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un promedio C$ 1.850 por manzana solo para cultivo,

además de un promedio de C$ 350 en maquinaria agrí– cola (basándose en C$ 140.000 para 200 manzanas y cuatro años de depreciacionl, o sea un total de C$ 2.200 por manzana; es decir, solo C$ 600 menos que la inversion requerida para el cacao en cuatro años. Según estudios metodicos hechos por el Banco Nacional de Nicaragua, la utilidad líquida promedio por manzana de algodon es de C$ 350 de modo que en seis años el cultivo de una man– zana rinde un total de C$ 2.100, mientras que una manzana de cacaoteros el sexto año produce utilidades netas de C$ 2.675. Como aliciente para este nuevo cul–

tivo, el Banco Nacional podría conceder un 20 % para gastos atlministrativos en vez del 10% que se concede para el algodon.

Desde el punto de vista nacional, resulta muy intere– sante obselvar que del total del costo de produccion del algodon incluyendo desmote y manejos portuarios, muy aproximadamente C$ 935 representan gastos que se .fugan del país. Esto es el 42.5 % del producto bruto. En el cultivo de cacao, podemos estimar en C$ 453 por mano zana la porcion que se fuga del país, esto es, el 8 % del producto bruto.

IV ASPECTOS TOPOGRAFICOS y CLlMATOlOGICOS: la eros ion que el cultivo del algodon ha causado en los suelos nicaragüenses, es más que evidente como lo prue– ban las tormentas de polvo que se producen todos los años en la época seca, después de la cosecha de algodon. los estragos de tal fenomeno, además de los efectos di· rectos de la eros ion del suelo, pueden ser indirectos, como los vientos que han azotado a las plantaciones de bana– nos, las sequías que afligen a toda la costa del Pacífico. las nubes de polvo, que en especial en la ciudad de leoh han causado incontables pét'didas a la propiedad y serios daños a la salud pública, puesto que los residuos de los insecticidas permanecen eh el suelo por mucho tiempo" No es de dudarse que los recientes rechazos de carne nicmagüense contaminóda, por lo menos en parte se deba a los residuos de insecticidqs que el viento arrastra en el

polvo y los deposita en los pastizales.

También es de considerarse que un cultivo intensivo del algodon en terrenos como los del Pacífico de Nicara· gua, ha contribuido grandemente al cambio de clima que en los últimos años se ha experimentado. la aridez y desolacion de los campos en la época seca presenla un aspecto que causa verdadero y profunda tristeza al viajero que visita el país por primera vez o al que regresa después de muchos años de ausencia. Podemos asegu– rar que la magnitud de este serio problema nacional, aún no se aprecia en su plenitud. Si algún día se intentma la reforestacíon parcial de la costa del Pacífico, difícil– mente podría encontrarse mejor forma de hacerla que mediante el cultivo del cacao.

Que diferente sería si se hubieran conservado y am– pliado las planlaciones cacaoteras, que con sus árboles de sombra conservan la humedad y forman verdaderos bosques civilizados, albergue además de multitud de aves canoras y de plumaje. Baste como ejemplo una pequeña cita de W. V. Wells, viajero Norteamericano que visito la ciudad de Rivas y sus alrededores durante la guerra de Walker y que describe así la finca cacaotera "Santa Ursu– la':, "Nada puede exceder a la quieta belleza de uno de 'estos fundos. Tanto como puede éllcanzar la mirada

aparece el follaje esfumándose en la distancia y la pers– pectiva rodea de una umbrosa verdura. El suelo está perfectamen1e nivelado espesamente cubierto con hojas secas caídas a tierra a causa de las lluvias, a través de las cuales millares de delicados pimpollos y de bellos botones revientan embalsamando el ambiente con gratos aromas. las cerezas rojas de 105 cafetos, el color dorado del cacao y de las frutas en radmos de los plátanos, las naranjas y las limas ofrecían un agradable contraste con la esmeralda profunda de la fronda. Arriba, en medio de las hojas protectoras de los Maderos negros, se agita– ban bandadas de loras dándose prisa, con su parloteo ruidoso, de árbol en árbol, mientras a intervalos el grito áspero de las guacamayas partía el silencio, apenas visi– bles allá en las ramas más altas de un distante guano– caste. la única señal de la presencia humana era la va?: de nuestro cicerone cuando señalaba algún curioso arbus– to explicando sus pl"Opiedades, o dirigía nuestra atencion a la exuberllncia de las flores tropicales. Aquí, en ver– dad, parecía la region de la eterna florescencia en donde rústicamente y sin ninguna atencion, las plantas más ra– ras y las flores más bellas emiten su fragancia singular saturando el aire de ricos bálsamos. Apacible "Santa Ursula". "Pasarán muchos, muchos años, antes que tu sublime belleza pueda borrarse de mi corazon". V ASPECTOS SOCIALES: Debido que el cacaotero es una planta de produccion perenne, aún cuando tiehe dos máximos durante el año que se llaman cosechas, su cul– tivo se presta admirablemente al minifundio familiar. En combinadon con parcelas de maíz, frijoles etc., una fami– lia puede atender un pequ~ño plantío de cacao, prácticch mente en sus ratos libres, lo que abarata grandemente el costo de produccion. Notes.e que aún una parcelCl de cinco manzanas, aún con los gastos asignados en este trabajo, producirían a una familia un mínimo de C$ 24.000 anuctles. Sobre este tema, e~iste un estudio preliminar del Dr. Fernando González de INFONAC, que debe considerarse y ampliarse. Es muy significativo el hecho que en zonós despobladas de nuestro país existe!') gwndes exténsiones de terrenos ideó les para el cultive:; del cacao que ayudarían enormemente a resolver las ac–

tuales presiones sbdo-economicas. El propuesto progra" ma de cliez millones de cacaoteros a plantarse en diez años, requeriría 25.000 manzanas y podría dar albergue a cinco mil familias, al mismo tiempo que poblar zonas fronterizas de inmenso valor. Finalmente debe menciQ– narse que el cultivo del cacao puede combinarse con el de la vainilla de gran promesa economica y también ideal como cultivo familiar.

VI ASPECTOS LEGALES: Basado en lo poco que el autor ha podido investigar referentes a las posibilidades crediticias para el cultivo del cacao, parece que el engra– naje de nuestras instituciones bancarias necesitara una revision a fondo, puesto que está orientada principal– mente hacia los c.ultivos anuales. Además nuestras auto– ridades agrícolas que, explicablemente, están poco ver– sadas en el cultivo del cacao, así como bajo gran presion por sus ocupaciones cotidianas, no disponen del tiempo necesar io para examinar concienzudamente la gran po– tencialidad sodo-economica de este cultivo. Estimamos que es de verdadera urgencia nadonal salvar el cacao "Nicaragua" y darle a nuestras leyes crediticias un enfo– que más hacia el futuro.

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