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Pueyo de Jaca En la tierra de los mamcos. Habitación N'? 5 de la Fonda de la vda. Jiménez

Al salir de Madrid se exfendía ante nosotras, Milagros, Cristóbal y yo, una larga carretera y muchos kilómetros por recorrer, llevamos una bolsa de viaje para las dos y pesa bastante. Antes de llegar a la auto-pista de Barajas se detuvo un coche, al vernos curvadas por el peso de nues– tro equipaje. Nos llevó a Alcalá de Henares y allí decidimos hacerle una visifa al Padre Landecho, quien pasaba allí sus vacaciones. Ya casi al llegar a la puerla, se me ocurrió pensar que nues– tra pinta (o aspedo) podía comprometerlo ante su superior. Yo decía que parecíamos marcianas. Nuestros atuendo consistía en pantalones negros y recién comprados los de Milagros y grises y de paño los míos, jerseys negros cubriendo las blusas, y encima de todo eso, ella un chaquetón y yo un amorak rojo bastante deteriorado por el uso; mi aspedo era aun más exfraño, pues ella calza zapatos y yo, botas. Después de mi insinuación resolvimos encharlo a suerle y la cara de Franco de una moneda de a peseta, la que hizo desistir de nuestro propósifo, por lo que ante el asombro del pacífico pueblo de Alcalá volvimos a ocupar nuestro puesto en la carretera y a hacer funcionar el dedo. Diez minutos allí y otro coche. Este nos llevó a Guadalajara, como eran ya las 8 pm. decidimos dorm.ir allí. La gente paseaba por la calle principal (:típica costumbre española en los pueblos), muy arregladas. Entramos en una confifería donde se anunciaban unos deliciosos biz– cochos bonachos y allí, unas amables dependientas nos buscaron donde dorm.ir, llevamos la bolsa al sifio, una casa limpia y agradable y salimos a dar una vuelta. Nos encontramos a los señores del coche quienes nos invifaron a tomar un bocadillo, fuimos a "ca de Rufo" que era un tendero que había sido 7 años Dominico y era la mar de salado y nos invif ó a medio vaso de vino y una tapa de lomo, fué muy agradable.

Continuamos viaje por la mañana, nos encontramos a otro auto-stopista y siguiendo las re– glas nos colocamos detrás, pero en un ado de galantería nos dejó salir antes. Allí nos recogió, na– da menos, que el Inspector General de la Interpol! Era un catalán muy interesante, tenía tres ba– lazos en el cuerpo y una vida llena de emociones, de la cual apenas si hablaba a pesar de mis tirones de lengua. Nos trajo hasta Zaragoza, un trayedo muy agradable. Comimos al lado del Ebro, al sol, que había salido después de un fuerte chaparrón, y, ¡ya estábamos con los mañicosl

Después de atravesar un magnífico puerlo, el río iba abajo la mayor parle de las veces sal– tando, echando espumas blancas, el agua clara, tan transparente que se podía ver el fondo perfec– tamente. Las montañas presentaban tonos diversos: verdes por abajo, en las más cercanas podía distinguirse toda la vegetación de que están cubierlas: pinos, unos arbustos de hojas finas y amari– llas y césped, y más escondido, el tomillo que perfuma, más lejos, azules y por arriba, blancas, perdiéndose, confundiéndose con las nubes. Todo es distinto, sólo respiras la paz, la tranquilidad, la pureza que te rodea, allá lejos, tus luchas, tus preocupaciones, tus ansias y tus melancolías. El ambiente te embarga, te llena tan por completo que no eres capaz más que de entregarle a él con in– tensidad.

En el pueblo -Pueyo, provincia de Huesca- somos la atracción principal. Está form.ado por unas 30 casas de pizarra y de dos pisos, son todas iguales, grises, con un aire de seriedad y de vifalidad al m.ismo tiempo, muy distinto de los pueblos castellanos. La gente franca, abierla, te mi– ran de frente y no la temen. Están hechos de río y de montaña, el aire los ha hecho distintos I

Nuestra "fonda" es la de una dulce viejecifa cuando le agradeces algo responde: "servido– ra". La casa es cómoda, limpia y sin lujós. Damos largos paseos, leemos y escribimos. Hoy he– mos ido al Parque Nacional de Ordesa, no nos dio tiempo de llegar a las cascadas, por lo que vol– veremos el Domingo. Mañana iremos a Loarre, un castillo románico, creo que es único en España, y a San Juan de la Peña, un monasterio, cuyo techo lo form.a la roca viva.

Murcia - Madrid y Barcelona

He vuelto aquí hace dos días. Han sido unas vacaciones muy agradables divididas entre las dos Capifales de España: Madrid y Barcelona. Si leyesen esto los madrileños me tirarían piedras, pero la verdad es que Barcelona es una bella ciudad y aunque no tenga el título (de capital) bien podría serlo. Sin embargo, a las luces de las fiestas Barcelona quedaba deslucida, no es lo suyo, es como quien le pone festones a un monje de la Carluja, ella es lo trabajador, lo serio, de España. Madrid, lo alegre, lo farandulero, ¡delicioso Madridl, pero ambas ciudades son maravillosas.

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