Page 74 - RC_1966_06_N69

This is a SEO version of RC_1966_06_N69. Click here to view full version

« Previous Page Table of Contents Next Page »

la naturaleza desarrollo allí, así como el ruido ensorde– cedor y estridente de las bandadas de loras de verde y luciente plumaje, en las tardes apacibles del verano. Vuelven a mi mente al escribir estas líneas, aquellas no– ches estrelladas y luminosas, el disco de la plateada luna, bañando, con sus rayos argentados; encantos que recrearon nuestra imaginacion en los años mozos, dejan– do unos y otros, tanto las bellezas naturales de la ha· cienda, como los agradables trinos de los pájaros canto– res, inefables e imperecederos recuerdos vivientes, siem– pre, aun en la ancianidad, los cuales no se olvidarán

nunca hasta que la muerte llegue a borrarlos; y cierro, estas añoranzas de la hacienda "San Francisco~', con es– tos versos inmortales y verdaderos de Jorge Manrique:

'¡C~mo a nuestro parecer cualquiera tiempo pasado fué mejor".

o como dijo Hordcio:

Laudator temporls adi.

4

MI PRIMERA SALIDA DE NICARAGUA

En Agosto de 1892 hice mi primera salida del país. Fuí a El Salvador con un cargamento de quesos para venderlos allá.

Me embarqué en Corinto en el vapor "Barracouta" el cual recorría, desde Panamá todos los puertos centro– americanos y de México hasta San Francisco de Califor– nia. En ese barco conocí, por primera vez, la iluminacion por medio de la luz eléctrica; pero ese conocimiento no me causo asombro, por tener ya idea de sus utilidades prácticas. También conocí a bordo un agente viajero, de nacionalidad' inglesa, representante de una casa in– glesa fabricante de wisky escosés y de otros licores. Co– mo este individuo hablaba español y era bien educado, pronto nos hicimos amigos y ¡untos desembarcamos en Acajutla y desde éste puerto llegamos a San Salvador. En la estacion de esta última me esperaba mi primo Corfos Zelaya, quien andoba en el mismo negocio que yo. Me llevo a la casa de huéspedes de un español de dpellido Pereira, donde se hospedaba con otro granodino, amigo y compañero mío, también negociante en quesos. En esa casa de huéspedes paraba también un soldado de fortund, el Coronel Villamarín, "ecuatoriano" que había estado recientemente en Nicaragua. Había arrumbado a San Salvador en busca de un puesto en el ejército de ese país. Villámarín era hombre serio, pero singular y de temperamento amargado. Su tipo físico era el del indio de pura raza y al éáníindr tenía aire marcial. En el fono do, un buen hombre, aunque renegaba de todo, y lo que menos deseabo, pienso yo, era trabajar. Su aspecto era más bien e( de un hombre que deseaba llevar una vida con pocas molestias y con dinero a mano para gozarlo. Con esos tres compañeros visité varios lugares en San Salvador.

Una noche fuimos, los tres ¡untos, a comer en el res– taurante del Hotel Siglo XX, situado en la esquina opuesta al edificio del Cuartel de Artillería, recibiendo allí una desagradable sorpresa acompañada de mayúsculo susto. A eso de las nueve de esa noche, ya cuando habíamos acabado de corner, oímos dos disparos de rifle en la calle. Yo, con la natural curiosidad de saber lo que ocurría en ella, me levanté de la mesa dirigiéndome a la puerta del Hotel; pero antes de llegar, rne detuvo un empleado del misrT'lo diciéndome ser imprudencia asomarse en esos momentos o la calle. Me detuvo y junto a los compañe· ros, me quedé quieto. A las diez de la noche resolvimos

regresar a la posada. Siguiendo el aviso del mismo em· pleado salimos, de uno en uno y paso a paso, por otra puerta, hasta llegar a la Pension Pereira. Hasta la ma– ñana siguiente no supimos lo ocurrido la noche anterior frente al Cuartel de Artillería. Muy privqdamente, por exigirlo así las circunstancias, se nos informo esa mañana que del Cuartel habían disparado sobre un militar mono tado a caballo que por allí pasaba a esas horas. Los disparos fueron c.erteros y tanto el ginete como el caballo quedaron tendidos en la calle.

La explicacion de este hecho, según logramos saber-la más tarde, era la siguiente: .

Los hermanos Ezeta, Carlos y Antonio, después del cuartelazo del 22 de Junio de 1890 se apoderaron del poder derrocando al Presidente General don Francisco Menéndez quien había nombrado antes a Carfos, jefe del ejército salvadoreño. En este golpe militar, ayudo O (os Ezeta, el General José Ruiz Pastor, militar español quien, a lo que parece fue el jefe técnico del mismo dando rápi– do triunfo al movimiento. Se aseguraba en San Salva– dor, que el militar español, Ruiz Pastor era muy popular y querido de las tropas.

Una semana antes de mi llegada, murio accidental. mente o por contingencia el General Ruiz Pastor y los Ezeta le hicieron ostentbsos funerales.

Lo ocurrido esa noche frente al Cuartel de Artillería, según versiones corrientes esd noche, tenía atingencia con la muerte, del G.eneral Ruiz Pastor días antes y el muerto, frente al Cuartel fue uno de sus ayudantes agregándose a éste rumor el de que otro edecán del mismo General había corrido antes igual suerte hacía pocos días. La version oficial de la muerte del General Ruiz Pos· tor, se dio en esta forma: Durmiendo el General, acosta– do en una hamaca, efectuo un brusco movimiento que hizo disparar el revolver que llevaba al cinto perforando la bala el estomago y causándole instantáneamente la muerte. En cambio, el rumor público lo atribuía a que Ruiz Pastor había sido asesinado por celos de los herma· nos Ezeta, y esta version era la creída por los amigos y edecanes del desgraciado militar español.

Muchos de los datos anteriores, referentes al des– graciado suceso, los hizo saber Pepita Pujol a sus amigos íntimos. Esta era una bailarina española que había ac– tuado en el Teatro de Granada pasando después a San Salvador donde se enredo en amores con su paisano el

14

Page 74 - RC_1966_06_N69

This is a SEO version of RC_1966_06_N69. Click here to view full version

« Previous Page Table of Contents Next Page »