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de lo que fuá la oclocracia del cuartel de León que ejerció un poder incontrastable en toda la Repúbli– ca, desde poco después de proclamada la indepen– dencia hasta 1844. Era el poder militar más detes– table. La guardia de pretorianos de que estaba ro– deado el Comandante General se componía de cri– :minales, de los cuales el que menos había cometido un homicidio. El aspeefo de esos hombres desnu– dos unos, andrajasosotros, y todos señalados en el rostro con cicatrices nada honrosas, inspiraban in– vencible horror al vecindario, porque donde quiera que ponían ,la planta dejaban la huella de sus cri– :minales coshimbres. Nadie se atrevía a salir de no– che 'por temor de recibir ultrajes de esos pretoria– nos, y ciudadanos de primera nota fueron flajela– dos públicamente por mandato y venganza de sus jefes.

. éQuiénes formaban y sostenían tan odiosa ins– 'tituciónV ,Liberales.

éQuienes fomentaron las interminables faccio– nes ,que surgieron de la guerra de 1844, que puso ténnino a aquella dominaciónV Liberales.

éQuienes suscitaron y fomentaron la desolado– ra revolución de 1848 y 49, que causó muchas víc– timas en varios pueblos de la República, mantuvo ¡Jor meses a este vecindario (1) en constante zozo– ,bra y ocasionó la devastación del departamento de Rivas? Liberalés.

y liberales fueron los que en 1854 hicieron un esfuerzo pbr establec'er el predominio militar y ape– laron al elemento filibustero de los Estados Unidos para aoronar sus propósitos.

Hé aquí un rasgo caral;:terístico del mal 'llamado

Iibel'alismo nical'agiíense, que pone' de manifiesto sus tendencias a desquiciar el orden establecido. Es enemigo jurado de los funcionarios e individuos que

marchan por el sendero 4le la regularidad; Mien– tras que el General Munoz fué sostenedor del órden, el liberalismo fué su morlal enemigo, y cuando el mismo General Muñoz, para c<'Jronar cierlos fines, se lan:i6sobre los Poclel'es Supremos, el Partido Li– beral fué Su principal' apoyo.

Apoyó también al Gobierno de don José Gue– rrero en los' aefos más escandalosos de opresión pa– ra elevar a la primera magistratura, contra la vo– luntad de lá mayoría del país, al señor Licenciado don Norberlo Ramírez, y cuando este honrado y es– clarecido ciudadano, en el ejercicio del poder. se trazó la honrada y patriótica línea de conducta que le granjeó el amor de sus conciudadanos y le re– comienda aliamente al aprecio de la posteridad, el Partido Liberal fué su tenaz opositor.

No queremos citar hechos más recientes en que se ve de un modo claro la tendencia de ese partido

el impedir que se consolide el órden público, pero cualquiera q'lle se tome el trabajo de estudiar re– flexivamente los hechos, tendrá que reconocer que él ha sido verdadera rémora para la bienandanza y

progreso del país: que cOJJ.tra los principios que pro– clama ha favorecido toda diotadura militar desde la

-, (l) ,El de Gránada•.

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del Pavo hasta la de Walker: que ha combatido a iodo gobierno regularizado, y aplaudido todo acto que de algún modo se desvía de la línea que trazan las leyes y la Qonveniencia. El Partido Liberal lleva a tal grado su sistema de combatir el orden y la re– gularidad, y de apoyar la irregularidad y el desór– den, que se declara enemigo sistemático e intran– sigente de los hombres que figuran en el bando contrario y que sos:l:ienen con imperturbable ener– gía sus principios, al paso que se declara amigo en– tusiasta de eSOE; mismos hombres, cuando dan el pri– mer paso falso en política, aún cuando sea por odio exagerado al liberalismo. No importa cuál sea el móvil de sus acios: basta que ellos debiliten el nú– cleo del Partido Conservador, para que, se hagan acreedores a las más alias consideraciones de los li– berales y se les presente al mundo como objeto de admiración y de respeto.

Algunos jóvenes que, creyendo en las palabras, se han afiliado al Parlido Liberal, nos han tildado de apasionados en nuestras apreciaciones y de es– tar animados del deseo de denigrar a los hombres pú– blicos que han fi9'urado en el bando liberal. No de– nigramos: por nues:l:ra pluma hablan l<;>s hechos, que cualquiera puede comprobar, y aun nos abste– nemos de puntualizar épocas y personajes, por qui– tar a nuestro escrito hasta el más ligero tinte de per– sonalidad. Pero esos jóvenes pueden preguntar a cualquiera e interrogar a nuestros anales sobre cuál • fuá el partido que apoyó la extradición polílica del Jefe del Parlido Liberal salvadoreño, General don Gerardo Barrios y bajo qué influencia se dieron las leyes represivas de la libertad de imprenta y de otras garantías. '

Añadiremos en prueba de nuestra imparcialidad.

y para que se vea que no trátamos de ofender a na– die sino solan"tente apuntar la in"tperfecció!=l de nues– tras organizaciones políticas: que, al hablar del Par– tido Liberal, no queremos comprender en manera alguna a todas las personas'" que se han afiliado a ese partido, considerándolas como promotoras de desórdenes y anarquía, sino que nos referimos a los hechos que se han consumado en nombre de los principios liberales. Seria un grave error y una gra– ve injusticia de nuestra parle querer envolver en un común oprobio a los hombres de ideas levantadas que han arrostrado las preocupaciones populares la influencia de cierlos intereses para mejorar la con– dición de nuestro pueblo, con los demagogos sin conciencia ni principios que sólo invocan las ideas

libel'ales para encubrir sus torpes aspiraciones. No, ha habido y hay en ellibel'alismo grandes ilustracio– nes y eminentes patriotas. hombres honrados y de buena fe que candorosamente se han lanzado en el

mare magnwn de las pasiones agitadas con el loa– ble designio de aprovechar un momento oportuno para dar al torrente otra dirección, haciendo servir esas mismas pasiones a intereses de la patria. éNo hemos visto a un Heinández, a un Sandova1, a un Estrada, y a una infinidad de preclaros varones que desengañados de la impotencia de sus esfuerzos para dirigir a las maSaS desbordadas del libea'alismo, han buscado en el Partido Conservador el elemento pro– pio para su patriótica actividad~

Tampoco debe creerse, que, al hablar de los be.

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