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« Previous Page Table of Contents Next Page »Observ6 S. E. que los nicaragüenses ,s.e calma– rían cuando supieran que la conducta de Mr.Squier habia sido desaprobada por el Gabine±e de Wáshing– ton, que él sabia apreciar los motivos laudables que dietaban el proceder de los costarricenses, pero que no esperaba que la guerra tuviera lugar, que el Ga–
bine±e inglés excitaría al de los Estados Unidos, que gozaba de tanta influencia en Nicaragua, para que procurara impedir cualquiera procedimiento hostil de este último Estado.
Indiqué que si la Inglaterra abandonaba a Cos– ta Rica, sus intereses mercantiles sufrirían, igual– mente que su prestigio polllico en todo Centro Amé–
rica.
Contestó Lord Pálmersfon que no padia c;om– prometerse a más de 10 que ha dicho, que enviaría las instrucciones necesarias al señor Cha:tfield, que para obrar de oira manera sería preciso que Costa Rica estuviese bajo la protección de la Gran Bretaña y que protección significa 1to be under ±he dictation) estar bajo el dictado de la potencia protectora, quien tenia que tomar a su cargo la dirección de la poli– tica exterior del protegido, e±c., 10 cual acarreaba muchos embarazos.
-Pero, señor-le dije-, Costa Rica ha solicita– do hace más de un año y medio la protección bri– tánica, sujetándose a estas condiciones.
Lord Palmerston, "Si, pero también expresé a usted hace más de un año que se presentaban di– fiou1:tades casi invencibles por la diferencia de ra– zas, y que era un negocio de tanta gravedad que so– lamente el Consejo de Su Majestad podia resolverlo,
10 que hasta ahora no se ha verificado. No es Cos– ta Rica el único ni el primer ejemplo de semejantes ocursos de parle de los Estados hispanoamericanos, que naturalmente claman la protección de cualquie– ra en sus apuros, pero la Inglaterra se ha abstenido hasta ahora de concederla, considerando que los pro– tegidos tarde o temprano se arrepienten, luego que pasa el conflicto, y para no desperlar los celos de oiras naciones".
Yo no pude desconocer la fuerza de tales argu– mentos y me airevi a insinuar un protectorado mix–
:1:0, pero S. E. exclamó con vivacidad que esto era una cosa absurda, pues los pro:l:edorados mixtos no servian sino para suscitar querellas entre las diver– sas potencias protectoras. Conoci que se habia :l:oca– do un punto espinoso que ocupa en este momento la atención de S. E. con motivo de las ocurrencias de Grecia.
Dando, pues, oiro giro a la conversación, proce– di a representar que en Norle América circulaban no:l:icias acerca de la misión de Sir Henry Bulwer, Enviado de Su Majestad Británica, según las cuales se asegura que está en negociaciones con respedo a la apertura del Gran Canal, y se añade que dicho ministro se halla dispuesto a reconocer el derecho exclusivo de Nicaragua sobre toda la línea, desde el A:t1án:l:ico al Pacifico, y sobre ambas márgenes del río San Juan, que :l:ales no:l:icias asi como habian lle– gado acá, habian llegado :l:ambién a Costa Rica y coniristado a aquellos habitantes, quienes habian ci– frado su esperanza en la amistad de Inglaterra pa– ra que les procurase siquiera el juicio imparcial de sus derechos (Q'\ iair irial of ±heir righis), que ;recien-
:lemente habian vuelto de Costa Rica aprobados ciertos ci6n:tr'atos que yo habia hecho con 'súbdi:tos británicos para canalización interoceánica,. el cami– no de Sarapiqui y la. colonización de varios terrérios. y que los contratistas no podrían darprlncipio a sus empresas mientras no estuviesen seguros del am– paro del Gobierno inglés, que por tanto yo suplica– baque en la hipótesis que este Gobierno, allá 'en¡;u sabiduría, tomara alguna determinación que aliera– se la actual condición de Greyiown, se serviría tener
presenf~ los intereses de Costa Rica para asegurarle el uso común del puerlo.
Lord Pa1merston se sonrió cuando hablé del re– conocimiento de los derechos de Nicaragua y refirió ser verdad que Sir Henry Bulwer está encargado de celebrar con los Estados Unidos arreglos para remo– ver cualquier obstáculo a la ejecución del'Canal pro– yectado por 10 que respeda al Reino Mosco y a la posesión de Greyiown, pues se habia dicho que la ocupación de este puedo por la Inglaterra servia de embarazo para la realización del referido proyecto, que la Inglaterra no quería nada para si, pero que tampoco desatenderla a los intereses de sus aliados y amigos, y que los derechos de Costa Rica en nin– gún caso serían perjudicados antes de que dicha Re– pública fuese oída. En seguida me condujo a una mesa cerca de la ventana, y extendiendo el nuevo mapa de Wyld, que demuestra todos los puntos ca– nalizables, quiso que le enseñara yo cuál era aquél de que se irataba en mis contratos. Le indiqué la línea de Sapoá, expresándole que no estaba repre– sentada su sección vertical como las de los oiros lu– gares, porque el autor del mapa no había tenido no– ticia de ella, ni yo del mapa hasta después de pu– blicado.
A consecuencia le conté ingenuamente toda mi conversación con Mr. Lawrence -(El Ministro de los Estados Unidos en Londres) -. Su Excelencia apro– bó mi respuesta observando que lo mejor era decir siempre la verdad, que él había hecho lo mismo, no oculiándole nada a Mr. Lawrence.
En cuanto al tratado úl:timamente ajustado con Mr. Cha:tfield, S. E. me aseguró que sería ratificado. Habiéndole anunciado que era muy probable que viniese pronto la orden de retirarme de esta cor– te, S. E. hizo mención del cambio de personas, pero no de política, que acababa de suceder en Costa Ri–
ca, noticias que yo le comuniqué en su oporlunidad y que ahora tuve la satisfacción de confirmarla, ex– plicándole que cualesquiera que fuesen los indivi– duos que se hallasen al frente de los negocios de Costa Rica, siempre se verian obligados a observar la misma polí:tica y a buscar la seguridad del país en las alianzas extranjeras, mieniras que nuesiros her– manos los nicaragüenses fuesen inmoderados y ca– prichosos en sus pretensiones, que si la Inglaterra no le prestare apoyo suficiente a Costa Rica, lo busca– rían en Francia o en los Estados Unidos.
Lord Pa1merston estuvo algunos ratos muy ri– sueño y de buen humor, y al despedirme me recor– dó que Milady recibía esta noche y que. tendria mu– cho gusto de verme. Yo le dí las gracias por la con– :l:inuación de sus buenos sentimientos hacia Costa Ri– ca y me re:l:iré.
En vista de todo, el juicio que formé es és:l:e:
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