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xninando de recoleefarse, a 230.437 xnanzanas. Los estudips realizados, indican que aún podrexnos con– tinuar creciendo en el nÚInero absolufo de xnanza– nas, aún cuando se espera se reducirá la tasa de ese crecixniento a un 15 % fal vez a xnenos.

Las reservas de tierras para el cultivo están lle– gando a su líznite aprovechable, ya que el desarro– llo de la econoxnía del pais se extiende en afros sec– tores taxnbién, y así observaxnos coxno se viene pro– duciendo el ensanchaxniento de las tierras destina– das a Otros Cultivos, y por otra parte, se opera el crecixniento xnuy ixnportante de la ganadería.

Durante el 'ciclo agrícola 1955/56, el país se vió azolado por la inc1exnencia de uno de los texnpora– les xnás copiosos que se han experixnenfado en xnu– chos años, y la violencia del xneteoro no fué posible confrarrestarla, porque nuestros agricultores no ha– bían alcanzado todavía un grado aceptable de tec– nificación, de xnanera que la ausencia de tales re– cursos, no había hecho posible que las siexnbras fue– ran frazadas a curvas de nivel, no existían sistexnas de drenaje adecuados, no se tenía un conocixniento cabal del ciclo biológico de las plagas, y aún xnás, se desconocía en 10 general el ciclo biológico de las plantas, todo lo cual constituía faefores negativos que no permitían a nuestros agricultores contrarres– tar los efectos de la violencia de los elexnentos de la naturaleza.

Los rudos golpes oéasionados por el fenóxneno l'!puntado tenían ya en situación deprimente a nues– h'os produefores, situación que se recrudeció cuando la venfa de nukstra cosecha del ciclo 1957/58 tuvo que ser realizada a precios de "duxnping", de xna– nera que de un precio proxnedio de US$34.00 el quintal de algodón desxnotado, bajó violentaxnente a US$23.00, lo que práeficaxnente colocaba a nuestra próducción en situación de continuar adelante en forma xnuy crítica.

Las siembras cotresp6ndientes al ciclo 1958/59 descendieron de 126.243 manzanas en la texnpol-ada anterior, a 105.905 man~nas, y durante el ciclo 1959/60 des'ceúdieron todavia xnás, a 94.756 tnanza– nas.

La situación de nuestros produefores era íTanca– xnente angustiosa; pues coxno hexnos xnencionado, habían sufrido los efectos ruinosos de un texnpora1, después la violenta caída de los precios internacio– nales y coxno corolario a tales agravantes, taxnbién se reflejó la xnoral de los usuarios de nuestros cré– ditos, a tal punto que el producto de' las cosechas pignoradas a favor de nuestro Banco, era general– xnente desviado para cubrir toda una gaxna de obli– gaciones contraídas por los produefores, que a decir verdad, era lo único con que contaban.,

El cuadro no podía ser xnás desalentador: los productores eran ineficientes; tenían deudas xnuy elevadas; su moral se encontraba deprixnida¡ el Ban– co tenía su Cartera aliaxnente congelada y, en resu– xnen, la xnarcha del país, en el camino de su pro-

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greso, se había tornado lenta y penosa, y los presa– gios eran de qlie se avecmaba una crisis.

El Banco Nacional de Nicaraguá, que a la sa– zón participaba en un 49% del totai financiable, anteriorxnente había llegado a participar hasta en un 88% de los financiamientos, tenía una posición de liquidez en sus Colocaciones que nosotros califi– caxnos de dramática en obsequio a uD. xnejor ca1#i– cativo, ya que sus cifras revelan que los préstatnos en vigor ascendían a ~ 82.331.000, los préstaxnos prorrogados subían a <$ 27.835.000, en Mora a

<; 109.704.000 Y en Cobro Judicial á <$: 9.797.000, lo que indica que la congelación de la Cartera del Banco subía a ~ 147.336.000 de un total de <$ ...

229.667.000, lo que representaba el 64% del total.

Coxno podrá observarse, del total congelado so– lamente <$: 27.835.000 Se encontraban prorrogados, es decir, que pertenecían a deudores que estaban en posición de pagar los intereses por el servicio de las deudas para norxnalizar la situación de sus présta– xnos. Los deudores en Mora que acuxnulaban un total de ~ 109.704.000, no estaban en condiciones de cubrir el servicio de sus deudas, posición que reve– la draxnáticaxnente la angustiosa situación por que atravesaban los produefores del algodón en Nicara– gua. El Banco Nacional de NicaragUa tenía xnás cÚéÜes a quienes cobrar deudas vencidas y dene– garles solicitudes de préstaxnos, que interesados acep– ±ables a quienes financiar sus exnpresas.

Fué entonces cuando el Gobierno de la Repúbli– ca decidió exnitir la Ley de Saldos Insolufos, que apareció el día 24 de Agosto de 1959 en la fonna de un Decreto Legislativo N° 440.

Por medio de esta Ley se autorizaba ál Banoo Nacional para que concediera un nueVo pl¡:lzO hasta de 8 años para el pago de Saldos Insoluiosde prin– cipal e infereses, provenientes de créditos; de habili– taciones agrícolas, de eréditos RefaCéioI1¡:lrios Mobi– lia'nos que se destinaron a la adquisición de maqui– naria agrícola y de Crédijos Refaccionarios Inmobi– liarios que Se emplearon en el mejoramiet;lto de las fincas en los años labtaq.ores 1955/56, 1956157, 19571

58 Y 1958/59, previo lQs estudios que debían hacer– se dá la rentabilidad potencial de lés .mpresas de los deudores. El plazo máxixno no debía exceder del 31 de Diciexnbre de 1967.

Para poder ser beneficiario de los efectos del Decreto, debía ±oxnarse en consideraci6n que:

1. Hubiesen aplicado correc1axnente los fondos provenientes de los créditos respectivos a los objetivos o finalidades para que fueron otor– gados;

2. El producto de las siembras o cultivos lo hu– biesen destinado preferentemente al pago de los préstamos recibidos¡ y

3. No tuviesen otros bienes o rentas disponibles con los cuales pudiesen razonablemente aten– der a sus obligaciones incumplidas.

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