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« Previous Page Table of Contents Next Page »eonseguir frabajadol"el1l. El· ampiente geográfico de– mostró la existencia de un
cllin~ ~xcele~e para el café. ep. la li~rra templadfi, gracias a los diferentes nivele$ de las montañas escarpadas, las temperaturas variables y lluvias copiosas en gran parle del año. Sólo las comunicaciones eran malas. Los camii1.os , eran en su mayor parle transitables para canrinan– tes o jinetes¡ existían muy pocas vías de carretas. Había un~ sola pueria para el tránsüo de' uliramar en los puerlos de Livingston y Belice. . Como uno de los primeros alemanes, Enrique .Dieseldorff se había esfablecido en Cobán hacia 1860, ,ieguido poco después por Francisco Sarg. Estos dos fundaron, casas de comercio en la cabecera deparla– lnenial, mieniras que otros extranjeros comenzaron
~l()n el culfivo del café que producía la excelente ca– lldaA del famoso "Café de Cobán". Los éxitos de los prirrieros colonos atrajeron a otros alemanes, entre los cuales se enconfraban don Ricardo Sapper y don Erwin P. Dieseldorff. Las actividades del primero dieron tan buen resultado que en poco tiempo com– pró varios terrenos y fincas. Entre ellas se encon– traba "Chimax", en los alrededores inmediafos de Cobán. Luego aumentó sus propiedades por com– pras de terrenos vírgenes en las regiones más al norle del depa.-famenio, donde fué necesario esta– blecer nuevas fincas en las selvas. El finquero :l:e– nía qúe vivir allí, aislado de sus compatriofas y de lá genie mes:l:iza, en medio de sus trabajadores in– dígenas, de los cuales pocos hablaban el cas:l:ellano, de modo que tenía que aprender el idioma kekchí.
La Alta Verapaz era en esa época casi desconocida cien:l:üicamenie. Se sabía muy poco de su geogra– fía, de su geología y de las condiciones climaféricas. Solamen:l:e en el propio norie y noroesie, duran:l:e la demarcación de límües con México, se habían practi– cado algunas aclaraciones topográficas e hidrográfi– cas en la cuenca del Usumacinta y de sus afluentes guatemaltecos, conocimientos que se debieron al dis– tinguido- naturalista e ingeniero alemán don Edwin Rocks:l:roh, en fanto que el famoso arqueólogo inglés don Alfredo P. Maudslay, había abierto el t2mPO de la arqueología maya en los bosques tropicales del norie de la República. Pero la cartografía hacía falta. Todos los mapas eran inexactos. Existían po– cos dafos asironómicos de posiciones topográficas, de modo que muchos pueblos y aldeas aparecían fal– samente dibujados en los mapas. Todas estas cir– cunstancias debían airaer a un explorador hien ver– sado y con amplios in:l:ereses.
Así se presentaba la situación de la Alta Vera– paz cuando Ricardo Sapper invitó a su hermano --don Carlos Sapper- a' irasladarse a Cobán para forlalecer su salud en la tierra templada tropical. Convino don Carlos en trasladarse a aquellos luga– res, y después de una travesía a lo largo de la, cosia afián:l:ica de Nicaragua y Honduras, desembarcó en Lívingston, de donde llegó a Cobán en el año de 1888.
Halló en la linda cabecera del deparlamento, de asillo colonial, una pequeña colonia de compatrio– fas, vanguardia de un grupo irnportanfe de finque– ros y comercian:l:es originarios de la Suabiaque con– 4ribuy6 mucho al desarrollo económico de la Alta ;,N'erapaz. Así .don Carlos pudo familiarizarse pron–
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~~cdionó etlll:l, len9'ul:l'C:1ill~tellatlI:lY comenz6 a apren– 'der Éll idioÍ'nél kekchí.' Po(:o después recorrió i08;a:1:–
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ses se dirigían a la geología. Pero sabia qUe .todos los estudios respecl:ivos debían fundarse en la' topo,.
grafía más exacfa posibl~. Además le B.1rajéron' las'
cQstumbres y el folklore de los indígenas. RecoÍlo~
ció la imporiancia de inv~sligar la einogt-afíade los inl:iios, de observar su estruchira sodal en tiempos prehispánicos y coloniales, y de estudiar su vida' es– piritual con su mezcla de paganismo y crisfianismo, fenómenos que en es:l:os áños todavía se manHes:t'a:.
ban en forma más primitiva. qUe tres decenios des,. pués, cuando el progreso rápido del desarrolloiéc– nico-económico moderno ha ido extinguiendo los 'ras– gos típicos de la población autóctona.
Carlos Sapper tenía que proveerse de fondos pa– ra ensanchar sus conodirnien:l:os locales mediante via– jes más dilaiados por to<;1a la República de Guatema– la. Por eso resolvió encargarse de trabajos prácli– coso Aceptó encargos de agrimensor en las fincas, irabajos que resultaro:p. muy útiles, porque le con– dujeron a la tierra caliente de la Alla Verapaz del norie entonces recién abierla al tráfico y el comercio. Poseyendo suficiente dinero emprendió en 1889 su primer viaje de exploración en que dió a cono– cer la técnica que había concebido para viajar, adap– télda a sus recursos modesios, a la afición de cami– nar solo y a pie para hacer las observaciones sin in– quiefud, y a la experiencia de llevar poca carga o equipaje, técnica que se ha calificado como muy práctica en la Atnérica Central. Cierto es que el marchar a pie e ir apunfando las rufas del caminó con la brújula y contando los pasos exigía una lo– comoción lenta. Don Carlos pudo hacer .los cosas a su modo porque disponía de compañeros kekchíes como cargadores de quienes se podía fiar, hombres que le procuró Su hermano Ricardo, escogiéndolos entre los colonos de sus fincas. Tres de ellos se convirtieron poco a poco en sus compañeros perpe– iuos que soportaron incansablemente días buenos y malos, padeciendo hambre y sed, llevando sus car– gas de 45 has:l:a 50 kilogramos. Siempre has:l:a sus últimos años don Carlos recordaba con profunda gra– fifud a sus tres fieles kekchíes, todos los cuales mu– rieron antes que él.
Su primer viaje en 1889 comenzó en la segunda müad del invierno y se dirigi6 de Coban a San Mi– guel Uspantán por el viejo camino de' herradura, hasta la frontera mexicana. Caminó a iravés de las monóionas sabanas inferrumpidas por pinares pare. cidos a islefas. Fueries aguaceros habían hecho des– bordarse los ríos y arroyos, por lo que la marcha re– sultaba más difícil de uno a otro día.
En noviembre de 1889 el docior Sapper llegó por prirnera vez a la capüal de Guafemala y combin6 esfa visita con una excursi6n al valle del Mofagua has:l:a Zacapa '220 m.) y Gualán '130 m.), es decir, caminó en medio del verano que suele convertir es– fa parie del ancho valle en un verdadero horno. Pasó el año de 1890 en Cobán y en la Alta Ve. rapaz dedicándose a ordenar sus observaciones he– chas en los viajes u ocupándose en tareas práclicas. Al mismo liempo efectu6, junio con el finquero don
~in P. Di~s~lc:Iorff. un~s 8XC?B'vacionel' a.r~eol9s~
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