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« Previous Page Table of Contents Next Page »recha del país. En cambio el Partido Socialcristiano es el único representativo popular, con vigencia en la polí– ba,ndera de los sectores populares marginados y de la tica nacional, de la Izquierda Democrática. Es la justicia social. Pretende un profundo cambio de las es– tructuras y lucha por la creacion de una nueva sociedad comunitaria.
Nuestro Partido es un movimiento ideologico que arranca toda su fuerza y dinamismo del motor de las ideas revolucionarias. En cambio los partidos tradicio– nciles se caracterizan por su carencia de ideología defi– nida. A eso se debe su heterogeneidad. En cada uno
dé ellos encontramos una variada gama ideologica: libe– rales, conservadores, marxistas, fascistas y hasta algunos equivocados socialcristianos. Pero lo que predomina en– tre ellos son los hombres sin orientacion definida, sobre todo en su alta dirigencia. Mientras la dirigencia social– cristiana, como su militancia, es ideologicamente home– génea.
Si por un lado la Democracia Cristiana tiene una firme voluntad de cambio revolucionario, los partidos tradicionales siguen el lema del Gatopardo de lampe– dusa: "'as cosas deben cambiar para que sigan igua .. Jes".
Esta ha sido la política del Partido liberal en el Po– der: hacer cambios aparentes, que dan la impresion y la sensacion de un cambio, pero dejando intacto y aún más fuerte el Poder político y economico de la Dinastía y las viejas estructuras socio-economicas.
lOS PARTIDOS TRAl;>lCIONAlES DISIDENTES
Hay dos partidos que se han desprendido de los viejos troncos tradicionales y que por lo tanto guardan más o menos las mismas diferencias con el Socialcristia– nismo: el liberal Independiente y el Conservador Nica– ragüense. Estos no representan una variedad ideologica diferente de los tradicionales, sino una variante de estra– tegia y táctica políticas.
ti liberal Independiente reclama para sí ser el ver– dadero representante del liberalismo nicaragüense y en verdad ha maritenido esa bandera frente a la Dictadura Dinástica, pese a las deserciones constantes que ha veni– do sufriendo.
El Conservador Nicaragüense no es más que un des– prendimiento táctico del viejo tronco de un grupo de dirigentes que consideraron política su participacion en los Poderes del Estado, de acuerdo con el Pacto libero– conservador hecho ya ley fundamental de la República.
FRENTE Al COMUNISMO
La Democracia Cristiana coincide con el Comunismo en la condena del régimen liberal-burgués, pero se se– para radicalmente de él en la formulacion de las solu– ciones.EI Comunismo, de inspiracion materialista, ofrece una férrea dictadura. tI Socialcristianismo, de inspiracion espiritual, lucha por una democracia política, economica y social. El Comunismo es totalitario. La Democrdcia Cristiana eS pluralista. El Comunismo cen– traliza todo en el Estado. La Democracia Cristiana reco– nOCe los derechos de la familia y de la Iglesia, del Muni– cipio y de los sindicatos, de las cooperativas y de 'Ids
juntas comunitarias y de todas las organizaciones del pueblo. El Comunismo quiere la colectivizacion en tira– nía¡ la Democracia Cristiana la socializacion en libertad. , El Comunismo traspasa toda la maquinaria capita– lista al Estado¡ es decir, la estatiza. La Democracia Cris– tiana, respetando las iniciativas privadas populares im– pulsa una transformacion de las estructuras capitalistas y
feudalistas, a través de la reforma de la empresa, hasta transformarla en una Comunidad de Trabajo.
El Estado comunista obsorve al hombre. El Estado democrata-cristiario lo eleva consolidando la libertad y
la dignidad humana.
El Partido Socialcristiano Nicaragüense está tan dis– tante del Comunismo como de los partidos derechistas tradicionales. t~tos últimos defienden de hecho la ceri– tralizacion de la propiedad en manos de unos pocos; situacion que el Comunismo oficializa al traspasarla al Estado, el cual está también en manos de unos pocos. En cambio la Democracia Cristiana reclama la funcion social de la propiedad y su difusion entre todos los hom·
br~s.
La accion de los partidos tradicionales margina a las mayorías populares de la vida nacional. El Comunismo mantiene la alineacion capitalista al separar al pueblo de los centros de decision. La Democracia Cristiana in– corpora al pueblo a la comunidad nacional con la parti– cipacion efectiva de éste en el Poder político, en las riquezas y en la cultura.
Los partidos tradiCionales carec~n de organizacion; son masas amorfas conducidas oor un caudillo o por un dictaaor. El Partido Comunista
o
es una férrea organ"iza– cion que n,o deja lugar a la libre discusion yola digni– dad humana. El Partido Socialcristiano es un movi– miento moderno, técnicamente organizado, que se' bdsa en la libertad y en la democracia. . Los partidos tradicionales han mantenido un abismo entre las clases sociales, profundizando cada vez más la distancia entre pobres y ricos, El Comunismo lleva a la exacerbacion esas diferencias a través de la' lucha de clases, para desembocar después en la creacionde una "Nueva Clase" más cerrada y despotica que las anterio– res. La Democracia Cristiana propugna por la supera– cion de esas situaciones irritanteS, capitalista y comu– nista, en una síntesis armonica en la justicia social y el bien común.
Los partidos tradicionales caminan de espalda a la cultura y a los problemas de nuestro tiempo. Su discu– sion gira solo alrededor de la politiquería. El Comunis– mo se enfrenta a esos problemas, pero con consignas emanadas de una dictadura. El Partido Socialcristiano vibra con las angustias del pueblo y enfoca su atencion a la problemática socio-economica a la vez que a los grandes temas de la política, en una libre discusion. En el convulsionado mundo del subdesarrollo los partidos tradicionales van perdiendo vigencia. No res– ponden a las nuevas necesidades. El futuro de los pue– blos latinoamericanos se lo disputan dos nuevas corrien– tes ideologicas: el Marxismo y la Democracia Cristiana. Esa dramática confrontacion se ha iniciado en Nicaragua. De ella depende que el porvenir se dibuje en libertad o $n tiranía.
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