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hacía ningún movimiento hubo necesidad de enviar q los americanos al ataque de unos ingenios de añil si· tuados a lél derecha de éstos, a fin de que no continua– sen en la situacion en que lbs habían puesto los Alia– dos. Las provisiones estaban casi agotadas y los sol· -::lodos habían empezado ya a discutir entre ellos sobre la necesidad dé abrirse paso por entre las líneas ene– migas, cuando en la mciñana del 12 opa recio de nuevo el vapor La Virgen cerca del puerto.

En tanto que las numerosas tropas, constantemen· te reforzadas, traídas por los Aliados contra Henningsen estorbaban del modo que se ha visto \a retirara de Gra– nada, las fuerzas del departamento Meridional no esta· ban listas para socorrer a sus compañeros sitiados Wal· ker permanecía casi todo el tiempo en el lago, obser· vando el avance de Henningsen y tratando de averi– gUal qué posicion ocupaba éste; y cuando de tiempo en tiempo volvía a Lq Virgen, el general encontraba a su gente nerviosa y con temor de ser atacada por Cañas y Jerez que estaban en Rivas Jdquess, jefe de las fuer· , zas de La Vil gen, sabía l'nas de táctica que de otros ra– mos del arte militar, de mayor importancia en la guerra irregular; dejaba que circulasen en su campamento las noticias más alarmantes sobre las fuerzas y los recursos de que disponía el enemigo Su tropa estaba extenua– da por las excesivas guardias y había perdido el ánimo a causa del f¡jstado de zozobra y desvelo constantes en qUe la mantenía

En el campamento de la i~la de Ometepe, adonde fué provisionalmente trasladado el hospital mayor del ejército, no \)óbía menos malestar que en la infantería de La Virgen. Fry contaba con urios sesenta hombres aptos para el servicio y varios buenos oficiales. El ene– migo, cualquiElra q\Je fuese su número, no podía llegar a la isla, aun (;uando hubiert;1 podido distraer fuerzas de las posiciones que oClipqba, pero corrían constante·

me~te JiJmores. de que pasapan la,nehones de San Jorge a Oméfepe ton arm05 PQra 10$ indios ~e la porte orien– tal de .Ia is/c¡. Bien ~abía Walkef ~ue ~rdn potas los indio$., .de ;,OmetepEl qUe. PQdía!1 empl~arse contra los amedcanos, aunqu~ .10$ ALia90.S hu~ieran ~sfado en con· diCiones ,de pro,veerlós á tod.bs de armas, y por esto corifiapo en la iMposíbiliq(ld de un ataque serio contra el pueblecito donde se había puesto el hospital Por ,1,0 mañana del ;2 de diciembre el general en ¡e– fe fué a bordo del vapor del lago para irse a Granada Momentos antes de aparejar, un correo procedente de San Juan anuncio la llegada del Orizaba con 80 hom· bres para Nicaragua, Cuando se estaba levando el an– cla, una <;a!1oíta tripulada por tres hombres, que venía en direccion de Ometepe, se acerc~ al vapor. Los de la canoa subieron a bordo e ínformaron que los ameri– canos de la isld habían sido atacados la noche anterior por una numerosa partidq de indios Cada uno de los tres refería el cuento a su modo; pero como habían pa– sado la noche·o la intemperie y temblaban a causa del aire húmedo y desapacible, era más caritativo atribuir la confusion de su relato al frío que al miedo. En el instante se dio al vapor la orden de salir pára la isla y el general en jefe se llevo ól más inteligente de los tres fugitivos para la cámara. Habiéndole hecho tomar medio vaso de whiskey, trato de hacerle decir la verdad de 10 que estaba pasando en Ometepe Cuanto pudo sacarle fué que todo. bicho viviente, enfermos y heridos, mujeres y ni[ió¡;, habían sido prob¡:¡blemel'1te asesinados.

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desarrollo de las enferMedadeS', agravándolo la exposi– cion al relente y a la lluvia. El campo se mantenía con

carne de mula y de caballo y pequeñas raciones de ha– rina y de café; pero esta alimentacion bastante sana influía poco en el mal Muchos de los Aliados morían también del colera y de fieble, y sin embargo dispo– nían dé alimentos de excelente calidad y muy varia– dos Uno de los oficiales enemigos que murieron del colera fué el jefe de las fuerzas gllatemaltecas, gene– ral M Paredes. Por su fallecimiento recayo en Zavala el mando del contingente de Guatemala.

De todos los enemigos que rodeaban a los ameri– éanos, el más temible era el colera Por consiguiente importaba apresurar el traslado de los enfermos y heri· dos a la posicion atrincherada de la porte baja y des– pués de que éstos se sacaron de la iglesía de Guada– lupe disminuyenron las enfermedades y desaparecio el

colera casi por completo Quedaron en la iglesia unos

75 hombres; pero esta guarnicion fuá reducida poco a poco a treinta rifleros mandados por el teniente Sump– ter Williamson, quien pOI su valor indomito y su carác· ter jovial era capaz de sostener la posicion; aun con solo la pequeña fuerza de que disponía contra' toda ten· tativa del enemigo, y en la mano de Henningsen esta– ba siempre reforzarlo con facilidad en toda emergencia Pero el calera no se despidio antes de llevarse al– gunos de las personas más útiles del campo america– no Una de ellas fué Mrs Bingham, mujer del actor Edward Bingham En los peores dios de la peste en la· iglesil.l de Guadalupe, sé dedico constantemente a cui· dar a los enfermos, y su bondad y atenciones inagota– bles salvaron probablemente el muchos de la epidemia;' pero al fin fué atacada ella también y el mal se la lle– vo en pocos horas

DespuéS" de haber trasladado la mayor parte de su fuerza a la posícion ocurada por Henry, HElnningsefl se empeño en abrirse pdso hastq el./ago, mantElniendo ex–

peditas sus comunicaciones con Wílliamson ,Elh la i9le' 'sia. Durante varios dtos estuvo el ~n~migo; batallando constantemente para Cortar estas comunic:dCiones¡ ,peró , , tóddS' 'sus tentativas ·fracasaron; y mientraS los ameri· conos mantenían su posicion, los ófiCiólef de ~rtillería,

ib~n aumentando la exiStencia de munid~nes. El ma-: yor Rawle, uno de los primeroS cincuentct {y ochó, esta· ba dotado de una laboriosidad incansable, y el Mayor Swingle ela hombl e de mucha expedicion"'y muy ínge– nioso pOlo todas las cosas mecánicas. Fabricaron ba-.

las de cañon rellenando con pedacitos de hierro UIl mol·· d.e hecho en la arena con una bala de seis libras y va– Ciando después plomo derretido sobre los pedazos de hierro para hacerlos de Una pieza. De este modo se aumento mucho la potencia de la artillería y el general

~udo contar con elfa para abrirse paso por entre fas filas enemigas, si tal cosa llegaba a ser necesaria o conveniente

, El 8 escribio Zavala otl a carta a Henningsen suplí. candole que se rindiese y diciéndole que no podía espe– h ar ningún auxilio de Walker, por cuanto los vapores abían llegado a San Juan del Sur y San Juan del Nor–

t~ sin ~~aer pasajeros para NicaragUa; pero el general

nl~Qraguense no sé digno dar respuesta alguna por es– ,Tito al oficial guatemalteco Se contento con mandar– e a decir que soro parlamentaría "por boca de cañon". La tropa empezaba a desanimarse viendo aparecer con

frecu~ncia los Vapores en el lago, sin que desémbarca.. se nmguna fuerza dé socorro; y eor'nóel enemigo no

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