Page 105 - RC_1966_09_N72

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la parroquia, a un lado de la boca de la mencionada calle, hasta el cuartel que estaba al otro lado; también se hallaban los americanos protegidos en parte por los edificios que ardían en torno y cerca de la plaza ma– yor

Durante el día 25 Henningsen, a la vez que estu– vo repeliendo los avances que el enemigo trataba cons– tantemente. de hacer, acometio en direccion de Esquipu– las, desalojando a los Aliados de las chozas y casu– chas de la vecindad; por la torde pudo apoderarse de la iglesíq l.as cenizas calientes impidieron al enemi· go ocuparla, pelO éste había aspillerado varias casu– chas vecinas, por lo que durante algún tiempo no dejo que los americanos la tomasen Con todo, después de una segunda carga los Aliados fueron barridos de las trincheras que tenían en los matorrales y de las chozas que ocupaban, quedando así despe¡ado el camino pa– ra el avance de los americanos hacia Guadalupe Hu– bo pocos muertos durante el día y los her idos lo fueron levemente

El 26 se destruyeron las casas situadas en la plaza mayor, excepto la iglesia, el cuartel y una o dos más; per o las operaciones fueron demoradas por el excesi· vo consumo de licor y elO difícil conseguir que se ejecu– tasen los trabajos cuando y como se ordenaba hacerlos El mismo general comandante no pudo mantener reu– nida una fuerza suficiente pOi a que le ayudase en los ataques contra la iglesia de Guadalupe En los esfuer– zos desplegados para tomarla se gasto gran parte de la pequeña existencia que había de balas rasas y de gfcmm!os, si" c.ouso\ ning(Jn daño a las 10,t\fkm:io"es

enemigas; en cambio los americanos sentían bastante desaliento al ver que los Aliados consiguieron desbara– tar las defensas que ellos habían levantado de prisa Cerca del anochecer desistio Henningsen del ataque a ltl iglesia de Guadalupe en que tuvo diez y seis bajas entre muertos y heridos Además de estas bajas, va· rios oficiales fuelon heridos durante el día en diversos puntos, entre ellos el coronel Jones, quien retibio un balazo que lo tuvo de espaldas durante muchas sema· nas PÓr fortuna, después de este' dta fué escasa la existencia de coñac en el campo de los americanos; y como·los soldados aliados encontraron algo del lico( que había quedado en la ciudad, es probable que Be· lioso experimentase alguno dificultad para repártirlo Poco después de haber renunciado al ataque de la iglesia de Guadalupe, oyo Henningsen un fuego vio– lento hacia el norte y luegos largos alaridos, al pare– cer en la misma direccion En aquel entonces se ima– gino que podía ser una fuerza de SOCOrlO desembarcada al ~orte de Granada; pero en realidad era el fuego que haclan y los gritos que daban los Aliados en el ataque contra los del antiguo fuerte, parcialmente destruído pa– ra construir un muelle Este punto lo defendio duran– te . d~s, días el capitán Grier, de la policía, con unos v,er,ntrcrnco hombres de su cuerpo y otros funcionarios Civiles del gobierno Por la torde del 25 no habiendo recibido Walker noticias de Granada des'pués del ata– que, tomo el vapor San Carlos y éste fué a anclar cer– ca del muelle temprano de la mañana del 26 El ge. n¡;:,ral en jefe, al ver ondear la bandera de la estrella ;°1

0 s~bre la iglesia parroquial y el humo de las casas ncendradas que brotaba constantemente en nuevas di– recciones, supuso que no habiendo terminado Henning– hervo destruccion de la ciudad cuando' lo atacaron, se a la quedado en ella, más para dar entero Gumpli-

miento a las ordenes recibidas que por ninguna rozon de necesidad impuesta por los Aliados; pero viendo cuán indispensable ela la posesion del fuerte para man– tener expeditas las comunicaciones de Henningsen con el lago, Walker mando averiguar al muelle como esta– ban sus defensas y cuáles eran sus necesidades Grier le hizo decir que el ánimo de su gente era bueno, que creía poder sostener su posicion y por el momento solo deseaba algunos víveres y municiones Al anochecer se despacho un bote del San Carlos al muelle con lo pe– dido; pero el edecán que fué en el bote informo a su legreso que la gente se estaban descorazonando El cambio se debía a la desercion de un joven venezola– no de apellido Tejada, a quien los amer iconos sacaron de donde estaba con grillos el 13 de octubre de 1855 La idea de que Tejada había informado al enemigo con exactitud de cuántos eran y del estado en que se encontraban, enervaba a aquellos hombres haciéndoles temer un ataque al fuerte Por su qenuedo y la des– treza con que emplearon sus armas habían hecho creer a los Aliados que eran muchos más; pero el desertor, al desvanecer la equivocacion del enemigo, hizo tam– bién que Grier y los suyos perdiesel'l la confianza No bien hubo regresado el edcán al San Carlos, se oyo a bordo del vapor el mismo fuego nutrido, escu– chado por Henningsen en la noche del 26 Los fle· cuentes fogonazos que formaban un círculo de fuego en torno del muelle y el sonido profundo y largo de las descargas de fusileda, tan distinto del estampido breve y agudo de los rifles, indicaban que la mayor parte de

la tarea la es'aba nac:.ie"clo el enemigo; lo~ gri'os PfO–

cedentes de tielra tampoco eran de los que brotan de las robustas gargantas de los americanos cuando éstos retan o triunfan A poco llego al vapor vn hombre a nado diciendo que había huído del muelle y refirio la historia de la captura de éste por los Aliados El deser– tor Tejada no solo había revelado al enemigo el núme– ro de los que estaban con Grier, sino también la ma· nera de llegar al muelle situado a retaguardia de los americanos, por medio de una gran lancha de hierro que había en la playa Al propio tiempo que Grier fué atacado por detros, una gran fueq:a le ácometio de frente; de modo que paralizados pqr este asalto simul– táneo, así como por el número dé. los enemigos, los americanos fueron casi todos muertos, heridos o· hechos prisioneros sin gran lucha La diferente conducta que observaron éstos antes y después de la desercion de Te– jada, es buena prueba del acierto de la sentencia del gran capit¡f¡n, citada tan a menudo: "En la guerra, la relacion entre lo moral y lo físico es de tres a uno" El 27 Henningsen SOc.o sus heridos de la iglesia pa– rroquial y la dificultad que hubo para dar principio a esta 1area pone de manifiesto la faita de inclinacion de su gente a toda faena que no fuese la de pelear Al– gunos de los negros de Jamaica que habían estado tra– bajando en el vapor del lago y que se cogieron por ca– sualidad en la poblacion se utilizaron en los trabajos de fuerza; los presos de la cárcel tampoco resultaron del todo inútiles, Después de S<;lcar a los heridos, se pusieron algunas libras de polvora en mal estado de– bajo de una de las tal res de la iglesia y se dio fuego a todas las casas que quedaban en la plaza mayor Al salir de ésta 105 amel icanos, el enemigo trato de aco– sarlos, pero 10 contuvieron unos pocos rifleros desde las torres de la iglesia hasta que Henningsen estuvo listo para retirarse. Una vez todo preparado, los america-

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