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« Previous Page Table of Contents Next Page »de cultos y se promueve un notable desarrollo eConó– mico en la parte más poblada a la sazón de la colonia lusitana en América La Compañía de los Indias Oc–
ccident'oles, que realiza su empresa conquistadora con participación de capitales portugueses emigrados a Amsterdom no sólo contiene la dispersión marrana, sino qüe at;ae a numerosos judíos francos El fin del dominio holdndés en el Brasil (654), provoco otra des– bandada general de los judíos portugueses o las colo– nias españolas, aUnque -según parece- los más fie– les o su religión eligen distinto'> lugares de refugio. 34
4. LOS PORTUGUESES EN LAS COLQNIAS ESPAt\iQL.AS'
En lo époea colonial, sobre todo en los siglos XVI
y XVII, los portugueses constituyen uno de los com– ponentes muy importantes de lo población blanca en las posesiones españolas No hay centro urbano ni po– blado estable que no tenga uno buena porción de lusitanos, camino, por más alejado o peligroso que fuese, que no lo frecuenten, ni función eclesiástica o civil que no pretendan algunos de erros ocupar u ocu. pen Su residencia en las colonias españolas, durante la unificación temporaria de ambos reinos ibéricos (I580-164l), tiene cierta justificación legal, ya que
son súbditos de un mismo monarca. Pero la folta de un fundamento legal tampoco es un impedimento in– salval?le poro su arraigo en las posesiones hispanas, porque escasean aquí los elementos activos en las me– nudas tareas económicas Y los portugueses, que difícilmente podían lograr y, por lo general, no preten– díah situaciones oficiales ni concesiones mineras de– pendientes de la metrópoli, se dedicaban a todas las ramos del comercio, a las profesiones liberales -sobre todo a la medicina- y a los ocupaciones artesanales , La costa del Río de la Plata en el alejado sur del continente, desde fines del siglo XVI! ero muy frecuen– tada por los portugueses, no sólo por los que venían
con el propósito de establecerse aquí, sino también por los que se servían de esta región desamparada y de difícil vigilancia como cabeza de puente para el Alto Perú, rico en mineraJes, y para el Bajo Perú, centro administrativo y comercial Similar papel, en el norte de las colonias, lo desempeñaba Curazao, desde 1634, en poder de holandeses
Ya el primer cronista del Río de la Plata, Ulrico Schmidel, aventurero alemán y agente de la famosa cosa bancaria de los Welser, destaco la presencio de IIcristianos ll del Brasil en el territorio que describe 35
Recalcan lo mismo, agregando datos de gran interés histórico, muchos documentos de aquella época y de posteriores 36
En lo que se refiere ql Alto Perú, el cronista de
34 Nueva Amsterdnm. la Nueva York actual. las GUl\yanas holandesas y la. (rl'opi .. Amóterdam Sobre esto véll3e R 45 LAFUENTE MACHAIN, Las porto&'UeAtS en Bu.enos Aires, Buenos Aires, 1931, cap IlI: nOnOLFO
GAnCIA, "01 it¡deus no Brasil colonill:J". en 0« ludeu/J na historia ti", Bra.
In, Rlo d. Jall.lro, 1986; Y ARNOI,.D WIZNITZER, Je,.la 1" eolonlal Bra.
In. Ne'W. Yirk. HIGO. p~(II .. im
36 VIaje al Río d~ )", Plata. Bllenos Aires. 1903. l' 2gr;
36 Cone ROBERTO LEVILLIER, Corre.pond.nda d. la dudad d. Bueno, A.lre. éon tos relt8 de EIPnña. t 11. Buenos Alres. 1918: ROBERTO LEVIl,LIl;)R, A"dl."cla d. marea., t 111, MadrId, 1922; JDSE 'l'ORIBIO
~ED1NA. L. Inquisición en el Río de la PIs t., cíe:; Revfstll del ArcttlV'o e Buenos Airu, bajo la dirección de Manuel Ricardo Trelles, tomos l. n
y llI, Buenol Aires, 1869.1871,
J 37 NICOLAS DE MARTINEZ ARZANZ y VELA, Historia d. la Villa
mperlal de Potoaí, B1J.eno$ Aira, 1943, PllIlm.
