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Para él la Revolucion Frqncesa representaba la última palabra, y la Constitucion Federal de Norteaméricq la panacea para formar repúblicas platonianas. Hubo hé– roes dignos de llenar las páginas de América. Francisco Morazári murio fusilado en 1842, después de haber si~o

dos veces Presidente de la Federacion Centroamericano. Murio ab'ra~ado el la bandera de la un ion, y lo que im– porta más, ensayo en Centro América todas las avanzo– das ideologicas de la época en materia civil y social. Otro héroe civil fue el doctor Mariano Gálvez, quien co– mo Jefe del Estado de Guatemala en la Federacion, im– puso el más moderno Codigo Civil conocido entonces (el de Lousianal, la absoluta separacion de la Iglesia y el Estadoj el matrimonio civil, la secularizacion de los ce– menterios y hasta (oh imaginacion de los fervores de la época) en el juício por jurados ...

---Pero, dígame -interrumpo- después de la muerte de estos héroes, qué paso con el ideal 'centroame– ricano?

-Que se mantuvo firme en el corazon y en la oc– cien de unos cuantos discípulos y seguidores de aquellos, pocos por desgracia en comparacion con el número de los incapaces de comprender lo que la unidad significaba para Centroamérica y su porvenir. Puedo decirle que casi no ha habido guerra en Centroaméríca (país que tiene fama de ser el que más guerras ha tenido) que no tenga por verdadero fondo (y a veces por pretexto) la causa de la vuelta a la unien. Máximo Jerez, Trinidad Cabañas, Gerardo Barrios se sucedieron en lucha heroica por el retorno a la unien Y por último, el más grande de todos, Justo Rufino Barrios, el Presidente de Guate– mala que después de haber realizado la reforma total de las instituciones viejas y coloniales en Guatemala, se lanze, despreciando el poder, las riquezas y cuantos ha– lagos se pueden ofrecer al hombre, a la muerte en busca de la unien.

-Pero a fin de cuentas? Existe en Centro América un verdadero sentido de la union, hoy dia?

-Existe -nos dice nuestro entrevistado sin Vaci– lar- mal que pese a todas las apariencias. Algo ,!,ás: hay intereses internacionales que desearían que desapa– reciera un factor síngularísimo que caracteriza y forma hoy la base de las relaciones internacionales centroame– ricanas. Esa base y factor -y aquí el embaiador de Guatemala en tantos países pone en sus ojos una llama muy expresiva- es la de que los cinco países de Cen– troamérica tienen, de hecho y de derecho, un verdadero "estatuto de familia".

-De qué?, le digo yo, que no entiendo bien la idea. -Sí, mi amigo, un estatuto de familia. Esto lo ignoran usted y aún la mayor parte de los centroameri– canos. Ni tampoco los sudamericanos. Y, sin embargo, ese estatuto constituye un talismán de defensa para la soberanía y el porvenir de la unidad centroamericana. Consiste tal estatuto en que los cinco países, en sus res– pectivas Constituciones, declaran que son parte de la gran familia disgregada de Centroamérica, y que es de– ber de todos aunar los esfuerzos para volver a ésta. Tome usted, por ejemplo, la Constitucien de Guatemala, que dice, más o menos, que se reconoce a Guatemala como parte integrante de la Federacien de Centroamérica actualmente disgregada, y que tiene que mantener rela– ciones de fraternidad con los demás "Estados" que· la

integraban y que Se tienen que esforzar porque lo Fede– racien se restablezca. lo mismo, más o menos, declaran las otras Cons1ituciones de los otros cuatro' países cen– troamericanos. Y algo tan importante tomo· ello: todo c.entroamericano se siente con perfecto derecho a creerse como en su propia patria y en el ejercicio de su propia ciudadanía en 10$ demás· países centroamericanos. Y todo ésto, que hace de Centro América una familia, está consignado y consagrado en todos los pactos que ha celebrado Centroamérica entre sí y aún los qu~ ha cele– brado con la cooperacien y ayuda y sonden d~ sus dps más cercanos y poderosos vecinos: México y los Estad,9s Unidos. Especialmente en los de Washington, en 1907,

-y es posible, entonces, volver a la realidad de una Unidad Centroamericana?

, -Mi amigo, no soy "la pitonisa" como lo decía a sus alumnos un maestro de ilo tempore q quien le pre– guntaron si llovería esq tarde; Pero no creo que la union sea imposible si dejándonos de antiguos. lirismos ataca– mos de frente la realidad de nuestra ~poca, Centro– américa jamás ha tenido intereses comunes, y ésta es la causa básica de su divisien. Hagamos intereses comu– nes, pero no sobre el papel de los tratados, que el v,ento se lleva. Cada país de Centroam6r'icQ debe representar para sus otros cuatro hermanos un interés imprescindi. ble, y tal interés lo representa una industria poderosa y exclusiva de cada cual capaz de abastecer a los otros cuatro países. Pero ésto sería muy largo de explicarle. Por lo pronto, conformese, querido amigo, con saber, y

dígaselo así a los lectores de El Tiempo, que es decírselo desde altísima tribuna a toda la Américél, que ya he escrito a todos y cada uno de los Cancilleres de los cinco países centroamericanos, comunicándoles en detalle este· plan pora. consultárselos y ver que les· parece. SeríQ en coda país una gron industria nuevo: aquella que mejor se odapte a las condiciones especiales de cada cual y de lo que los otros cuatro están más necesitados. los otros cuatro, por convenio expreso se comprometerían a no es– jablecer durante el plazo de veinte años una industria similar y aceptar los productos de esa industria, que se formaría, desde luego, con capital centroamericano y ex– tranjero. Será, como Ud. ve, el primer poso para llegar con el tiempo o un más amplio y completo mercado centroamericano común de comercio. la Unidad de Centroamérica se vislumbra o corto plazo, el que puede medirse con el compós de lo que tarden los pactos in– tercentroamericanos, ahora vigentes, en percatarse y comprender que existe, por más que esos pactos lo ha· yan ignorado, un estatuto profundo de familia, que nada ni nadie puede modificar, entre los cinco pueblos cen– troamericanos. Cuando en vez de proceder como igno– rando la realidad de un pacto tal, que nos rige desde.los tiempos de los "pactos de Washington" de 1907, en los cuales los cinco países declararon que son y forman "una sola familia centroamericana". Cuando los países que forman el "commonwealth understanding" entien– dan que para su futuro y propia ventura deben aprove· char e intensificar este estatuto de familia que los une mucho más que' los simples pactos interamericanos que ligan a todos los países de las tres América$, habrán cooperado debidamente a la causa de la unidad aqué. lIa, que será un momento grandioso de estímulo pora todos nuestros pueblo~ hispanoamericanos.

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