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« Previous Page Table of Contents Next Page »con los cuales comenzó ellO del mismo mes la vuel– ta al punio de parlida, la que efectuó, bajo fuerle ternporal, hasta Cobán, a donde ingresó el 13 de agosto. Sólo el que ha sufrido las penalidades de carninar por aquellas regiones en medio del invierno puede apreciar debidamente las fatigas con que Car– loS Sapper realizó este viaje.
Los viajes de Carlos Sapper le perrnilieron hasta entonces el reconocimiento geográfico y geológico del norle de la República, nunca anies llevado a ca– bo por ningún exporador moderno. Durante ellos recogió valiosos materiales para mapas especiales gracias a los apuntes y croquis de rutas ya por tie– rra o por los ríos. Y conquistó fama de autor des– cribiendo vivamente los paisajes y su ambiente ±ro– pical. Además se esmeró en escribir sus impresio– neS y en publicarlas no solamente en memorias cien– tíficas para el gremio de experlos, sino también en relaciones generales para un público interesado. Así obtuvo fama internacional de conocedor de países investigados cientificamen±e.
Siguieron luego unas semanas de ac±ividad en que trabajó como agricultor en la finca "ChibU±", süuada en el norie de la Al±a Verapaz, donde se ex– perimen±aba en esa época el cul±ivo de la casliloa y
la zarzaparrilla. Pero ya enero de 1892 encontra– rnos al docior en el oriente de la República de Gua– ±ernala. Yendo de Gualán, en el valle del Mo±agua, rumbo sur, llegó hasta Copán, donde se detuvo para visilar las ruinas mayas. Después se dirigió a Jo– co±án y llegó a Esquipulas, desde donde efectuó va– rias excursiones geológicas por los alrededores. Lue– go marchó al noroeste y oeste por Quezaltepeque e Ipala, de donde subió al Volcán de Ipala, que se le– van±a al sur de dicho pueblo. Fué ésta la primera de las ascensiones a los volcanes de Ceniro América que emprendió don Carlos. Fueron ellas sesenia en total, hasta que dió fin a sus viajes en 1928. Con el Volcán de Ipala volvió al estudio del vulcanismo de la América Central, una tarea imporlan±e y espe– cial que realizó en viajes subsiguientes.
El 13 de junio de 1892 Sapper empezó oiro via– je de estudios vulcanológicos que resultó muy peno– so debido a la estación de lluvias. Salió de Cobán y se dirigió a Huehue±enango después de haber in– ±ercalado una excursión a las ruinas de Comilanci–
110, situadas en las verlien±es meridionales del valle del Río Negro. Caminando a lo largo de la falda de los Cuchuma±anes y iocando el pueblo de Chi– naltenango bajó al valle del Río Selegua y llegó a San Pedro NeC±a. De allí el doC±or bajó al sur pa– ra llegar a Cuilco en el vallo caluroso del Río Cuil– ca. Subió otra vez los macizos volcánicos del sur, pasando por El Carrizal hasta TeC±ilán, pueblo típi– co de los mames, y hasta Tacaná, ceniro de comer– cio en el extremo occidenial de la República. De allí subió al Volcán de Tacaná el 2 de julio de 1892 y bajó a Sibinal. Luego atravesó la altiplanicie de Ixchiguán, de mala fama por el frío de su clima al–
to, y abandonando el camino a San Sebastián efec– ±uó la ascensión al Volcán de Tajumulco el 4 de ju– lio del mismo año.
El aire helado hizo bajar la temperatura hasta 2.2 0 C., y al día siguiente la cima se desembozó en– vuel±a en una capa de nieve, fenómeno que se ob-
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serva raras veces en los volcanes del norle de la América Ceniral con alturas que pasan de los 3.500 metros sobre el nivel del mar. Sapper bajó al crá– ter que estaba cubierlo en el fondo con una capa de nieve. Su mozo kekchí, que nunca había visto esto, se extrañó y llamó a la nieve en su lengua materna Ra±zam li ké que quiere decir "la sal del frío". El 6 de julio, después de una marcha trabajosa. don Carlos se encontraba en el valle del Pinal al pie del Cerro Quemado. a donde llegó pasando por El Suj y San Juan Ostuncalco. Subió a esta mon±a– ña de fuego apagado en la verlienie occidenial por una vereda fatigosa y alcanzó la cúspide tan nubla– da que fué imposible hacer cualesquiera observa– ciones. Descendió por el mismo camino y pernoctó en un rancho de indígenas en la falda nordeste del Volcán de Santa María. al que subió el 8 de julio. también entre nubes y neblinas.
Son características sus 'anotaciones sobre este viaje demasiado trabajoso.
"El viaje había sido a veces muy duro; de cuan– do en cuando éramos más que modestamenie abas– ±ecidos de víveres. porque no era posible comprar bas±imenios suficienies en los pueblos pequeños. También el tiempo a veces nos maltrató. Pero no hubo ninguna desproporción entre el gran desplie– gue de fuerza corporal y el goce estético adquirido por los trabajos padecidos en las ascensiones a los volcanes en contraposición a las excursiones en las sierras cubierlas de selvas en el centro de Gua±ema– la. No puedo dejar de recomendar a todo aficiona– do alpinista que lleglle a estas regiones que suba a los altos volcanes tan cercanos a las ciudades más imporlan:l:es del país. En efecto. un panorama gran– dioso espera al turista. y las fafigas son relativamen– ±e pocas"..
Sapper dedicó el resto del año de 1892 a termi– nar un mapa geológico de la República de Guatema– la en escala de 1 :500,000, que rem.ilió a la exposición rnundial de Chicago, donde fué premiado y desapa– reció después de la clausura de la exposición sin dejar huellas. Es:l:a pérdida fué la causa de que más tarde Sapper dibujara otro mapa topográfico y geo– lógico de Guatemala. en el que hizo uso de las rutas de sus viajes hasta entonces apuntadas. La conoci– da casa alemana de Justus Perlhes. de Goiha. lo pu– blicó en 1899 en escala de 1:1.1 millón. Este fué el primer mapa exacto moderno del país. Tiene la ventaja de que todos los ríos no conocidos están di– bujados corno estriados. lo que aumentó el valor científico de este mapa. todavía mayor porque re– gistra. aparle de las rutas de Sapper. las de otros via– jeros anieriores.
Mientras tanto don Carlos recibió la propuesta del Gobierno de México de incorporarse al servicio geológico de aquel país para que efectuara reconoci– mientos geológicos en Chiapas. Tabasco y Yuca±án. Aceptó con gusto este ofrecimiento y salió de Cobán en enero de 1893. Después de una rápida excursión a las famosas ruinas de Milla. tornó el tren de Oaxa– ca a Puebla y la capital de México. llegando a és– ta el 29 de enero. Mientras se arreglaban las for– malidades de su admisión al Institu±o Geológico. Sapper pasó su tiempo subiendo a los volcanes Ne– vado de To1uca y Popoca±épetl. Por fin salió al
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