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sobre el misterio de la Iglesia y c:l comprender así íos estrechos lazos espirituales que los vinculan al pueblo judío "., mirad la roca de la que habéis sido talla– dos".;6

3 La Declaración señala el prinCIpIO de una

nueva era en las relaciones entre la Iglesia y los fieles

de otraS religiones y en especial, entre la Iglesia y los judíos,:

Pese al hecho de que algunos puntos el texto no está concebido en términos tan fuertes, explícitos y

cordiales como muchos lo habrfan deseado, es un texto provechoso porque nos permite obrar seriamente en pro de una mejor inteligencia, y comprensión y verda– dera amistad Hubo decepciones o raíz de la compa– f9Ciól1

i con proyectos previos, pero cuando el tiempo borre todas estas memorias, la historia reconocerá el voto del 28 de septiembre de 1964 como el más im– portante acto de la Iglesia con respecto a los judíos desde el Concilio' de Jerusalén del siglo I 7 en ambos Concilios, lo Iglesia vio a judíos y gentiles en la unidad de salvació¡,

La Declaración no debe ser 'considerada como el punto final sino como un prin'cipio, y de ello nos ale– gramos Está ahora abierto el comino para una labor más profunda y eficiente en el espíritu de aggiorna– mento y la realización de los documentos conciliares Pódemos ahora iniciar un verdadero diálogo con (os ju– díos y cooperar con ellos en los distintos campos de la actividad humana en el mundo entero y ello en base

a la verdad, el respeto mutuo, lo estima y el amor fra–

ternal o

4 La Iglesia no ha alterado su idea esencial respecto a los judíos A través de la Declaración for– muló y autenticó solemnemente tal idea, siempre im– plícita en su vocación de cumplir el Evangelio y vivir conforme a SU espíritu, pero que jamás había expre– sado claramente en Concilio alguno Así vino a des– cartar ciertas interpretaciones erróneas del Nuevo Testamente que causaron mucho daño y a las que mu–

chos cristianos se acostumbraron hasta el punto de considerar que reflejan la verdadera tradición oe la 19lesia. 9

, Pero lo que se alteró es la actitud de Iq Iglesia

ante los judíos , Aunque ello parezca parte de su ac– titud más general ante todos los que no le pertenecen,

tal paso sin embargo fue motivado por el despertar de la conciencia de sus raíces judías y la comprensión de su ,patrimonio espiritual común con el pueblo judío 10

5: ¿Qué" opinan nuestros amigos judíos de la Declaración?

Amén de las declaraciones públicas y oficiales, y

los artículos aparecidos en la prensa (que raramente reflejan toda la verdad), muchos lo recibieron con sen– timientos encontrados de alivio, irritación y tristeza Alivio porque, por fin, fue votado el texto y porque en resumidas cuentas, el documento constituye alg~

positivo Pero también irritación y tristeza por el cambio de tono, que se hizo más remoto, menos cálido que en el proyecto anterior, y a causa de la forma más

diluida en que fueron expresadas las ¡deasó Muchos de nuestros hermanos judíos sufren todavía de las heridas del pasado, que les fueron infligidas por manos cristianas 11 esperaban que se conservarían el tOr:lO cordial y la franqueza del proyecto anterior y se vieron decepcionados

El Papa, que es un Padre misericordioso, parece haberlo intuido, y probablemente a esto se deba que en la homilía pronunciada durante la ceremonia de pro– mulgación, se haya referido con voz grave haciendo hincapié en cada palabra, a "los fieles de otras religio– nes y eritre ellos, los que están unidos en la misma relación con Abraham, especialmente los israelitas, quienes seguramente no son merecedores de reproba. ción o desconfianza, sino más bien de respeto, amor y

esperanza" Estas palabras son tanto más significa– tivas por cuanto representan la única referencia explí– cita en todo e.l sermón a un grupo particular

Pero a mi ver cabe tener presente que /0 Decla– ración conciliar está destinada a nosotros, los cristia–

nos, y no a los judíos 12 Y una parte de nuestros amigos jlldíos lo comprendió desde el principio

Cuando la Iglesia afirma que lo que "en la Pasión (de Cristo) se hizo, no puede ser imputado ni indistin– tamente a todos los judíos que vivían entonces, ni, a los judíos de hoy "y que" no ha de presentarse a lbs judíos como réprobos de Dios y malditos como si esto se dedujera de las Sagradas Escrituras", su intención no es, tal como señalaron erróneamente 16s diarios, "absolver a los judíos", Se trata de uno simple de– claración de que tal culpabilidad colectiva jamás existió

Los que conocen, aun en forma somera, los he– chos históricos concernientes a los sufrimientos infli– gidos a los ¡udíos, por uno porte; y lo importancia de la motivación religiosa en lemas toles como "pueblo réprobo", "pueblo condenado", "pueblo deicida" y

otros similares 13 no llegan a comprender cómo pudo haber ocurrido El hecho de que numerosos cristianos hayan ayudado a los judíos en su aflicción no puede invalidar el triste hecho de que la conciencia de las ma· sos cristianas tolerara tales horrores Penosamente, nos hacemos cqrgo ahora de la ignorancia que predo– minaba en ciertas partes del mundo cristiano, con re– lación a lo que hoy en día calificamos de antisemitismo

tanto en su forma leve y sutil como en su expresión más cruda y cruel

Todo ello demuestra cuán imperativo fue para

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