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pocas horas todas las calles que iban a desembocar en la plaza de San Jorge, lo mismo que las casas situadas en torno de ella, estaban bien fortificadas Sin em– bargo, el hecho de haber salido secretamente del Obra– ¡e, así como la rapidez con que se construyeron las de– fensas en San Jorge, indicabon que los Aliados no es– taban dispuestos a medirse con los americanos en cam– po abierto, o a librar una batalla decisiva Era eviden– te que querían ser dueños de San Jorge para comuni– carse con Mora por el lago y tenel así mayores fuerzas destinadas a futulas operaciones ofensivas POI \0 tan– to Walker resolvio atacados sin demora

En la mañana del 29 solio Henningsen para San Jorge con el primero y el segundo de riflelos, la infan– tería de Jacquess, algunos batidores, un óbús de doce libras y un cañon de seis El segundo comandante era Sanders Pronto lograron ambos rechazar al enemigo hasta sus trincheras de la plaza; pero debido a una ma– la inteligencia de los ordenes de Henningsen, Sanders, con una porte de los rifleros de Lewis, quedo separado del resto de 10 fuerzo en una posicion situado al norte del pueblo y cerco del camino que conduce al lago De esto se origino el desorden, y como los americanos ha– bían sufrido mucho a causa del fuego del enemigo, se les mando retirarse para gancu tiempo y tomar nuevas disposiciones. Según parece, varios de los oficiales ha– bían bebido demasiado licor durante la mañana y no entendieron bien los ordenes que se les dielon Ade– más, Sanders tenía celos de Henningsen y éste aseguro que aquél confeso después haber hecho todo lo posible poro frustrar e\ ataque conlra 50n Jorge Cielto es que Sanders era de carácter celoso, y aunque nego haber confesado lo referido, no cabe duda de que no le causa– ban mucho disgusto los incidentes que tendían a me– noscabar la confianza que al general en jefe del ejér– cito inspiraban la pericia y capacidad de Henningsen Después de retirar su tropo ton lejos del fuego del enemigo como pudo, Henningsen reconocio con mayor detenimiento los posiciones de los Aliódos, a fin de ha– cer otra tentativa de tomarlas por asalto Temprano de la tarde y antes de que Henningsen estuviese listo paro otacar de nuevo, el enemigo solio con mucha gen– te de las trincheras, haciendo un vigoroso esfuerzo po– ro sacar o los americanos de unos platanares que ocu– paban No había muchos riflelos en estos platanates cuando sobre ellos cayeron los Aliados súbitamente y de manera bastante Inesperetda; pela allí estaba el obús de doce libras y sus botes de metralla causaron mucho doña al enemigo Nada puede sel más eficaz que es– ta armo paro barrel u hostigar 01 enemigo en los pla– tanOTes diseminados en las a~ueras de las poblaciones de Centro América En esa salida del enemigo en San Jorge, el obús hizo las veces de cincuenta rifleros por lo menos ateniéndose a un cálculo moderado

El rechazo del enemigo en los platanares animo a la tropa y yo avanzada la tarde Henningsen hizo un nuevo ataque a las trincheras Lewis iba a tlatar de apoderarse de un punto situado 01 nordeste de la pla–

Z?'. cerco de la iglesia, donde el enemigo tenia sus mu–

n~clones de guerra y boca, en tonto que Jacquess de– bl? penetrar con su infantería por el sur, cerca del ca– mino que conduce a La Virgen Lewis no pudo hacer avanzar a su gente más 0116 de unas ochenta o no– venta yardas de las trincheras; pero la infantería hizo Un esfuerzo valiente, aunque sin buen resultado, para

desempeñar su cometido en el asalto general. Hasta aquel entonces la infantería no había tenido ocas ion de medir los armas con el enemigo y en los demás cuer– pos del ejército solía ser objeto eJe algunos burlas por este motivo De suerte que Jaquess se sentía picado en su amol propio Seguido del mayor Dusenbeny marcho con su gente sobre lo trinchera con más valor que prudencia, y durante varios segundos la infantería aguanto, sin flaquear, el fuego de los Aliados, que era de los más mortíferos Jaquess recibio un bolazo en el lomo y casi 0\ mOlsmo ~iempo Dusenberry cayo mor– talmente hel ido Habiendo perdido así sus jefes, la in– fantería sufrio un revés en un momento crítico y se vio obligada a retilarse dejando varios muertos cerca de las trincheras y llevándose bastantes heridos

Por los informes que le llegaron, Walker supuso que el mal lesultado del ataque contra San Jorge se debía hasta cierto punto a la falta de colaboracion cor– dial de Sanders y otros oficiales con Henningsen Siem– pre hubo cierta prevencion contra éste a causa de su origen y educacion europeos, y es cosa imposible do– minar o borrar prevenciones de esta clase, aun con ayu– da de una disciplina militar de largo tiempo Por con– siguiente fué llamado Henningsen, sin embargo, como Walker tenía poca confianza en la capacidad de Sanders poro un mando independiente, se envio a Waters a San Jorge con instrucciones que ponían realmente a sus or– denes las tropas; pela Waters nó tardo en informar que juzgaba imposible tomar el pueblo con estas fuerzas; pOI lo tanto se ordeno a Sanders regresar a Rivas

Los amel icanos tuvieron el 29 de enero unas ochen– ta belias entre muertos y heridos Fueron motados los capitanes Russell y Wilkinson, entrambos oficiales de mérito; el mayor Dusenberry muria poco después de que lo llevaron a Rivas Jaquess estuvo impedido para ser– vil durante muchas semanas a causa de su herida, y el 1eniente coronel leonard guardo cama durante meses a consecuencia de la jornada de San Jorge. El enemi– go tuvo también muchos bajas, especialmente en los platanares cuando se encontro con el obús; pero era difícil obtener un doto siquiera aproximado a este res– pecto Se cuido de no dejar ver sus heridos, enviándo– los o Ometepe y atlas lugares, diseminándolos para que pareciesen menos Asimismo, cuando alguien pre– guntaha por individuos desaparecidos, en vez de decir que los habían matado, los oficiales respondían que estaban en lugares distantes De manera que los va– pores del lago res,ultaban muy útiles para los Aliados, porque les permitlan tener sus heridos donde no pu– dielan ser vistos, evitando así que sus muchos baias desanimasen a los que se libraban de los rifles ameri· canos

Por la tOlde del 30, Walker salio con el primero y

el segundo de rifleros (unos 250 hombres en total) y un obús de a doce para San Juan del Sur, con el doble objeto de inspiral confianza a los soldados, haciéndo– les ver que los Aliados temían medir sus armas con ellos en campo raso, y de comunicarse con el vapor Orizaba, al que aguardaban en el puerto hacia el 1

Q

de febrero La marcha hasta San Juan se hizo en corto tiempo y alegremente, y en el camino el enemigo no dio seña les de vida Por la noche del ¡

Q de febrero llego el Orizab(l de San Francisco trayendo al capitán Buchanan y unos cuantos hombres más para el servicio de Nicaragua. Como de costumbre, individuos al ser-

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