Page 102 - RC_1966_09_N72

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camino atraviesa por un tajo CI cuyos lados se encuen– tran diseminadas algunas chocltas de cañas en medio de pequeños platanares Los enemigos apostados en estos platanal es diligieron el más mortífero de tos fue– gos contra los rifleros al avanzar éstos; sin embargo, Sanders formo el plan de llegar a la plazuela desple– gando su gente a uno y otro lado del camino; por su parte Henningsen, habiendo llevado el obús hasta cer– ca del enemigo, lanzo sobre él una lluvia de metralla DUlante varios minutos hubo una pelea furiosa; pero al fin fué disminuyendo poco a poco el fuego, y los Alia– dos replegándose al centro de la ciudad, dejando los suburbios en poder de los americanos

Pela no se habla conquistado el terreno sin gran· des pérdidas Los nicaragüenses tenlan más de 56

muertos y más de 40 heridos El teniente Stah\e, esti– mable oficial de artillería, cayo al pie de su cañon, y

el mayor Schwartz fué herido Además de éstos, va– rios de los meiores oficiales de los rifleros recibieron he– ridas graves Las del capitón Ewbanks y del teniente C H West eran dolorosas y de peligro; el coronel Natz– mer fué derribado por uno bala perdida que recibio detrás de la oreia Por otra parte, la proximidad de la noche y lo nerviosa que estaba la tropa, extenuada por la excitacion y las muchas bajas, hizo que se creyese conveniente acampar en el terreno alto abandonado por el enemigo Por consiguiente se dio la orden de descargar las mulas y poner los piquetes para la no– che

Pela en la situací6n en que se encontraba la fuer– za era mucho más fácil dar ordenes que hacerlas cum– plir Por causa de la obscuridad paso algún tiempo antes de poder reunir los heridos cerca del centro del campamento, y a los cirujanos les fué algo difícil hacer las curas sin luz Yendo el genera! en jefe de uno a otro lado para ver que se cumpliesen sus ordenes, en· contra a muchos oficiales en tal estado de abatimien– to y postracion, que no podían imponerse a sus subal– ternos Algunos de ellos habían tomado mucho licor durante la larga marcha, y esto y la excitación produ– cida por el conflicto los había privado enteramente de fuerza moral Tan solo a costa de esfuerzos personales pudo Walker conseguir que se diese alguna seguridad al campamento, y durante toda la guerra de Nicaragua no le fué nunca tan difícil hacer cumplir sus ordenes como aquella noche La voluntad de la tropa parecía hallarse momentáneamente paralizada por el fuego fe·

roz que había soportado

La noche fué larga y fastidiosa; pero al trn rayo el día, y la tropa, algo repuesta por el sueño corto y no inten umpido de que había disfrutado, estaba otra vez lista para entrar en accion El mayor Schwartz:, sirvién– dose del obús y con admirable puntería, disparo algu– nas granadas que fueron el caer sobre las casas situa– das cerca de la plazuela de San Sebastián En segui– da el mayor Caycee avanzo con unos pocos hombres del segundo de rifleros, apoderándose de la plazuela que al parecer acababa de ser abandonada por el enemi– go Pronto estuvieron fas heridos cómodamente insta– lados en la iglesia de San Sebastián, y después de ha– ber tomado la tropa un abundante desayuno estaba animosa como nunca Los zapadores comenzaron otra· bajar cortando por entre las casas a uno y otro lado

de la calle que desemboca en la esquina que está 'a mano derecha de la plaza mayor, viniendo de San Se· bastián Los boquetes abiertos en las casas de adobes durante el ataque del 12 de octubre sirvieren también Con todo, la obra de los zapadores era lenta, y mientras éstos iban avanzando al trente de la fuerza, protegidos por una compañía de rifleros, hubo que de– fender varias veces la plazuela contra los ataques de los Aliados; pero el enemigo, después de varios recha– zos en que tuvo baias, parecio convencerse de que es– taba gastando inútHmente sus fuerzas en estos asaltos contra la retaguardia de los americanos Además, se había avanzado tanto hacia la plaza mayor que resul– tQba inconveniente mantener comunicaciones con San Sebastián, y Walker lanzo todas sus fuerzas disponibles contra el enemigo; para proteger su retaguardia fué quemando las CCtsas que de¡aba atrás Avanzando en esta forma durante los días 16 y 17, los americanos llegaron en la tarde del último a veinticinco o treinta yardas de las casas ocupadas por el enemigo en la pla– za.

El general Henningsen había establecido una bate– ría de morteros en una choza situada cerca del enemi– go; algunas granadas que disparo resultaron muy efi· caces; pero las espoletas eran demasiado cortas, como se hobía notado ya, y las granadas de que disponían los nicaragüenses eran tan pocas que no se justificaba ningún despilfarro a este respecto Esta fué en realidad la razon principal de los pocos resultados que se obtu– "ieron con lo~ morteres y obuses Icuando se empleaban granadas en los últimos) durante toda la campaña Además de las espoletas defectuosas y de la corta can· tielad de granadas, los efectos de tres días de trabaio y de lucha se hacían sentir en el cansancio de la tropa y la casi total imposibilidad de obtener que se hicie– sen' las guardias como se debe No obstante que los Aliados estaban claramente desalentados por el avan– ce de los americanos, habría sido necesario algún tiem–

liO más para sacarlos de fa ciudad, y Walker, inquieto como estaba respecto del Tránsito, resqlvio retirarse a Granada, paso previo al abandono del departamento Oriental

Por consiguiente, cerca de la medianoche del 17 y

después de un descanso de pocas horas que se tomo en la primera noche, los americanos obandonaron si· lenciosamente las casas que ocupaban, saliendo paró Granada en formacíon de marcha En fa obscuridad la fuerza estuvo durante un rato dividida, pero pronto se junto, prosiguiendo su camino en direce¡on del lago Du–

rante los tres días hubo cerca de cien baias-una ter– cera parte de la fuerza total que ataco a Masaya- y la

larga fila de heridos montados a caballo retardaba fór· zosamente la marcha hacia Granada. Pero no obstan· te el agotamiento de la tropa se marcho con regulari– dqd y cohesion El general Henningsen, con un obús, mántuvo la retaguardia bien cubierta y a salvo de toda

molestia que el enemigo hubiese tratado de causarle; pero los Aliados no molestdron a los americanos que

ibán en retirada; estaban probablemente bastante con· tentds de verse libres de ton importunos vecinos por

la mañana del 18, Walker ehtro de nuevo en Granada Y poco después comunico a Hen'ningsen su resolucioh de

abandonar esta plaza.

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