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LA RETIRADA DE GRANADA

La obstinada resistencia que opusieron los Aliados en Masaya se debio principalmente a que habían reci– bido un refuerzo de unos ochocientos guatemaltecos el mismo día del ataque 1 Estos guatemaltecos fueron los que se situaron en los platanares algunas horas después de habel llegado a Masaya, e ignorantes como estaban de los efectos de los rifles americanos mantuvieron su posicion durante más tiempo que lo hubiese hecho cual– quiera otra tropa de los Aliados Sin embargo, en los tres días de pelea los nuevos soldados de Belloso pe/– dieron el brío, y las bajas que tuvo éste fueron tales que se supuso le sería difícil moverse sin ser reforza– do 2 Por esto Walkel creyo posible evacuar a Grana– da sin que lo estorbase el enemigo Pero había re– suelto no solamente abandonar la ciudad, sino des– truirla también, y como para esto hacía falta pericia y entereza, resolvio confiar la tarea a Henningsen El 19 comenza/on los preparativos pOla retirarse de Granada Los enfermos y heridos del hospital se lle– varon a un vapor que debía transportarlos a la isla de Ometepe Para moverse tan rápidamente como era posible, se tomaron los dos vapores del lago, San Car– los y La Virgen. El 20 se presento Walker en La Virgen con d objeto de ver que todo estuviese listo para mar– char a San Jorge o a Rivas después de la destruccion de Granada Suponía que los haberes del gobierno y los almacenes estarían en La Virgen el 21 o el 22 a más tardar; pero el movimiento sé demoro por varios motivos En Granada había una gran cantidad de co– sas dispersas en la poblacicn, pertenecientes a oficiales y soldados, y cada cual deseaba salvar todo lo suyo Además, tan pronto como llego a saberse que la ciu– dad iba a ser destruída comenzo el saqueo, y como ha– bía abundancia de licor, casi todos los que podían pres– tar servicio estabcJn bajo su influencia Para Henning– sen fué imposible refrenar las pasiones de los oficiales y éstos perdieron a su vez toda autoridad sobre sus su~

balternos Sin embargo, el 22 ya había trasladado Fry

CI la isla las mujeres y los niños, lo mismo que los en– fermos y heridos, disponía de una guardia de 60 hom– bres Henningsen puso a bordo del vapor la mayor parte de los pertrechos de artillería y estaba procedien– do a la destruccion de la ciudad A medida que se de–

sarr~lIaba el incendio, la excitacion pi aducida por el es– pectaculo aumentaba la sed de licor y los soldados pen– saban que era una lástima desperdiciar tanto vino bueno

y tanto ~oñac A pesar de las guardias y los centinelos, de las ordenes y de los oficiales, siguio fa borrachera, y el aspecto que presentaba la ciudad era más bien el de una bacanal desenfrenada que el de un campo mili– tar Belloso no tardo en saber, por supuesto, lo que

A

esl!aba pasando en Granada y en la tarde del 24 los lados atacaron la ciudad

Los 1ropas de infan1ería de Markham y Jaquess se encontraban en La Virgen muy desorganizadas Por tocar o su fin lo estacion lluviosa había muchas fiebres

:N ldelE.¡.te lefuerzo constaba en lealidad de 600 homb¡·es.

ro~ 43En estos combates .de Masara los Aliados ~~lo tuvie– del T. muertos' y 82 hendos, segun los partes ofICIales. N

en el campamento y el contraste entre los cuarteles de Granada y los de La Virgen, así como la escasez de le– gumbres para las raciones en este último lugar, abatía el ánimo de los oficiales no menos que el de los sol– dados Algunos hombres excepcionales parecían ale– grarse ante la perspectiva de las dificultades, del peli– gro y de los privaciones; pero eS10s caracteres son ra– ros en todos los tiempos y todos los pueblos. Consti– tuyen por desgracia la excepcion y no lo regla

Paro colmo de moles se recibio de San Juan del Sur, en la mañana del 23, la noticia de que la goleta Granada había salido del puerto para pelear con un bergantín costarricense y de que los vecinos de la ciudad habían estado mirando el combate a la luz de los fo– gonazos de los cañones, hasta que una gran llamarada muy bJillante, acompañada de un ruido muy grande como el de un trueno, les hizo suponer que uno de los dos barcos había volado Durante la noche der 23 lle– garon de tiempo en tiempo correos a La Virgen, anun– ciando que en San Juan existía la creencia general de que Fayssoux había hecho volar la goleta antes de permitir que cayese en poder del enemigo. Esta noti– cia, a la vez que da a conocer la opinion de las gen– tes sobre el resultado inevitable de un combate entre un barco del tamaño del bergantín costarricense y la goletita, indica también lo que pensaban del carácter del comandante de la Granada. La circunstancia de no haber entrado la goleta en el puerto durante la noche vino a confirmar la creencia del vecindario, y en La Virgen eran pocos los que como el general en jefe du– daban de la exactitud de las consecuencias que se de. ducían de la llamarada y la explosion

Sin embalgo, en la mañana der 24 vieron que la goleta venía entlando al puerto, y si bien parecía ha– ber en la cubierta más gente que la que formaba de ordinario su tripulacion, anclo en el lugar de costumbre Poco después corrio la noticia de que el barco enemigo era el que había volado la noche anterior El cuader– no de bitácora de la goleta refiere así la historia, con fecha 23: 1

. "Empieza el día con ligeras brisas del nordeste y

tiempo agradable A las 4 p m. vi una vela cerca del puerto; se levo el ancla, saliendo a su encuentro. A las 5 y 45 el barco que venía izo la bandera de Cos– ta Rica A las 6 estaba o una distancia de 400 Yardas, nos salto una andanada y nos hizo fuego de fusilería A las 8 lo hicimos volar A las 10 habíamos cogido en el mar a su capitán y cuarenta hombres El nom– bre del barco era Once de Abril, capitán Antonio Valle– rriestra; tripulacion 144 soldados y oficiales; cañones 4, del calibre de 9 libras El capitán dice que estaba a punto de rendirse cuando volo el barco Todos se per– dielon y fUeron muertos, excepto los que recogí Tuve un hombre muerto, Jos Elliot; Manthew Pikington fué herido de peligro, Dennis Kane de gravedad y otros

1 Hay aquí IIn el10r de fecha El combate entre el Once de Abril y la Grallada ocurlió el 22 de noviembre de 1856 y

no el 23 N. del T.

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