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« Previous Page Table of Contents Next Page »nos abandonaron fa plazo; al emplender la retirada encendieron con un fosforo un reguelo de polvora que iba hasta la mina colocoda debajo de la iglesin El fuego llego Cl la polvora, volando al aire la torre en el momento preciso en que la muchedumbre enemiga, de– masiado impaciente, penetlaba en la plaza por cuya poses ion había luchado tanto
La ciudad estaba ya casi enteramente destruída y después de leunir toda su, fuerza, Henningsen iresolvio hacer una nueva tentativa contra la iglesia de Guada– lupe Ya podía contar con sesenta hombres aptos pa– ra dar el asalto, y el feliz éxito de tos operaciones an– teriores había levantado el ánimo de su gente. Ade– más de tos sesenta rifleros disponibles para el ataque, había 34 artilleros que manejaban los tres ca~ones de a seis, y después de dispOlar rápidamente siete tilOS cada pieza contra la iglesia de Guadalupe, los riflelos se lanzaron al asalto; pela el enemigo la desocupo an– tes de /legar a ella los amel iconos; así fué tomado, sin perder un solo hombre, el punto más importante que había entre la plaza mayor y el lago Inmediatamente se llevaron a la iglesia de Guadalupe los heridos, las municiones, los almacenes y la artillería, y Se le 01 de– no al mayor Henry que fuese con veintisiete hombres a tomar posesion de dos chozas situadas en 10 parte bala del teTleno comprendido entre la iglesia y el lago Henry cumplio en el acto la 01 den, no. tOl dando en informar que según Jos apariencias el enemigo lo atacaría pronto Hizo saber también que había aban–
donado una de las chozas, añadiendo que le ~ra posi– ble sostenerse en la otra durante la noche He~ningsen
fa insto mucho para que se mantuviese en la choza tanto tiempo como pudiera, ofreciéndole reforzarlo; pe– ro como aun no habia cesado \a confusion causada por el traslado a la iglesia de Guadalupe, solo diez rifleros y el coronel Schwartz con su obús se pudieron enviar en auxilio de Henry. Poco despvés del anochecer, el enemigo,al amparo de los tupidos platanares y de los
mangos, se fué deslizando hado la choza con lo espe–
ranza de sorprender a los americanos; pero un ojo avi– zor vigilaba sus movimientos, y H~mry descubrio con el disparo de algunos tiros de rifle la posicion que aquél ocupaba así como la fuer:za que traía por las descargas de fusiles con que le contestaron Entonces el obús ronzo su metralla sobre las fifas aliadas, sembrando la muerte y la confusion en la numerosa columna que ata– caba la posiden ocupada por Henry El enemigo fué rechazado y tuvo muchas bajas
Después del rechazo de los Aliados, Henningsen reorganizo su fuerzo encontlánciola más numerosa de lo que pensaba Con cuarenta de los metores soldados
formo una guardia, teniéndola de reserva para los ca· sos de apulo y urgencia A una compañía de qvince hombres se le confió la custodia de las puertas y ven– tanas de la iglesia de Guadalvpe, y veinte fueron esco– gidos para defender (a pared que estaba a retaguOl– dio Para caela uno de los seis cañones que había en la iglesia se destinaron diez hombres y todavía sobra– ron treinta Con éstos se formo una segunda guardia que fué a reforzar a Henry en lo choza situada en la parte baja Se ve, que en aquel momento había 210 combatientes aptos para el servicio
El aumento de fuerza que lepresentaba esta nueva y más eficaz organizadon, no fué el único que recibio Henningsen Repuesta de los efectos de (a crápula en que había estado sumida en la pobtacion :y viendo la
necesidad de hacer un esfuelzo laborioso, la tropa es– taba más anuente a tlObajar Durante la noche del 27 lo hizo con un teson que fué una sorpresa para su jefe,
y 01 amanecer riel 2B había concluído ya un palapeto de aelobes que el general no esperaba ver 1erminado tan plonto El mayor Swingle, con su actividad y su inteligencia, contribuyo mucho a aplesurar el trabajo ele la lIopa, y difícilmente habría podido Henningsen en– contlclr un homble méls apto para eiecutar cualquier 0)–
den que se le diese Pelo la concentracion en la igle– sia de G\!adnlupe, si bien permitio a Hermingsen orga– nizOl su gente de modo de tenella más a mano, pre– sentaba inconvenientes y peliglos El hacinamiento de más de trescientas personas, muchas de las cuales esta– ban enfel mas o heridas, tenía que efectuar el estado sanitario del campo; por otro pOI te, lo expuesto de la pos!cion que ocupaba HelllY, dominada por varios pun– tos en podel del enemigo, hacía imrosibJe mandal allí a los no combatientes, rnicnflos no se atrincherase co– mo era necesalÍo hacetlo
El 28 el enemigo envio crl campo americano, COn bandera de parlamento, a un renegado llamado PI ice, junto con un edecán de Zavala que traía una carta pa– ra el "comandante en ¡efe ele los restos de las fuerzas de Walker" En esta carta se le pedía que por huma– nidad se rindiese con su tropa, ofreciendo dar garan– tías y pasaportes a todos Por su parte Price, al entrar en el campo, insto a los soldados palCl que depusiesen las Olmos por cuanto los rodeaban tres mil <;lliados; pe– ro a Price se le anesto inmediatamente, haciéndole ca– llar, y en el acto se dio una respuesta altiva a la iniu– riosa proposician de los jefes de las fUerzas enemigas. Era evidente que el edecán había sido enviado en ca– lidad ele espía, porque entro sin tener los ojos venda– dos, o sea sin las tormalidades del caso; y Henningsen mostro su desprecio por los jefes aliados, diciendo 01
oficial que podía recorrer su campo y mirar todas sus obras de defensa
Viendo )0 necesidad de emplear medios mós vigo– rosos que las palabras para· e¡(pulsar á los americanos de sus posiciones, el enemigo hizo varios eSfuerzos po· ro recuperar la iglesia de Guadalupe A las tres de la tarde del 28 trato de tomarla por asalto, pero fué recha· zado infligiéndole muchas bajas A las ocho de fa no– che intento sorprender la posician la noche estaba obs– cura y una fuerza numerosa pudo llegar a distancio de ochenta yardas del parapeto, a espaldas de la igle– sia, sin ser descubierta El mayor Swingle, con dos ca– ñones de a seis, ametrallo lápidamente las columnas que se iban acercando, y como ¡os fogonazos de los fu– siles del enemigo delataban su posicion, los efectos de los cañones fueron mortíferos En poco tiempo se recha–
zo de nuevo a los Aliados, sin tener que prodigar los fulminantes de rifle que ya iban escaseando en el cam– po de Henningsen Hubo después varios otros ataques débiles contlO la iglesia; pero claramente se veía que los oficiales aliados no lograban que sus soldados die– sen un asalto
Las trincheros que se estaban construyendo cerca de Jo posicion ocupada por Henry no se encontraban lo bastante adelantados para permitir el traslado de lps enfermos y heridos antes del 19 de diciembre. Entre– tanto el colera y el tifo hicieron su apal icion en la igle– sia de Guadalupe El hacinamiento de gentes, la can' tidad de enfermos y heridos y el aÍle viciado por los cadáveres enemigos en descomposicion favQrecían el
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