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ron esos bandQs qexu::i:rnih¡:loiones p~amen±e perse>– nalistas, como: sacaslisla. y c:Ie1blOll, 8I'gÜeUinos y

c:ei'disIas, o quE! revlllaban' la, ola,se,de' el~t'm:l:oli 130 – cialesque e~an en su fonnaci6n tales como: ab.

¡_ y culumucos, desnudOs y mechudos, expresando el nombre de abejas, que el p~do asi denomina– do se componia de las clases ind~striosas, y el de los culumucos, los elementos que hacen en la so– ciedad el oficio de los cuadrúpedos de este nombre, que introducen su velluda cola en las colmenas y la sacan saturada de miel qUe chupan, alimentán– dose así del trabajo cie las' abejas. Desnudos los

descamisados o SéUIS c:ulolIes y mechudos lo contra– puesto a esa clase, porque los hombres ¡:lcoInoda– dos en la época de e;;as denominaciones de timbu–

cos y c:alanclracas que guardaban eirlre sí esa mis- ,nla analogía, si bien ellas tuvieron origen en la complexi6n de los jefes cie los partidos, uno de los cuales era vigoroso y robusto, y otro endeble y ra-quitico. '

CUaIldO el partido rojo desapareci6 del escena– rio público a, consecuencia de la' memorable guerra de 1854 y la más memorahle aÚll de 55, 56 Y 57 contra los filibusteros, el Partido Conservador se di– vidi6 en independientes y empleomaniáticos, que asumieron respectivamente los títulos de Cl'eslones y

pape&'ones, cuya etimología no es conducente a nues– tro prop6sito, pero que en un Jenguaje pecUliar, sig–

~ificaban clara y clisti~amente las condiciones de los hombres en que se había dividido el partido., Es una historia larga, curiosísima, muy fecunda en enseñanza, la de ~os partidos políticos nicara– güense!!, pero su estUdio completo no es propio de lQs arlículos ligeros:' qu~ nos proponemos escribir: basta a nuestro prop~!!ito demostrar el hecho de que en nuestras contiendas civiles los principios libera– les han entrado apenas como una enseña para reu– nir en torno de una bandera a todos los' hombres que, por rivalidades y por sentimientos ajenos al bien p~lico, estaban dispuestos a oponerse a la marcha regular de la sociedad.

Hemos dicho qll,e lo!! génnenes de los dos parli– dos políticos, que, con el tiempo, deben fonnarse para bieJl del país se encuentran en su mayor par– te en lo que se ha llamado Partido Conservador. Pa– ra comprobar la verdaci de este aserlo nos bastará demostrar que eJl ese partido figura en alta escala el' elemento liberal. Oigamos lo que el jefe del par– tido contrario, uno cie los miembros más distingui– dos delParlido Libera,l centroamericano, el General don Máximo Jerez, dijo en una ocasi6n solemne, de– fenc#.endo a ese partido del cargo que le fulminó en 1862 el señor Ministro de Relaciones don Pedro Zeledón, de haber abrazado el pensamiento de na'– cionaiidad a cambio de una candidatura. Así se ex– plicó en un opúsculo que publicó en León en 1 9 de ochibre de aquel año, y fué reimpreso en la impren– ta nacional del Salvador.

"¡Oh no, señor Ministro Zeledónl Conceda Ud. más nobleza a todo un parlido del país, y en el que Ud. ha pgurado algún tiempo... Es antipatriótico y cr-ual' traducir en tan mal sentido los hechos aUtén– ticos con que 10s conservadores acreditaron en un lé.n<:e solemne su ciecisi6n y entusiasmo por la ca,u–

S8 mas 'santa, la cie la uni6n centroamericana. Es

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no recOnocer, no sentir el valor. y: pocier de',e$'c;:a~,,'

sa, el suponer que un partido, sólo' finge profe$al'1e;.:· adl;l.eSión¡ vihnente iirleresado •en ij.nes subalternos.' Oiga Ud.• señor, la sana y verícl1ca relación del fe–

liz acontecimiento que Ud. describe de un modo tan

desfavQrable a,). honor de sus concill,ciadanos. .'

"S~encio yo uno de los democráticos, cuya, prip.– cipal mira en todos Sll,S pasos ha, sido el tri\1,Ilfo de las .ideas nacionalistas, suboz:-dinando a ellas cual– qll,iera atta consideración, hube de presenciar' y va– luar ciElbidamente la unánime resolución patriótica

de'~.¡lbS, conservadores en favor de ellas, ~omada y puesta en práctica con la abstracción que ri;lerecen sin q\1,e' mención alguna se hiciera de la c~estión

electoral, pel'o después de habel' visto m~ asi

la Idenlidad de política, no pude menos que IiIgl.

feslBl' a algu,nC$ amigos, que poI' lo que a mi locaba

c:reeria desmentir mis anlecedentes si de Ini pade no

~ desde luego lada cIisc:o&'CIanc:ia, Con hombres

con quienes me veía imlenlilicado en Princ:ipio$".

Esta verdad la reconoce también el señor cion Enrique Guzmán, así como la de que el elemento re– trógrado no es extraño a lo que entre nosotros se ha dado en llamar libel'alismo. Oigamos lo que a este; z:-especto dijo ~ste escritor en Sll, periódico "La

Prensa". He aquí sus palabra,s.

"Hasia ahora los nombres de eo...."adol'es y

libenle¡s nada han signüicado en Nicaragll,a,. 'Con~

servadores se llaman los hombres de Rivas y profe– san principios avanzadísimos, liberales se han lla– mado muchos individuos que' García Mortiino habría podido ver entre sus secuaces y adrnii"adores. Aun

en el mismo círculo dominante se encuentran, per.. sonas que simpatizan muy de veras con ia idea li-

beral". ' , Puede decirse que ambos partidos se componen de elementos de la misma naturale;z:a,' y en ~fecto

jueg~n en ellos los mismos hombres, las mismas pasiones, las mismas debilidades, idénticas ambicio– nes. La düez:-encia ha consistido y consiste en que lo que hoy se llama Parlido Conservador ha reunido siempre en su tOqlO mayor número de patriotas que han tomado a su cargo la taz:-ea de custodiar 10$ in.

t~reses de la generalidad, mientras que en el otro bando estos elementos patri6ticos han fO:rrnadopor excepción, ya engañados por su sencillez, 'o extra– viadQs por su entusiasmo.

Los conservadores han fonnado siernpre un nú" cleo de hombres, escasos en número, pero enérgi– cos y resueltos a enfrentarse a la demagogia, cual– quiera que sea el poder de que disponga, y el

fra%; que adopte para encubrir sus destructores, pro– pósitos. A ese núcleo se han agregad,o los hom. bres tímidos y quitados de ruidos, los indiferentes en politica que necesitan de paz y de orden para • prosperar, las masas pacíficas y laboriosas que iodo lo esperan del trabajo, y aun los egoístas;· con' ial

que tengan una familia y UJla hacienda que garan~

.tizar. Todos estos elementos, en su mayor parlé tienen el vínculo común de la conservación, y la común aspiraci6n a establecer la paz y el orden. La

unidad de mira,'la convergencia de todos los esfU~r~

2;OS hacia un objeto de vital imporlancia, y: de coinún, utilidad, han dado siempre a esta agrupación' poli:..

.tica una superioridad incon:l:estable sobre, suS'adver"

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