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« Previous Page Table of Contents Next Page »t<;>c;:Ia profElccion q~e pudiera ven,idas de la ,,'az'a. Radi· cati coh su artillerJa les dirigía palanquetas y, toda clase de proyediles: Nuestrq/ínea y trincheras ha~ían fuego por to~as direcciones, 1M la Iínetl y trincheras cóntrarias, sin duda que debían creer que ero ,!Jn astllto a la plaza y 'ateni;liend6,a ellb 10& de afuera perdieron toda esperan· zo de }er protegic;:lo$. Jerez y Alvarez, nlos hicieron dar una carga a fueg9 y bayonetp, pasando ,sobre cadáveres, varios de nuestros soldados coían al suelo enredados en los muertos y sus armqs que estaban cruzadas. ~gún
el movimiento m~ supongo, hasta la vez; que se pretendía desalojarlos. Allí vimos cara a cara al brqvo y afamado Artiles, al General Hernánqez, de Son Felipe, y otros tan· tQS jefes y oficial,es de nuestros departamentos occidenta· les. Nuestro formidable empuje, y compacto movimien· to; lo~ puso en retirada, desfilando por lci Otra Bandita,
salié~c;:Ioles q SI,) ,encuentro el General Solazar. Solo les quedo el reevrso,,: de tompr rumbo a la playa, haci~ndoles
en es~ lar.go trayecto mvertos y heridos, dejando armas y bestias cOn montvrqs.
El sol declir'labc;!l y solomente se recogieron los cadá· veres'de los jefes y oficiales nUestros llevándolos al cam· pqmento. La noche entrs' de JlEmo y todo quedo en un silencio profundo, que n() parecía ser campo de belige– rantes. Sin embargo, cac;:la encargado de compañía di· vidio por mitades el resto de ella, para que la una dur– miera y la otra v,igilara~
Los ¡;Jías siguientes también fueron de calma. Ni
Un <;Iisparo ni ~n grito se oía, los caminos estaban tan silenciosos, qu~; Comunicaban había su.cedido doloroso
d~s<istre en anJbas huestes. '
i Se tuvo ~oticia de lI~gcjrnos refueríos de leon y
Ho~duras y viry'los los prep,arativos para un ataque gene– ral ,a lo plaza., Fste movimiento debía del tener l]Jgar el veinte qu~ yp habrían ingresado las fuerzas anunciadas. , Toda '" noche del 19 se paso en preparativos de Hospitalef, armas y munidon, en formaciones y arreglo de: P?mpoñías destinándoles él cada jefe el, punto por dOl)de debía hacer su entrada a la plaza. Como a las do#. o tres de esa madrugada un fuerte aguacero se pre– sento de medipdor. Se tuvo la necesidód de disolver dicha parada y refugiarnos en nuesttos cuarteles. Por tres días fue de llover y los que pasamos echando copas y arreglando nuestras conciencias y disponiendo de nues– tro haber.
Listo para el final
" ' El día 24 dios cinco'Cle'la mañana, se oyero~ los primeros dispClros sobre" el cuadro de Pueblo Chiquito; fye él, nQtaple Coronel Juan ~enito 'And~iClY' el que dio
priridpió;~ ,Un poco después el General Olivas, repelía a ))os que "en protecdon del cuadro salían de la plaza. No–
~tándose que con Olivas cargaban' las fuEiri:as de la plaza, €fue en su proteccion el Coronel Carbajat, rompiendo su 'Juego toda nuestra línea central sobre la Merc;ed. , Como a las 7 a.m. el General Salazar sé bQtía en las fortificacion~s del lado de la playa. Por todos los puntos dichos el fuego era mortífero.
El Capitán Maiteresa, con tropas del país y de Hori– duras, tomo la esquina de la Piedra Bocoria, y cóyo sobre '.la trinchera. Allí, en esa bocacalle, por los calCláveres que se veían uno sobre otro, se comprende el ardor de los atacantes: y la actividad y destre~a de los que, defendían su puesto, disparando sus Colins de grueso calibre y su fusilería.
Asalto a una trinchera
CÓrho a las ocho se movio el General Maridno Mén–
d~z y p "tetaguardia de su tropa el General Jerez y yendo
~l'.que esto escribe a.la cabeza de la tropa que le seguía:
,4l;'l:'1~q;~iefes por entre el cauce del arroyo. Méndez Cltaco
'1'ci~Ho1fificatlones de San Francisco y el general Jerez, frente' ti la subida a la esquina del ~hetdl Corrol, me dilo: "Oficial Cordova, como a cuare"fa'pasos. está la esquina donde hay una trinchera; va l,Jsted o
,tomarla, y, aquí eSpero el parte". Templ~ el ala d e \'som8rero para c.\Jbrir el frente de la divisa y qesfilé a la cabeza, y en medio de las dos filas y a paso de maniobra s!Jb,Jmos sin disparar hasta hctcerlo sobre la trinchera; los p~fensores
de ella solo tuvieron tiempo paro disparar
SI,) artillería y con s~,io esé disparo y los potas tiros de sus ,fusiles me "'icieron varias bajas, entre muertos y hl;lr~do,s~ qu'edando dueño de la referida trinchera y de la pieza' de ortillería.
19S defensores de ella se refugiáron el'llas habitaciones proxlmas. Mandé el parte de eStar tomac!a Ié( trinchera y enarbolé la banderita señal poro los nuestros. Recibí la orden de permanecer en ese lugar. Esa orden me fue más dura, que la que se me diera para tomar otra for– tificacion; con dicha orden me mando dI' ayud<!lnte Sera– pio Gorda, para lo que se ofreciera. A este oficial le ordené subiera al tejado de la casa esquinera para que acostado de barriga observara sus movimientos a los contrarios, pues era muy pO$ible qua me flanquearan por los trascorrales. El día 23 fue despejado, el sol se pre?ento con todo
su esplendor. Entre 1efes y oficiales, nicaragüenses y Borrachera
hondureños se veían juegos de dados con muchas mone-
das. Yo andaba entre de goma y picado, y con unos po-' El desvelo, las copas de alCohol, el sol" la sed, el cos reales me entré al juego, La suerte me favorecio de fuego y el eminente peligro, todo eso era un cúmulo de tal modo y en tan cortos momentos, que fue necesario que necesidades mortales. Pero la Divina Providencia no se mis dos amigos y compañeros de armas que andaban hace esperar, llega prontamente hacia el que le clama. conmigo; tómaran el dinero poniéndolo en ,sus salveques. Una horo después, serían las 9 a.m. cuando recibí orden
Despu~s de repartir baratos a los mirone's, me dirigí a de entregar la trinchera y soldados, al oficial S(jlomé donde el señor Capellán don Francisco Jerez, a contar la L1anes (a) Churrete, y yo solo fuera a ponerme a laordén ganancia, entregándole a él $ 100.00 y ~na cartel para del Capitán Maiteresa, que estaba en la esCjuiha de la que los ehtregcira a mi madre y dieciocho pesos para dos Piedra' Bocona.
n,ovenarios d~ misas dedicadas para todols los que muo Maiteresa con su oficial Mateyota e iguolmente que riéramos al siguiente·día. El sobrante ,lo gasté en beber los soldados, me, recibieron con mucho agasdjo y d& toda esa
¡ nOdle., . , acuerdo con el Capitán sé dispuso abrir un boquete~:el'\
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