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XVI el arquilecto cristiano Hernán Ruiz añadió los cua:l:ro cuerpos superiores que si bien perlenecen a distinto género de arquilectura, forman un bello con– junio, alegre y armónico.

Siguiendo el principio de que ninguna obra de arie antigua debe ~er tocada, hizo mal Don Francis– co Bárcenas, en colocar, siendo Fábrica de la Mer– ced, la verja de hierro que rodea el campanario, la que fuá puesta en eSe lugar el año de 1892, baran– da que protegía la fueme del parque Colón, que al inaugurarse éste el 12 de Octubre del mencionado año, fue retirada de ese sitio por considerarse inne– cesaria ya que su objeto era evitar que los semovien– tes, que vagaban libremente por ser una plaza pela– da la que había, llegasen a apagar su sed a la pila

qu~ al pie de la fuente recoge el agua que arroja de sus grifos. Antes de ser colocada esa baranda de hierro, las ven:l:anas donde están colgadas las campanas, estaban protegidas por tablones, coloca– dos hasta ciarla altura, para eviiar al can,panero de ser arrojado al vacío, iablones que sin pin.tura ni maque daban 'lID feo aspedo, no habiéndosele ocu– rrido a nadie antes proieger esos ventanales con una celosía, o con un antepecho de cal y canto.

Aplaudiríamos -con todo estusiasmo- el pro– yecto de ley qua según hemos sabido planea el se– ñor Secretario de Información y Prensa Lcdo. Her–

nán Arosteguí lanzar a la consideración pública, de crear o establecer para cierlas ciudades de marcado aspecto colonial como son Granada y León, una ur– banización especial que uupida el cambio de la fi– sonomía de dichas ciudades, introduciendo en ellas una arquitectura que rompa o desfigure su es.tilo colonial protegiendo así la conservación de las obras de arle antiguo, las reliquias históricas y los monu– mentos legados a la posteridad por nuestros mayo– res.

Si en la elección que hicimos del material em– pleado en ese trabajo hubo falta de habilidad y ti–

no de parle de Monseñor Mejia Vílchez y mío, ello se debió a que la cerámica, por sus labraduras ara– bescas, nos pareció que sra lo que más se acomo– daba para reponer el cuerpo decorativo que allí ha– bía, n\cjor de lo que pudiera hacer un arlesano e11 nues±ros días. De igual opinión fue el arfisia ele

mucho mérito, Don Adrián Lacayo Poessy a quien se le había encargado hacer un dibujo apropiado pa– ra el decorado en cuestión.

y es de lamentar solamente, en algunos que se han dedicado a criticar esla obra, su falta de respe– to y consideración a personas consagradas a Dios

y a practicar el bien, como Monseñor Mejía Vílchez que ha hecho por Granada más que muchos grana– dinos, porque eso es pagar con la moneda de la in– gratifud los favores que de él hemos recibido, bene– ficios que nos ha hecho sin esperar recompensa.

Las críticas que de parle de intelectuales de va– lía como Pablo Antonio Cuadra, y de personas ell– fenc.'idas en arqueología como el señor Eduardo Pé– rez \Talle, o de conocedore~ de la fribu de los Na– huas como el Dr. Francisco Pérez Estrada se han

hech~ a esta reparación llevada a cabo en la forre, no sq~ 1, ni m.ás ni menos, que el producio de la im–

pre¡¡ió~.\ del m.omenfo, la ofuscación de las mejores

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cabeza~' que son las que más Se equivocan, como sucedi¿ con la forre de Eiffel que la afearon en su tiempo ,os cerebros mejor conformados y las más cé– lebres personalidades de la época.

Guy de Maupassant no comprendía que podría representar ese "esqueleto de hierro". La prensa en general se refería a ella llamándole "esa chUnenea de hierro que ridiculiza la capital de Francia y hu– milla a París". "Candelabro hueco" la llamó Huys– nlans. "Pirámide insensata" gritaba Francois Cop– peé. Y así por el esillo. Nadie creía en élla. Cerca de 30 en:l:re poetas, novelistas, pintores, ar– quifecios, decoradores, músicos etc. firmaron una co– municación dirigida al Director de la Exposición Uni– versal en la que expresaban su repudio a la obra. Enire esas firmas figuran las de eminencias como Paul Verlaine, Viciorien Sardou, Leconte de LisIe. Alejandro Dumas hijo, Sully Prodhomme, el arqui– tecio de la Opera Garnier, el ¡:lintor Bonna±, el com– posi:l:or Gounod, y airas tan célebres como ellos. La Editorial Plan acaba de dar a luz la histo– ria de la forre de Eiffel. Explica que después de inaugurada la famosa torre, se desató una encona– da calupaña que dejó muy mal parado el monumen– lo que podía llamarse la intelectualidad de París, se nlanifes±ó contra la forre que hoy simboliza la ca– to. Escritores, poetas, humoristas, en una palabra, pital de Francia.

¿Tendrá el agregado puesto a la torre de la Merced la misma suerle que ha corrido la torre de Eiffel que pese a la~ numerosas proiestas no sólo no fué demolida, sino _que ahora la admiran y la quieren iodos los franceses y el mundo entero? Entre noso:l:ros la campaña contra los bloques esiuvo dirigida por el locutor radial Lcdo. Francisco Pérez Valle,' que se hacía eco de la opinión de su hern\ano Don Eduardo de ambos apellidos, y nos daba a saber la opinión desfavorable que de la co– locación de los "Chiltepes" había recogido en:l:re sus amigos y conocidos. Entre otras recuerdo que men– cio11aba la del docior Dionisio Cuadra Benard, ex– quisito manejador del verbo que en sus labios se torna ya suave y cadencioso como cristalina fuente, ya arrollador y tempestuoso como un Tequendama. Pudiera ser que como sus congéneres los inieleciua– les franceses, haya parlicipado del mismo error de apreciación que ellos al emitir su juicio sobre la re– paración hecha en la torre de la Merced.

El comentarista radial Don Julio Vivas Benard tuvo frases menospreciativas al referirse a la colo– cación de esos bloques de cerámica¡ y hasta Revis– ta Conservadora del Pensamiento Centroamericano, -tan serena y ponderada- alribuyó a la decaden– cia que sufre Granada el color rojo -de terraza es– pañola- que se le ha dado al cimborio, y, sin men– cionarlo por supuesto, el remodelamiento hecho en esa parle de la torre.

El tiempo se encargará de confirmar si en los severos juicios que se emitieron sobre la res:l:ructu– ración de la torre hubo justeza, o si, como a Gusia– va Eiffel, el ingeniero que ideó y construyó la fa– mosa torre que lleva su nombre, la posteridad le ha hecho justicia declarando genial su obra que lo ele. va a la inmorlalidad.

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