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mvcho atraso del vapor La Virgen en el río; pero era fácil imaginar motivos para explicarlo De suerte que el San Carlos se acelco sin desconfion:z:o al fuerte del mismo nombre, con sus pdsoiEHOS, y entro en el río sin haber visto nada sospechoso en tierro; pero una ve:z: que el vapor hubo pasado delante· del fuerte, Spencer, qve se hallaba con una fuerza costarricense en uno de los vapores del río, interpelo al San Carlos intimándole ren– dicion A bordo de éste estaban unos oficiales nicara– güenses que se dirigían a los Estados Unidos; pero en medio de lo con{usion orig'\noda por la sorpresa, Spen– cer subío al San Carlos, apoderándose de él El capi– tán del vapor, un danés intrépido y de sangre fría, pro– puso hacerlo volver 01 lago, pasando bajo los cañones del fuerte, y esto habría sido posible sin correr gran pe– ligro ni perder muchas vidas; pero Harris, el cual esta· ba interesado, junto con su suegro Morgan, en el trán. sito por Nicaragua, acerto o estar a bordo del vapor y

no quiso dar al capitán Ericson el permiso de hacer lo que ya proyectaba Con la rendicion del San Carlos

los costarricenses consiguieron tener el dominio del la– go, pudiendo así comunicarse rápida y fácilmente con los Aliados de Masaya, a lo ve:z: que Walker quedaba pi ivado de toda comunicacion directa con el mqr Caribe Es evidente que el buen éxito de las operaciones de Mora en el río de San Juan se debio a la habilidad y arrojo de Spencer 1 la marcha hasta el' río de San Cortos, con todos sus gastos y todas sus fotigas, habría sido inútil sin el auxilio de la mano atrevida que se apodero de los vapores del río El triunfo de Spencer fué la recompensa de una audacia que en la guerra suple a menudo los planes bien madurados y las com– binaciones sesudas la fortuna que proverbialmente fa– vorece a los hombres valerosos, ayudo por cierto mu– cho a Spencer en sus operaciones Más torde quiso Mo– ra depreciar los servicios que le presto Speneer, y la du– reza de éste poro con los solcrlados obligo al general costarricense a deshacerse de él; pero sería difícil exa· gerar las ventajas que a los Aliados procuraron los ser– vicios del villano y asesino que por qmor al lucro no tu– vo escrúpulos en mancharse las manos con la sangre de sus compatriotas que batallaban por sostener los de– rechos de su ra:z:o contra un enemigo cruel y vengativo Por desgracia para la especie humano, Spencer no fué el único americano que colaboro con los costarricen· ses para despojar a los nicaragüenses naturalizados de los derechos que habían adquirido en Centro América No ha de causar sorpresa la conducta de los patrones inmediatos de Spencer, ya que. el oro es el dios que idolatran y en Efeso habrían perseguido al apostol por enseñar una religion que venía a destruir su comercio

de ídolos, 2 De hombres como éstos solo los necios pueden esperar alguno elevacion para esperar senti– mientos de mayor elevacion y acciones más noples de parte de los que aspiran o gobernar Estados y o dirigir su política Como las operaciones de Spencer cortaron

1 Walker, pOl olgullo de laza '.1 odio a los costarricenses que le asestaron los más rudos golpes que recibió en la gue. na de Nicalagua, atlibuye todo el mélito de la admirable campaña del San Juan al norteamel'icano Spencer; pero si bien es cierto que los consejos y datos suminishados por éste fuelon preciosos, también lo es que sin el valor y abne– gación de las t10pa8 costarricenses no habrian sido posible lealizal las hazaiías que hirieron de muel te a los filibuste– ros, N. del T

2. Spencer obraba por cuenta de Cornelius Vanderbilt.

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el tr6nsito omeri<;ano por Nicaragua, no deja de ser 1m. portante indagar si además de los Moras de Costa Rí–

~a y sus aliados de Centro Américq, hay algunos otros hombres públicos que sean directa o indirectamente res. ponsables de este hecho Esto es espE{cía(mente opor– tvno en vista de que nada menos que el presidente de los Estados Unidos, 3 en un solemne mensaje anual di– ri,giclqal congreso, declaro con la más indecente ine. xactitud que el tr6nsito fué cortado en febrero de 1856 pqr la revocatoria de las concesiones de las Compqñías é\el Canal y Accesoria del Tránsito

Desde el mes de abri I de 1856, el secretario de Es– tado americano Mr Marcy había sido notificado por el gobierno de Costa Rica de que éste meditaba lo captu. ró de los vapores del río y del lago y por consiguiente la destruccion del tránsito En aquel entonces Mr Mar. cy /espondio que este acto no sería mirado con indife. reflcía por los Estados Unidos El lengua¡e del secreta· rio significaba que el gobierno americano consideraría de su deber impedir semejante cosa; y esta actitud era digno de un ministro americano No cobe dudar de que Costd Rica, en guerra con Nicaragua, tenía el dere– cho, no solo de impedir que esta nacion emplease la propiedad de los neutrales para transportar militares y

pertrechos, sino talT'lbién el de tomar esa propiedad y hacer uso de ella, con tanto derecho como Nicaraguo, para el acarreo de sus tropas y del material de guerra

p~(o esto no implicaba para Costa Rica el derecho de confiscar propiedades neutrales empleadas por el ene· mi.go con fines de transporte los barcos neutrales es. tá,n suíetps a ser capturados en el mar por un befige. réihte si éste encuentra a bordo pertrechos de guerra o individuos pertenecientes al enemigo; porque en el mor este acto, de parte de un neutral, es voluntario y no obligado Pero en tierra o en el territorio de un país que está en guerra, en el cual la propiedad de los neu· trales se encuentra enteramente bajo el dominio del so· berano beligerante, el acta involuntario 'del neutral no puede hacerle incurrir en la pérdida de su propiedod De modo que Mr Marey estaba en lo ciei'to al decir viro tualmente a Costa Rica que el hecho de emplear Nica· ragua propiedades americanas no implicaba su Qeco· miso por el enemigo si caían en manos de éste, y muo cho menos podía justificar la arlulacion de un privilegio como el que tenían los propietarios de fas vapores del lago y del río para transitar por el Istmo Cuando Wal·

ker vio la declaracíon hecha por Marcy al ministro de Costa Rica, tuvo la seguridad de que los Aliados no se arriesgarían a interrumpir el tránsito exponiéndose a una ruptura con los Estados Unidos, En vista de tal

decloracion, tampoco es probable que Costa Rico se hu· biese ahevido a cortarlo sin tener antes la certera de qu.e este paso no provocaría actos de guerra de parte de la Repúb.lica americana

, ,Hasta aquí hemos podido ver lo resuelta oposición del secretario de Estado al movimiento americano en Nicaragua; pero tuvo que ceder de mala gana ante la

voluntad del presidente er;t lo relativo a la recepcion del padre Vigil En mayo de 1856 Mr Pierce aspiraba a que el partido democrata le nombrase Stl candidato pa– ra lo reeleccíon; de aquí que pudiera resolverse a se guir una política que le era antipática a su primer mi nistro, Después de la 'convencioo de Cincinnati, ya lE

fué más fácil al secretario manejar al presidente; y ha

3. Su EJ!:celencill James Bllchanan. N. del A.

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