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y aquel cobardon no se avergonzoba de vivir y; de con~

tar el cuento

Al acercarse el vapor a la isla, se vio uno de los lanchones, de hIerro empleados por la Compañía del Tránsito para el embarque y desembarque de le¡ carga

y de los pasajeros, que iba al garete en el lago, sin ve– las ni timon, lIeho de una muchedumbre de hombres, muieres y niños con la más variada indumentaria y en los más" diversos estados de ánimo Ero uli donsuelo ver que no todos habían perecido en la isla; pero el desamparo en que aparecían los pasaieros de la lan– cha era para dar compasion y lástima Entre éstos, dos o tres señoras que se habían criado con mimo, sopor– taban sus' penalidades y sufrimientos con mayor pa– ciencia que los hombres m6s robustos; en cambio algu– nas mujeres <.on aspecto de marimachos, tan! pronto como se vieron seguros a bordo del vapor soltaron la sin hueso, dondo libre curso a sus sentimientos por lar– go tiempo contenidos No tardo el vapor en anclar cerca del pueblo donde estabo acantonado Fry y éste informo inmediatamente que los indios, habían ~tacado

a los americanos úriicamente para tener ocas ion de sa– quear los baúles, desapareciendo poco antes del ama· necer, Algunos hombres capaces de empuñar Ilas ar– mas y hasta varios oficiales se habían cubierto' de in– famia abandonando a las muieres y los niños, así como a los enfermos y heridos, a la primera voz «;le (llarma Dos o tres de estos hombres -solo pOI cortesíd se les puede llamar así-huyeron a tierra firme antes de que saliesen de la Virgen los pasajeros, del Orizab9' y así fué como llego a los Estados Unidos la noticia pe que todos los que estabón en Ometepe habían sido; sacrifi– cados por los indios

De Id isla fué Walker o Glonada, donde solo sé detuvo el tiempo necesorio paro ver que Henningsen había llegado a Id$ chozas situadas a medio !camino entre la iglesia de. Guadolupe y el lago. Regresando luego a, la Virgen, se puso él orgélnizar los reClutas traí. dos de California por el Orir:aba. la gente de JoeqlJess se animo con la r1égadá, de éstos, y poco después el grueso de ¡as tropas clcantonddoi;, en la Virgen; estuvo listo pora morehar 6 Scm Jorge; Por, la farde d~1 3 de diciembre los americonos ocuparon él Son Jorge iin opa– sidon de Cañas que se hallaba en Rivas con 70<) u 800 hombres. los enfermos, los olmacenes dél éi~rdto y

los haberes del gobierno se llevaron en los vapores del raga, desde la Virgen a San Jorge, y el buen bire de este pu~blo. así como los mejores alojamientos y la meior a/imentacion, hicieron que disminuyese Jo lista de enfermos y aumentara fa fuerza material de' las di– versas compañías

Cuando casi todas las tropas americanas del de– partamento Meridional se hubieron concentrado .en San Jorge, se trajo allí el hospital de la isla de Ometepe junto con las mujeres y los niños Numerosas mujeres del país y sus familias habían seguido el ejército al re– tirarse de Granada, y a muchas de estas gentes les da· ban alojamientos y raciones los oficiales nicaragüenses encargados de hacer este servicio los baúles y cofres de la mayor parte habían pasodo por el saqueo que los indios hicieron en la isla; pero el aire delicioso del mes de diciembre ístmico hacía que las pérdidas fuesen menos dolorosos de lo que puede suponerse

Entretelnto arribo a San Juan del Norte el vapor de Nueva Olleans eón cercCi de 250 pasajeros para Nico-

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ragua Por la tarde del 6 llegaron éstos a La Virgen y en la mañana del 7 a San Jorge Estaban principal– mente bajo la dil eccion de lockridge, el cual habra ido a los Estados Unidos en el ver<lnO anterior para fomen– tar la emigracion a Centro América Una pequeña compañía de esa gente, a las oldenes del capitán G W Crawford, fué destinada a los batidoles; con el resto se olganizo un nuevo cuerpo llamado el segundo de ri· fiel os (el antiguo segundo de rifleros había sido disuel– to), que se puso a las ordenes del mayor W P lewis La mayor parte de los que formaban la compañía de Crawford tenían sillas de montar y revolveres traídos por ellos de los Estados Unidos; se les doto del rifle co– múnmente llamado Misisipí La gente de Lewis fué CH–

moda con fusiles Minié

lockridge trajo a San Jorge unos 235 hombres, que unidos a los de Califa, nia hicieton ascender el número de reclutas a más de 300 la mayol parte de tos de Ca– lifornia fueron distribuidos en dos compañías que man· daban respectivamente los capitanes Farrell y Wilson A Farrell se le 01 cieno unirse a Waters para servir con los batidores; Wilson fué incorp0lado a la nueva tropa de lewis Estos reclutas mostraban ánimo y todos ellos estaban ansiosos de ver una pelea No tuvieron que aguardar mucho para entlar en actividad Se le ordeno a Sanders que tomara la compañía de Higley, la más numerosa de la fuerza de lewis, y se fuese a Granada con el obleto de cerciorarse de éuál era la posicion de Henningsen Suponíase que ésta había podido Hegar hasta el lago; en tal caso l<.ostaba la compañía de Hi– gley para ayudarle a embarcarse Pero Sanders regre– so con la noticia de que Henningsen no parecía haber avanzado de la posicion que ocupaba el 2 entre la igle– sia de Guadalupe y la playa, y había la certeza de que le era enteramente imposible comunicarse con el lago Por vía de Nandaime llegaron también rumores, propa– lados por gentes del país, de que los americanos esta– ban sufriendo de la peste y de hambre en la iglesia de Guadalupe .

Así fué que el 11 se mqndo a las éompañías de

Higley y Wilson unirse a, Waters, y tón estas compañíos

y las de batidores de Leslie, Farrell y Crawford se for– mo un cuerpo de 160 hombres Pronto puso Waters su gente a bordo del vapor l~ Virgen y el ~eneral en jefe acompaño la fuerza Además de los batidores y de las dos compoñías de rifleros, varios voluntarios pi– dieron permiso para ir con Waters. lockridge parecía muy deseoso de pelear, y aunque no se le dio ningún grado definido, por el momento hacía de segundo co– mandante de los batidores Temprano de la mañana del 12 anclo el vapor en Granada, fuera de alcance de los cañones enemigos, y se dieron a los oficiales instruc– ciones de mantener la tropa oculta en la parte baja del buque Durante el día se observaron las posiciones del enemigo hasta donde fué posible y el afán que tenía és– te de impedir un desembarco lo manifesto haciendo Cllar– de de numerosos soldados en la playa. Estos eíec~­

taban marchas y contramarchas y eran evidentes los esfuerzos que se hacían para formarlos de modo que pareCiesen mós numerosos de lo que realmente eran.

Entre las ocho y las nueve de la noche el vapor, con todas sus luces apagadas, se fuá por el lago al mismo punto en que desembarcaron los democlOtas en la noche del 12 de octubre de 1855 Este lugar estaba situado d más de una legua del fuerte y del muelle de

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