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« Previous Page Table of Contents Next Page »la de~truccion de Granada no ha dejado de provocar censulas en otras partes que no son Centro América
Ha sido denunciada como un acto de vandalismo, inútil en sus consecuenclas poro quien lo ordenó En cUanto o lo justicla de este acto, pocos podrán discutirla; por– que los hal.>itantes de aquello ciudad debían vidas y haciendas a los americanos que estaban al servicio de NicOlagua, y sin embargo se unieron a los enemigos que batallaban por expulsor de Centro América a sus plotectoles Sirvieron o los enemigos de Nicaragua del modo más criminal, espiando o los americanos que de– fendieron sus intereses e informando de todos sus mo– vimientos a los Aliados Conforme a los leyes de la guerra la ciudad había perdido el derecho de existir, y
la conveniencia de destruirla era fan evidente como lo justicia de la medida Esta destruccion envalentono o los leoneses, amigos de los americanos, o lo vez que fué paro los legitimistas un golpe del que no se han repuesto nunca El cariño de los antiguos chomorris– tas por Granada ero grande y peculiar Amaban a su principal ciudod como a una mujer; 01 cabo de los años todavía asoman las lágrimas a sus oios cuando hablan de la pérdida de su querida Granada. Y razon
tenían de sentir tanto cariño por la ciudad, porque ésta les suministraba los recursos que les permitían morite– nerse en el poder y dominar las pasiones exaltadas, como decían ef(os, de los democratas leoneses Lo des– truccion de Granado fué por lo tanto un gran paso ha– cia lo destruccion del partido legitimista, y así consi– guieron los americanos de Nicaragua poner fuero ele combaté a su enemigo más acérrimo y tenaz
Al zarpar el vapor se salto un fuerte viento del es– te, obligándolo o ponerse o cubierto de lo isla de Omé– tepe y o permanecer durante varias horas a sotavento del hermoso volcán que broto, por decirlo así, de las aguas del lago Cuando se colmo el viento; el vapor
La Virgen puso la proa o San Jorge y pronto estuvo en tierra todo lo que llevaba a bordo Las fuerzas enemigas que se hallaban en Rivas, al saber que Hen– ningsen había sido rescatado y temerosos de la artille– río que ya estaba a lo disposícion de los americanos, evacuaron furtivamente la plazo y fueron o reunirse de prisa con Belloso en Masaya Por la monona del 16
los americanos se encontraban de nuevo en poses ion de Rivas.
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OPERACIONES EN EL SAN JUAN
Gran parte de los tipos y materiales de imprenta y el papel pertenecientes o \0 oficina de El Nicaragüense
fueron destruídos o se perdieron en la retirado de Gro– nado Por este motivo y pocos días después de ha– berse trasladado el cuartel general del ejército a Rivas, Rogels, subsecretario de hacienda, se fué a San Juan del NOlte con el objeto de. comprar los materiales ne– cesal ios pOlo lo publicacion del periódico que había si– do suspendida Unos oficiales en goce de licencio ba-· jaron el río en el mismo vapor que Roger» Lockridge, que había desplegado actividad consiguiendo emigrantes para Nicaragua, iba también a bordo de camino poro Nuevo Orleáns Parecía muy deseoso de servir la cau–
sa de los americanos de Nicaragua, y como no había en el ejército ningún puesto a proposito para él, 'se le envio a los Estados Unidos con la esperanza de que fuese útil allá Emilio Thomas y su hermano Carlos fueron igualmente a Son Juan del NOlte en aquello oca· sien
Cuando estos pasajeros navegaban' río abajo, Vie· ron unas balsos sospechosas que venían flotando por lo boca del San Carlos, y Emilio Thomas, hombre cui– dadoso y discreto, conocedor del país' y de sus habitan– tes, aconsejo 'averiguar 16 que significaba aquer hecho extraño Algunos han querido echar o Rogers toda lo culpa de que se dejara de segUir el consejo' de Thomas, y no faltaron personas que atribuyeran! la negligencia a un proposito deliberado; peto cualesquiera que ha–
yan sido los pecados anteriores de Rogers, es' preciso reconocer que sirvio la causa de Nicaragua con una rec– titud de miras y uno oetuacion ton honrada, que de– bieron haber avergonzado a los que hablaron mal de él y aquella vez iban o bordo del vapor oficiales obli– gados por su profesion a averiguar lo que significaban las balsas, siendo así que esto no tenía que ver con el
cargo servido por Rogers, ni con las ordenes que lleva– ba La responsabilidad de no haber hecho caso de las balsas debe recaer sobre otros y no sobre el subsecreta– rio de haciendo
No hacía mucho tiempo que el vapor había pasa– do por la boca del San Carlos cuando se vio claramen– te lo que significaban las balsas El 23 de diciembre, 1
mientras estaba comiendo la compañía estacionada en la desembocadura del Sarapiquí, 2 fué sorprendido por uno columna de unos 120 costarricenses 01 mando de un individuo. llamado Spencer 2 Cuando Thompson, comandante del Sarapiquí, fué atacado por Spencer, no
tenía centinelas puestos y las armas de los soldad6s es" taban o corto distancia del lugar en que éstos cdmían Spencer llego a retagualdia del campamento dniericano y hr;¡biendo hecho que un soldado subiese o Gri "árbol, pudo enterarse con certeza del estado del campó dé
Thompson La sorpresa fuá completo y la mayor parte de los americanos quedaron muertos o heridos Thomp-
!!i on cayo prisionero; su conducta y su valor han sido 'encomiados por los costarricenses y éstos le pusteran en libertad poco después de haberlo llevado o San Juan del Norte Bien hocen los costarricenses en elogiar a Thompson, yo que por haber descuidado éste criminal' mente sUs dl;l\:leres, pudieron ellos apoderarse del puesto de lo boca del Sarapiquí, asegurando así el buen éxito de sus operaciones posteriores. . Spencer había marchado con sus costarricenses has· ta un punto situado en el río de San CClrlos, c.ilgunos millas aguas arriba de su desembotadura, y desde allí
1. Debiera decir el 22 de diciembre. N. del T. 2 En el lugal llamado La Trinidad. N. del T 3 Esta expedición la mandaban el cOlonel D. Pedro Ba· l iIlier y el sargento maYal don Máximo Blanco Spencel ser– vía de consejero por el conocimiento que tenía del manejo de los vapores. N. del T. . '. '. ,
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