Potosí! Nicolás de Martínez Arzanz y Vela, menciona COn frecuencia a habitantes portugueses en el emporio de las r1quezas mineras y de la miseria horrible de los mitayos
37 Es también sabido que el cristiano nuevo Antonio de León Pinelo, codificador de las leyel> de Indias y primer bibliógrafo americano, fue, en los años 1618-1620, alcalde de minas en Oruro y asesor letra– do en Potosí en el período inmediatamente posterior. Su padre, Diego López de Lisboa, y su hermano, Diego León Pinelo, estudiaron en Charcas, entre cuyos cate. dráticos y oidores hubo, probablemente, mós de un judío 3ll
En el Alto Perú, como en todas las regiones de América, la presencia de judíos era tan ampliamente conocida, que, por más que resllltara muy grave una denuncia de esa naturalezo! fue lanzada con harto fre– cuencia Muy mal le sali6 semejante acusación con– tra los habitantes de Cochobambo a Martín del Barco Centenera, autor del famoso poema La Argentina.
Estos, tremendamente ofendidos, movieron cielo y tie– rra poro demostrar la falacia de una acusación tan comprometedora En efecto, por sentencia dictada en 1590, el turbulento outor del poema que dio nom. bre a uno de las repúblícas más prósperas de América, fue privado de su función inquisitorio! y tuvo que pagar
ZOO ducados de multa 39 Otra trifulca estafló, en 1681, en Santa Cruz de la Sierra, entre el arcediano Gabriel Gonzólez de la Torre y el deán Francisco Alva–
rez de Toledo, que se acusaban mutuamente de ser ¡udíos. En la población se formaron bandos y los áni–
mos se caldearon tanto que se produjeron disturbios de alguna gravedad
4(}
Aunque hemos llegado a conocer estos casos gra– cias o un azar científico, si es lícito decir así, y no como resultado de una investigación exhaustiva, no deja de ser sintomático que hasta hoy día tonto Co–
chabamba como Santa Cruz son consideradas, más bien en forma anecdótica, regiones judías, ..
En lo que respecta al Perú, para considerar am– pliamente el aporte judío a su formación nacional, se– rían necesarios varios volúmenes Pero poro nuestra finalidad bosta señalar que una familia marrana de tanta significación intelectual como la de los León Pi– nelo residió en l,ima durante largo tiempo, desempe– ñando funciones públicos de importancia e influyendo en el desarrollo espiritual de todo el vasto virreinato de ese nombre y no sólo de su capital En ésta, en la primera mitad del siglo XVII, todo el comercio estaba amenazado por una quiebra generol, debido a lo ins– tauraciÓn del proceso inquisitorial llamado de la Com–
plicidad grande, que hemos descripto en la primera
edición Se logró salvar la situación, porque incluso los inquisidores tuvieron que tomarla en cuento y pa-
38· Los datos mns importantes eobre l~ Le6n Pineta líguran en MEDr–
NA. La. Imprenta en Lima, t ~. Slmtiago, 1904 y la Biblioteéa Hispanoame– rle'ha, t VI Sontiago. 1902 Tamblén.1 PADRE AN'rONIO LARROUY aportó nlateriares nue\05 en 8U estudio es terina Esperanca. NQu~r. S~ñol'.
del 1l0SBril) de Córdobf\, publicado en la Jlevish. ee1eslástica del ArzobIII1J8do
de Buenos Alre." año IX. 19Q9
89 Vé.... GUSTAVO ADOLFO OTERO. La vida del eolonlaJ'. La Par,
1942, p. '304; 10S$ :t:oR1DlO MEDlJo!A" m.toria del tribunal del Santo
Oficio de la Inq~ii5iclon de Li~a, Santta~o de Chile, 1887. t 1 P 261
40 Conl JOSE VftZQUEZ MACHICADO, Catálogo d",erlplivó dol mate– rial de.t Archivo de Indias referente B 8011'\'la, t l. p •. 28 Debo el c;onocl– m"iento de este jmportante repertorio documental inédito 11 la gentileza. de
mi anligo el hi!ltoriador boliviano Dr. Humbeno Vazquez-Ma.chicado. falle-–
cido ha.ee un par de .ñ08
,29
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