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« Previous Page Table of Contents Next Page »les e inteligenies -los que quieren ereeer- los que quieren salir del molde tradicional y los que temen la obsolescencia. No hemos suc\Unbido al canto de sirenas de la cadelización, la división de mercados, el monopolio de hecho. La comunidad de negocios de Centro América conserva las sanas cosiumbres de probidad ypuenos modales que hemos heredado de nue::;tros progenitores y que deseamos mantener co– rno tradición mercantil ya reconocida en los ceniros financieros del mundo.
No todo es color de rosa. El desarrollo econó– mico no puede producirse sin golpear a nadie. En la integración económica, en el ejercicio del libre co– mercio. algunos intereses minoritarios han de ser afeciados en beneficio de la colectividad. Centro América necesita una opinión pública informada y compaC±ada que encuentre metas y objeiívos comu– nes en su desarrollo. Cuando el desarrollo se ejer– cita en niveles muliinacionales deben considerarse la sensibilidad y suscepiíbilidad de los gobiernos. Debe sofocarse, en veces, el ímpetu iniegracionista en aras de maniener el espíritu de cooperación para el muiuo provecho y para alcanzar la meta final. Esta caracterísiíca también se encuentra en el Mer– cado Común, el reconocimiento del desarrollo equi– librado obtenido con fórmulas que permiten un en–
tendimient~ a todos los niveles y que han evitado los rompimienfos basados sobre situaciones de tipo personalista o nacionalista.
Alcanzadas ya en buena parie las metas origi– nales de cooperación infernacional, suficientemente instrumentado el área, ioca ahora al empresario cen– froamericano del secior privado hacer uso, en pleni– tud, de estos insinlmentos e impulsar progresiva– menie las corrientes de desarrollo deniro de toda el área.
México y Centro América
La presencia de México en Ceniro América, el reconocimiento por su parle de la existencia del Mercado Común Centroamericano ha desperlado a la vez interés y curiosidad en los ceniroamericanos. Algunos pregUÍrlan "porqué después de tantos años se nos reconoce como vecinos y en qué aspectos de Centro América podría México inferesarse"? Las pa–
labras del Señor Presidente Díaz Ordaz son suficien– temente claras y amplias para despejar cualquier duda con respecto a las moiívaciones de la Repúbli– ca Mexicana en su deseo de establecer un vínculo con Centro América, cuando dijo:
"No venimos, pues, repito, en una ofensiva co– mercial ni financiera, con objeto de buscar mer– cados y oportunidades para inversiones renta– bles. Venimos al Isimo Centroamericano dis– puestos a concerlar, con fraternal equidad, la mutua cooperación, basada en el principio, de tratamiento especial para los países de menor desarrollo económico, sin esperar exacta reci– procidad por las concesiones que se otorguen, pues brindarlas es un deber de solidaridad so– cial y hasta una conveniencia económica para los países que han avanzado más en su desa– rrollo".
Se sabe que en los úllimos años la balanza co– mercial favorece grandemenfe a México y será pre– ciso buscar la manera de equiparar esas diferencias a través del infercambio comercial. México ha he– cho ofrecimientos generosos de ventajas de tipo uni– lateral en favor del comercio centroamericano. Oiras personas en este Foro desarrollarán en detalle estas posibilidades.
Yo desearía analizar con Uds. distilúas situacio– nes y aspectos de la experiencia mexícano-cenfro– americana que podrían ser de mutuo provecho pa– ra las dos áreas.
la Experiencia Mexicana
Ceniro América podría beneficiarse de la expe" riencia mexicana en la organización y explotación de la industria turística y todas las actividades con– cOlnitantes, especialmente la hotelera y la de recrea– ciones, que han acarreado tanto beneficio a este país. La industria turística, bien orienfada y bien m.anejada, puede ser un elemento civilizante, edu– cador, a más de ser una industria altamente pro– ductiva con relativamente baja inversión por parle del país sede. Tiene además una caracierísiíca que hemos observado en México y que ha estimul.ado poclerosamenfe el orgullo nacional. Ha forlalecido el concepto de la nacionalidad bien entendida y que se manifiesta en, el culto al folklore, la danza, el ieairo, la pintura muralista, la escultura, y muy es– pecialmente, en conceptos arquitectónicos de nueva dimensión, de una mejicanidad absoluta, expresado en el gran Museo Antropológico, la Universidad y los nuevos. centros de vivienda. Este concepto, este sentir nacional, esta creación social, ese "mejicanis– mo", bien podría servir de fuente de inspiración a los ceniroamericanos para la mísiíca que aún nos hace falta en el movimiento de infegración. Es±e se– ría un aporle valioso al perfeccionamiento de la comunidad centroamericana.
Por oira parle, México ha dado muesiras de sa– biduría en sus relaciones con los países industriali– zados del mundo, en su política comercial exierior. Pariícularmenfe en Norle América, en el intercam– bio de bienes y servicios sobre todo en la exporta– ción de producios horlícolas y el movimiento de ma– no de obra. Estas fórmulas y experiencias en la convivencia polillca y económica bie.n. podrían ser– virnos de patrón en Centro América. Podría ser es–
te un punto de apoyo imporlante de nuestra necesi– dad de la diversificación agrícola, en la producción de artículos para la exporlación, en el análisis de los mercados de consumo, en el procesamiento de productos perecederos así como en su embalaje y
transporlación.
Podríamos también beneficiarnos de la experien– cia mexicana en la regulación de los yacimienfos del sub-suelo y frutos del mar.
Aportación Centroamericana
Centro América iíene a su vez valores que apor-
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