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de principios, nada de ideas que sirvieran de estí.rnu~

lo a la lucha, fratricida en que se destruían la vida, los intereses y las costumbres de estos desgraciados pueblos, no aparece en la contienda otro xnóvil que el del odio engendrado por los excesos que tanto en Granada coxno en León coxnefían los que se denoxni– naban liberales.

En esa lucha sangrienta y destruC±ora de la civi– lización contra la barbarie, la pade sana de la so– ciedad asumió el título de "Padido Conservador", en contraposición al de liberales con que se denomina– ron los enemigos del reposo público.

¿,Cuál ha sido la misión del "Padido Conserva– dor" en las épocas más luC±uosas de la patria? Dejexnos que conteste por nosotros el ya citado Jefe del nuevo "Padido Liberal", don Enrique Guz– xnán, quien en el número 9 de "La Prensa", que pu– blicó en 1878, se expresa así:

"¿,Quién no recuerda aquellos pavorosos días de

1854, aquella tempestad de fuego y de sangre, aque– lla revolución formidable que el "Pedido Conserva– dordor" nicaragüense supo resistir y vencer? "Vino Williaxn Walker y el "Padido Conserva– dor" cayó. Dióle el filibusterismo rudos golpes; pe– ro en el patíbulo mostraron los conservadores que sabían xnorir, y en el destierro probaron su entere– za, abnegación y patriotismo: fueron infaiigables pa– ra traer a su país la guerra santa que debía liber– tar a Ceniro América de las guerras del a veniurero Yankee.

"Injusticia sería de nuestra parle desconocer los iInpodantes servicios que este padido, en sus días de esplendor, ha prestado a la República.

"Gobernó con el General Martínez de 1858 a

1862, y durante esos cinco años fue Nicaragua li– bre y feliz, como no lo había sido nunca hasta en– tonces y como podría serlo el país mejor goberna– do de la tierra".

En seguida expuso la sifuación a que ha llega– do ese gran partido, diciendo: "]La CallUall'illa y OlaD.

cho": he aquí a lo que ha quedado reducido el gran padido de 1854, el que afrontó sin miedo el patíbu– lo y el destierro en 1855, el que reconsiruyó la Re– pública en 1858, el que combatió dos veces a Mar– fínez, el que sostuvo a Guzmán en 1869".

Esto escribía el señor GUzn1án en 1878, cuando consideraba disuelto el "Padido Conservador", a causa de la acfitud asumida por el depadamento de Rivas en la elección presidencial de aquel año. Sus iInpresiones cambiaron radicalmente al ver la aco– gida que tuvo el Presidente elegido por los conser– vadores, no solaxnente entre los antiguos amigos de Rivas, disidentes entonces por xnotivos lTIUY especia– les, sino taxnbién entre los antiguos liberales, quie– nes hicieron apreciaciones xnuy honoríficas del Pre– sidente elecio, y aun del Presidente bajo cuyos aus– picios se había efeciuado aquella elección con tan– ta libedad.

Hoy, con xnotivo de una nueva escisión del "Padido Conservador", en una correspondencia que dirige a "El Termómetro" bajo su conocido seudó– nimo de FI'a-Diávolo recuerda aquellos conceptos, y confirma su profecía de que el "Padido Conserva– dor" es un enfermo agonizante.

Error gravísixno que tiene su origen en la falta

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de un estudio serio de la ~ndole y xnarcha de nues– tras revoluciones.

En los primeros tiempos de nuestra vida políti– ca, :l:odos los espíritus redos, los hombres de corazón y de luces, que simpatizaban sinceraxnente con la idea llberal, es decir, con todo pensamiento que tendiese a transformar las antiguas colonias españo– las en un verdadero edén, donde todo ciudadano tu– viese garantizados sus más caros derechos, y en– con!rase apoyo decidido a todas sus legítiInas aspi– raciones, siguieron con entusiasmo a los hombres que se declararon apóstoles de esa idea. Los pres– tigios y triunfos que adquirieron algunos de esos apóstoles con su seduC±ora propaganda los llenaron de orgullo y no iardaron en poner de xnanifiesto sus desordenados apeti±os, arrojando la careta de pa– triotismo y amor al pueblo ccin que pretendían en– cubrirlos. Todos los elementos sanos de la sociedad que les habían dado apoyo, desfilaron y fueron a constituir el "Pariido Conservador" que de día en día se engrosaba con los desengaños que sufrían las gentes candorosas. Dé esta manera vino a for– marse el "Partido Conservador" de hombres de dis– tintas ideas; pero a quienes ligaba un sentiIniento común, el alTIOr al orden, como fuente indispensable de libertad y progreso. En varias épocas pacíficas, en que ha parecido esiar consolidado el orden, han comenzado a esbozarse los dos padidos políticos que, con el ±iempo, han de gobernar alternativaxnen– te el paí.s y concurrir unidos a su prosperidad y engrandecimiento. Los gérmenes de esos dos par– tidos están confundidos, en su mayor pade, en el Panido Conservador, pero cuando han ±raiado de de– finirse, se han vuelto a confundir, por la cuestión de orden público, puesta en peligro por el aliento que ha tomado el espírifu anárquico, a causa de las de– feccIones que ha sufrido el Padido Conservador, con pretensiones aisladas e ideas de círculo que han sur– gido en su seno. Así es como en Nicaragua se ha vIsio el singular fenómeno de formarse un PadIdo Conservador, de ideas heterogéneas, con los deser– tores de las filas liberales que fueron burlados en sus pa±rió:1:icas aspiraciones; y de que el Partido Li– beral, muedo xnuchas veces, aunque no enterrado, se mantenga en pie con las espumas que arroja el Par– tido Conservador, y aun se engalane con los elemen– tos que parecen serle más contrarios. Semejante fe– nómeno es la confirmación de nuestra tesis, a sa– ber: que hasta ahora no ha habido, ni habrá por mucho tiempo, verdaderos parlidos políticos que lu– chen por el triunfo de sus principios.

II

La tendencia de los bandos que se han hecho cruda guerra en Nicaragua, a expensas de su reposo y prosperidad, se han sintetizado en todo tiempo con estas palabras: los alr.l2rquisllas y los hombll'eS de bien. Es verdad que algunas veces se les ha visto asumir títulos que revelan divergencia de principios, como en Hempo de la guerra de independencia en que se clasificaron en inusilIll'genlles y I'ealis!ss, y más tarde en sCIn7Ues y nberaies, chapeol~os y supeicos,

legitimisUas y democi'álicos, y finalmente en conser·

vadores y !iberales¡ pero las más de las veces toma-

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