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no le dejaron trabajar sin ponerle trabas. En la maña–

na del 16 de enero, el capitón Cockburn del navío Cos–

5t1ck de S M B desembarco en Punto' Arenas, pregun– tando pOI el comandante de los hombres armados que ocupaban aquel lugar Al encontrarse con Lockridge; el capitán Cockburn le hi;¡;o saber que tenía ordenes del capitán Erskine, del barco de S. M B Orion y "el ofi– cial más antiguo de los navíos y barcos de S M em– pleados en las costas de Centro América", paro brin– dar proteccion a todos los súbditos británicos que estu– viesen detenidos y a quienes se hiderq prestar servicio milital contllj su voluntad De acuerdo con sus instruc– cipnes, el capitán Cockbul n pidia una lista de todos los que estaban en Punta Arenas y solicito que se les hi– ciese formor en su plesenda, para podedes leer las oro denes del capitón Erskine De manero que se soco la gente a la playa y Cockbuln le levo fa orden del capi– tán ErskinQ, que tel minaba diciendo:

"Si algunos de los individuos de que se trato pi– diesenproteccion como súbditos británicos y sus peti– ciones le pareciesen a usted bien fundadas, hará usted sQber al oficial comandante que a dichos individuos se les debe permitir letirarse del sitio en que se encuen– tlan; y, en coso de que se acced<l a esto, les dará usted un pasaie para Greytown o se los llevará a bordo del barco de su mando, para que en él aguarden mi reso– lucion sobre lo que con ellos ha de hacer~e, conforme lo deseen En caso de que el mencionado oficial se

opusiela a lo que llevo indicado, le comunicará usted: pl,imero, qué a ninguno, quienquiera que sea, de los qye se encuentran balo sus ordenes, se le permitil á sa– lir del lugar én que actualmente está, para ir río arriba o. a cualquier otro ~itio, mientras mi solicitud no' haya Sido resuelta de conformidad; y, segundo, que paro ha– cer respetqr los derechos de los súbditos brit6nicos to– mO/é las medi<:las que parezcan más convenientes" Diez hombres pidieron y recibieron protécdon en

virtud de la orden de Erskine y se los llevaron de Id

pUl1ta en el bote de Cockburn. las insttlJéCiones del go– bierno de S. M deben haber sido realmente figurosas, para que oficiales honorables se vieran por ellas iridu– cidos a I ebai~:lI se hasta el puntó de incito; a (¡(¡uellos

h~mbres a desertol la causa que habran obtazádo vo' luntariamente; porque no contento Cockburri con leer las ordenes de Erskine, informo a toda Id gente de Lock– ddge de los peliglos que' iba a correr atacando las gran– des fuerzas que los costarricenses habían concentrado en el río.

Así fué que la desmoralizocion de la gente de Lockridge empezo desde antes de salir de Punta Are– nas Los americanos-cuando menos los buenos- es– taban por supuesto indignados de la conducta observa. da por los britániros No es propio de la humana con– dicion respetor a los que ejelcen autoridad, cuando és– tos se hon visto humillados por los aC'tos de otros De consiguiente, para Lockridge era indispensable ponerse fuera del alcance de la intromision britónica; porqué no solo perdía hombres a dial io por la manera de proce– der de los ingleses, sino que constantei'nente disminuía In eficiencia de los que quedaban Al fin se acabo de alistar él vdporcito para subir el río y Lóckridge Sé fué

c~n su fuerza a un runto situado variéis millos aguas

~baio de la boca del Sarapiquí ' Por fa mañana del 4 de febrero lfégo de nuevo el

Texas a San JUéln del Norte, procedentiLde Nueva Or.

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leáns y trayendo a bordo a H T. Titus, llamado en Kan– sos el coronel Titus, con unos ciento ochenta hombres Muchos de ellos habían sido compañeros de éste en Kansas y es probable que la mayor parte fuesen de me– jor estofa que su jefe; pela el aire fanfarroo de Tifus había engañado a muchos y el conflicto en que decían tomo porte, le hobía dado cierta notoriedad periodísti– co, haciendo que su namble fuese conocído como el del ¡efe de :'105 pícOlOS de lo frontera" 1 Lockridge. fOlmo con Titus y los suyos un cuerpo aparte, y entre éstos y

los que mandaba Anderson no tordo en surgir un sen– timiento que más se parecía a rivalidad que <;1 emula– cion El capitón Doubleday, que antes hgbía servido en Nicaragua, formaba parte de la tropa de Anderson, osi como val ios otros que estaban en el mismo caso

T oda Id gente de Titus ero entel amente nueva en el país .

. Poco después de ,la llegada de Titus se apodero Lockkridge, mediante una reñida escalamuza, de la puno ta de Cody, alturo situada frente por frente de la boca del Salopiquí, y desde allí emprendia Wheat un caño– neo contra las defensas construídas por los costarricen– ses del otro lado del río San Juan; peio el fuego de los cañones de Wheat no era como ;para impresionar seria– mente al enemigo,; y no fuá sino después de haber ntra– vesádo el coronel Ander'son el lÍo, logrando hostigar el flanco y la retaguardia de los costarritenses con Ilfleros, cuando los amel iconos desalojaron al énemigo del So– rópiquí, apoderándose de sus dos mÓlgenes Los cos– talri¿él'ises dejaron mueltes y hel idos,' dos cofiones,' al– gunas armas, muniC'iones de guena y uniformes milita, res Entre las cosos que se tomaron había algo más

imp6rt~nte aún: unas cartas del general Mora con ,de– talles ~obre el estado de sus tropas, en el San' Juan y

pidi<'ihdo con urgencia el envío· de, refuerzos paro poder sostener sus posiciones en el río.-

. los costal ricenses fueron desQl9iódo$ de I<:i, boca del Sdrapiquí en la mañana del 1,3 defébrero 1 y al si· guienté día Titus y unos 130 hombres, subjer6h ;el curso del río en el vapordto Rescl.1~ parq Cltóc;~r él C9~tilJo, la punta de Hipp quedo CI cargo de Alidelson, y la dis puta que surgio entre éste y Titus soble supremacía vi–

110 a aumentar la desorganizadon y el desorden que vo reinaban en la tropa de Lócklidge. Lds deselciones eran frecuentes y fas fomental;>a, por supuesto, la pro– teccion y ayuda que los ingleses daban a los desertores Las fuertes lluvias hacían desagradable lo vida de cam pamento y arduos sus obligaciones, y había que tIa baiar mucho para proteger a la tropa del mal tiempo Esto dificultaba los movimientos yero menester muchc cuidado para que las municiones estuviesen en estad, de poderlos aprovechar. Había enfermos de fiebre; pe ro si se considera la vida a la intemperie y las fatiga

a que estaba sujeta la tropa, lo salud de ésta no .er,

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Por otra parte, las dificultades con que luchaba los costarricenses no eran pocas Después de apad! larse del San Juan y del lago, Mota se comunico ce los Aliados de Masaya y se emprEindieron mcmiobu que se referirán más tarde con mayores detalles. _ Bo

ta decir por ahoro que pOI a estas maniobras fué pr ciso emplear mucha gente de la que Mora tenía en

1. "Border ruffians"

l. La ~atnición de La Trinidild evacuó el punto J'Ilr noche del 13 de febrero dé 1857. N. del T.

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