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« Previous Page Table of Contents Next Page »ré la palabra cuando los ataques de dignos adversa– rios me obliguen a ello, o cucmdo se trate de refutar objeciones imprevistas o disipar errores
¿No está en lo acertado, hoy por hoy, lo que digo? ¿Me adelanto a mi tiempo? ¿No son bastante grandes
los sufrimientos de los judíos? Lo veremos
Depende, pues, de los mismos judíos el que este pi oyecto de Estado no sea por ahora más que una no– vela política Si la generación actual es aún indife– rente, ya vendrá otra, superior y mejor Los judíos que lo quieran tendlán su Estado y lo merecerán
I
INTRODUCCION
La incomprensión de problemas económico-políti– cas, observada frecuentemente hasta en personas que están sumergidas en la vida práctica, es verdaderamen– te desconcertante Sólo así se explica que también al– gunos judíos repitan maquinalmente el estribillo de los antisemitas: hocemos "vida parásita" a costa de otros pueblos, y de no encontrar pueblo al cual vivir adhe– ridos, tendríamos que morirnos de hambre Este es uno de los puntos en el que se revela el debilitamiento de nuestra conciencia individual, por motivo de acusa· ciones injustas ¿Qué quiere decir eso de "vivir a costa aiena"? Tal concepción, si no deriva de la vieja limi– tación fisiocrática, se funda en el error pueril de creer que en el movimiento de bienes circulan invariablemen· te las mismas cosas Ahora bien: nosotros no tenemos que despertarnos, como Rip van Winkle, de kln largo sueño para reconocer que el mundo se transforma por la incesante produccion de nuevos bienes En nuestra época, asombrosa por los proglesos ele orden técnico, aun el más pobre de espíritu ve, a ojos cerrados, surgir nuevos bienes en torno suyo El espíritu emprendedor los ha creado
El trabajo realizado sin espíritu de empresa es cosa del estacionario, del pi imitivo; el ejemplo típico es el del agricultor, que está exactamente en el mismo punto en que estaban hace mil años sus remotos antepasados Todo bienestar economico ha sido logrado por el espí– ritu de empresa Uno casi se avergüenza de escribir semejante trivialidad Digo, pues, que aun cuando fué– ramos exclusivamente hombres de empresa -como se afirma, exagerando de una manera necia-, no tendría– mos necesidad de pueblos en quienes "parasitar" No contamos solo con la circulacion de los mismos bie– nes, puesto que producimos nuevos
Tenemos esclavos del trabajo de fuerza inaudita, cuya aparición en el mundo civilizado ha sido una com– petencia mortal para el trabaio manual: son las máqui– nas Se necesitan ciertamente trabajadores para poner en movimiento las máquinas; pero poro e\lo tenemos bastantes hombres, tal vez demasiados Solo quien no conozca la situacion de los judíos en muchos países de la Europa Oriental se atreverá a afirmar que los judíos son ineptos para el trabajo manual o reacios al mismo Pero en este escrito no voy a hacer la apología de los judíos Sería inútil Todo lo razonable, y tam– bién todo lo sentimental, ya ha sido dicho sobre el asunto No basta, sin embargo, encontrar las razones pertinentes para el entendimiento y el alma; la condi– cion preliminar es que los que oyen sean capaces de comprender: de otro modo sería predicar en desierto Pero, una vez que los oyentes hayan llegado a tal altu– ra, la prédica resulta superflua Creo en la ascension de los hombres hacía grados cada vez más altos de ci– vilizacion, pero la considero de una lentitud desespe-
rante Si quisiémmos esperar a que el hombre medio llegara también a abrigar sentimientos humanitarios co– mo los que oblaban en lessíng cuando escribía su Na–
tán el Sabio, transcurriría en ello nuestra vida y la de nuestros hijos, nietos y bisnietos Aquí viene en nues– tra ayuda el espíritu universal por otra vía
Este siglo nos ha traído un magnífico renacimiento con las conquistas de orden técnico Pero este fantás– tico progreso aún no ha sido aplicado en beneficio de la humanidad Las distancias de la superficie terrestre han sido vencidas, y, sin embargo, seguimos atormen– tados con los sufrimientos de la estrechez Rápidamen– te y sin peligro navegamos ahora en gigantescos barcos por mares antes desconocidos Conducimos ferrocarri– les seguros a lo alto de las montañas, a las que en otros tiempos subíamos temerosos a pie Lo que acon– tece en países que no habían sido aún descubiertos cuando Europa recluía a los judíos en ghettos, lo lle– gamos a saber a las pocas horos Por eso mismo \0
miseria en que viven los judíos es un anacronismo, y no porque hubo ya hace cien años una Edad de ilumi– nismo, que en realidad existió solamente para los es– píritus más distinguidos
Creo que la luz eléctrica no ha sido inventada de ninguna manera para que algunos snobs ifuminen sus lujosas habitaciones sino para que nos alumbre en nues– tras reuniones consagradas a la solucion de los proble– mas de la humanidad Uno de éstos, y no ElI menos importante, es el problema judío Resolviéndolo no trabajamos tan solo para nosotros mismos, sino tam– bién en favor de otros muchos míseros y oprimidos El problema judío existe Sería necio negarlo Es un residuo de la Edad Media, del cual los pueblos ci– vifizados, con la mejor voluntad, no saben deshacerse aún Mostraron, ciertamente, su magnanimidad cuan– do nos emanciparon El problema judío existe en to– das partes en que los judíos viven en número aprecia– ble Allá donde no existe, es traído por los judíos in– miglados Nos dirigimos, naturalmente, hacia donde no nos persiguen; nuestra aparicion provoca las perse– cuciones Esto es cierto y seguirá siéndolo en todas partes, hasta en países muy adelantados -como que– da demostrado en Francia-, mientras el problema ju– dío no sea resuelto por medios políticos Los judíos po– bres llevan ahora el antisemitismo a Inglaterra, y lo han llevado ya a América
Creo comprender el antisemitismo, que es un mo– vimiento muy complejo Contemplo este mOvimiento como judío, pero sin odio ni miedo Creo poder dis– cernil cuanto en él hay de burda comedia, de ruin en– vidia profesional, de prejuicio hereditario, de intoleran– cia religiosa, pero también lo que hay de supuesta auto– defensa Considero que la cuestíon judía no es una cuestíon social ni religiosa, aunque ella muestre estos y
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