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« Previous Page Table of Contents Next Page »de Medio Siglo", "Aquella democracia, parecida a la de la República Romana, se desenvolvía por la acción y la influencia de las familias ricas y pafri– cias, que recibieron su fuerza social en herencia de la sociedad jerarquizada de la colonia. Cada caso– na fenía su grande clientela manienida por las ligas de los' negocios y por el numeroso servicio de sus haciendas" ("Historia de Medio Siglo", página 57).
Sobre la Revolución del 93 y sus vastas proyec~
ciones, 'voy a dejar la palabra a un distinguido es– cri±or liberal, mi amigo el Dr. Pedro J. Quintanilla, para servir:me del brillo de su expresión, "La lle!1a– da del General José Santos Zelaya al poder inicia un período revolucionario y rrascendente en la vida de este país, porque los principios de aquella revo– lución liberal todavía se conserevan como patrimo– nio de la sociedad nicaragüense, porque con aquella revolución, Nicaragua entró en el concierlo de las naciones civilizadas. Porque la sElparación entre la Iglesia y el Estado, la libre testamenfifacción, la secularización de los cementerios, el divorcio y la prelación del matrimonio civil, la enseñanza laica y la liberlad de cullos, son herencia preciosa de aque– llos hombres del 93. Tan afinadas fueron las re– for:mas de los ideólogos del 93 y tan justamente respondían a las necesidades de la Pairia, que los gobiernos conservadores que sucedieron a la trai– ción de 1909, las respetaron y las conservaron",
Hay historiadores del Parlido Conservador que ven, sin prElcisarlo en hechos, un manso liberalismo en los úllimos Gobiernos de los :30 años, una' especie de ventana abierla al aire fresco, pero esa :v,aga y pretendida justificación, si hubo en realidad" algún ánimo de rt;ldención, que el episodio histórfco del Dr. Roberl~ ,sacasa se encarga de desmentir, no ±en l
dría con,paración alguna con la farea de transfor~'
mación que el General Zelaya y la juventud: creado~
ra, dinámica y audaz que lo acompañó operaron en iodos los ámbi±os y órdenes de la República. A la inercia, sucedió la acción. Al feudalismo, la liberlad. A la indolencia, el pujante progreso es– piri±ual y material.
Por oira parle, se ha querido ver en excesos de auioridad de Zelaya una propensión del Liberalismo como tal, a la dictadura. Equivocado punto de vista que correspondería ser abordado en otra ocasión, con independencia del tema general que hoy me ocupa, lo mismo las causas de su caída y de la caída del Parlido, que no pudo detener la figura inmacu– lada del Dr. Madriz, incomparable ideólogo del Li– beralismo.
Yo no soy exégeta del General Zelaya, pero com– prendo la trascendencia de su caudillaje, el fiempo de su acción, y la i:m.porlancia de su legado liberal al pueblo nicaragüense.
En realidad que el Parlido COJl,servador al asu– mir el Poder, por caminos torluosos, ±Uvo que acep– tar las conquista$ liberales, que fie hicieron su sitio
p~opio en la Constitución Polí±ica de. 1911,
Pero no fUe por honorable voluntad ni por ge– neroso impulso. En verdad ios prohombres del Conservatismo 10 que querían en el fondo era una marcha atrás, una restauración de los 30 años. En esa ocasión, la Gran Convención Conservadora lanzó al pueblo nicarag'Üense Un Manifiesto en donde se dice. "El Parlido Conservador de Nicaragua. apenas si tiene necesidad de formular un programa, Quién no sabe lo que fue el régimen de los Treinta Años? Ahí, en ese largo período de gobierno, se halla escri– to con la elocue:ncia probatoria de los hechos todo lo que el país puede y debe esperar de nosotros",
No pudiero:q "porque todo había cambiado en la República, los sistemas, los procedimientos socia– les, económicos y polí±icos, el concepfo sobre la cosa pública, la calidad de las masas y las aspiraciones de los hombres. Con s~riedad se proclamaba la lnarcha hacia los nuevos Treinta Años. Pero la co– rriente llevaba 11\1. nave para otros mares", (Págs.
61 y 62 de "Historia de Medio Siglo").
Sigo copiand.o al Dr. Cuadra Pasos, "Lo inme– diatamente necesario era ver de consolidar el Go– bierno creado por la Revolución para que al llegar el Comisionado Rawson lo estimara como un orga– nismo viable qu, opera sobre fuerzas populares or– ganizadas". Docta y exacta observación sobre la hipocresía y entreguismo del Parlido Conservador,
Los Gobiernos. conservadores que siguieron a Zelaya fUeron f~estos para la Pafria. En ellos no puede hablarse ni de Programas ni de progreso. Gobiernos sin ningún el1cTÚpulo ni de moral ni de patriofisrno, que desembpcaron fatalmente en la in– tervenciÓn.
El triunfo de las armas liberales devolvió a la Pairia constüucionalidad y organización.
Pese a las amarguralil d,e la intervenci6n , a la ruina del terremoto, el General José Maria Moncada, impuso un es±ilo liberai 'de Gobierno, de liberlad ciudadana, de probidad administrativa y de progre– so en iodos los órdenes, poniendo especial empeño en la multiplicación de Escuelas.
Tal vez vale la pena reproducir aquí algu:p.os de los concepíos expresados por don Adolfo D~a:Z: en su Ílltimo Mensaje al Congreso Nacional, para sacar alguna ilustración de la mentalidad intervencionista del Parlido Conservador. Dijo así don Adolfo. "El
Parlido Conservador aparecE! en este momento ven– cido por su propia obra, y sin embargo, en el campo de la ideología su triunfo ha sido definitivo. Sus adversarios han tenido que rectificar, adoptar sus ideales, adaptarse a las formas de los nuevos tiem– pos, en fin, han tenido que colocarse en un plano esencialmente conservador y confesar, con los he– chos, que en el litigio que sostuvimos por dieciocho años por desgracia con demasiada acri±ud, en la en la querella del americanismo, nosotros llevába– mos la razón, nos asis±í.a la justicia, que nuestra mi–
ra era. verídica. la única .que. cabría_seguir~ denfrp: de
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