los tropas en Rivas A principios de febrero unos batidores desertaron con un oficial, tomando el comino de Costa Rica y llevándose sus caballos, sillas de montar y armas El parte de la mañana del 6 de febrero registl a veinte deserciones en veinticuatro horas; el del B del mismo mes,. seis En aquellos momentos las deserciones obedecían únicamen– te al miedo y la inquietud; porque la alimel)tacion era excepcionalmente buena, habiéndose recibido gran can· tidad de harina y otras provisiones de Californiél en el mes de enero Además, en aquel entonces los batido– res recorrían en pelotones de diez y doce la mayor par– te de los pueblos del departClmento Meridional, trayen– do cantidades de maíz, tabaco y azúcar para la tro' po El espíritu de deserdon era más común entre los que habían estado en California. La costumbre allí adquirido de andqr errantes hacía que no se sujetasen a las exigencias de la vida militar Por otra parte, los americanos están acostumbrados o discutir los asuntos

p~blicos con entero libertad, y es difícil quitarles el há– brto-sumamente peligroso en un campo militar-de externar sus opiniones sobre los actoes púbiicos y los acontecimientos. Estos discusiones pueden a menudo ser fotales paro la seguridad de un eíércit6. De suer– te que los hábitos de libertad, 01 hacer 01 ciudadano más valeroso, pueden también perjudicar la lealtad q.ue los palabras vedadas hacen flaquear con dema– siada flecuencia Los disparates y las noticias absur– das que se decían y propalaban contribl/yeron más o fomentar .10 desercion en Rivas que todas las promesas del enemigo y todos las privaciones que pudieron pa– decer las tropas Muchos oficiales no eran por res– grClcig más juiciosos que los soldados en' esta materia

~ ,1

.1,· $egú!2 el parte dei general Zavala, Henningsen dispa–

h~ 1

10 canon·~zos ,ccm. eL

siguiente. les~ltado:. mUlieron 1 o .n:

re, 2 lJ1uJ.ere~ y 1 mno del vec~ndarlo dé. San. Jorge; 2

l~lclale~ y ~ S91d~4os' ri"sultaroll hendos. CasI todo el daño

causo una bala qué penetró en la iglesia. N. del T.

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y sus reflexiones desalentadoras tuvieron los efectos más perniciosos Además, cuando son oficiales los que cometen esta clase de faltas contra la disciplina, es muy difícil saber lo que debe hacerse; pOlque el hecho de castigarlas puede agraval los males causados El 6 de febrero la COI beta de guel¡ a de los Esta– dos Unidos Sto Mary's, al mando del comandante Char– le\; Henry Davis, anclo en el puerto de San Juan del Sur; y algunos días después, el 10, el vapor de S M

B Esk, comandante sir Robert McClure, arribo también al mismo puerto Con fecha 11 el cuaderno de bitá– ceira de lo Granada dice:

"A las 9 a m el comandante del barco inglés man– do averiguar a bordo con qué derecho enarbolo una bandera Se le

1 espondio que con el que nos da nues– trp gobierno A las 6 p. m mando de nuevo a ame– nazarme con hacerme preso o echarme a pique si no me presentaba a bordo de su barco con mi despacho, a lo cual me negué Después de hacerme tres visitas y de proferir toda clase de amenazas, el teniente insis– tia en que yo le hiciese una visita amistosa al coman– d';mte; se la hice"

Tan pronto como se tuvo noticia en Rivas de la con– ducta de sir Robert McClure, se le ordeno a Fayssoux no comunicarse con el comandante inglés ni permitir que lo hicieran sus oficia les y marineros, y no dar se por entendido, en ninguna forma, de la presencia del Esk en el puerto Pocas horas después sir Robert llego a Rivas, y cuando se le hizo saber que se informaría de– bidamente al gobiernl. de S M de su l;onducto, lla– mándole la atencion sobre ella, prodigo las satisfaccio– nes, diciendo que su intencion no había sido insultar a

Fayssoux ni a su bandera Después de que dio satis. faccion, se revocO la orden comunicada a Fayssoux En el cuaderno de bitocora de la goleta se lee con fecha

13:

"A las 11 a m el capitán Davis de la corbeta de guerra amel icana nos hizo una visita oficial A las 12

m el capitán McClure me devolvio mi visita amisto–

sa ll ,

El proceder de sir Robert McClure pone de mani– fiesto la manera de conducirse los oficiales de la ma– rina británico respecto de Nicaragua Siempre que se les hiio frente y resistencia desde el principio, depusie– ron su anogancia; pero si solo enconflaban titubeos y concesiones, acentuaban -con mayor fuerza su intromi– sion después de cadq resultado favorable para ellos El

19 zarpo el Esk con rumbo a Puntarenas

Habiendo hecho conocer el comandante Davis su deseo de ir a Rivas para tratar de negocios, se mando una escolta a fin de que lo trajese a la ciudad y el 1B llego al cuartel general Paso la tarde y la noche en Rivas y al conversar con Walker le d'lo constantemente el tratamiento de presidente Durante su permanencia, los oficiales que le acompañaban circularon libremente por el campo y se sorprendieron, al parecer, del aspec– to. de animacion que presentaba El comandante ma– nifesto a Walker que el capitán del Narraganset, barco carbonero fondeado en San Juan, iba a necesitar sus bo– tes, que a la sazon estaban en Rivas, antes de hacerse a la vela Estos botes se habían traído del Tránsito al– gunás semanas antes para usarlos en el lago, pero co– mo ya no eran necesarios, Walker dqo a Davis que no tenía inconveniente en devolverlos al NarrClgClnset. Al propio tiempo le eXRuso que los vapores del lago y del río, pertei'lecientes a lbs propietarios americanos de los

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