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y el temor de la dominaci6n ya fuera de Guatema. la, la de México o la de España, así como por el exacerbado estado de ánimo de algunos dirigentes políticos Y eclesiásticos.

En este movimiento se veían mayores segurida– des en la anexión al Imperio Mexicano de Agustín de IfUrbide, por la presencia de sus fuerzas arma– das en territorio ceniroamericano. Cuando en Di– ciembre de 1821 se anexaron Guatemala y Quezal– tenango, quedó Cenfro América formando parle del Imperio Mexicano. Sin embargo, con el derroca– miento del.Emperador Agusfín 1, en Marzo de 1823,

por los Generales Santa Anna y Victoria, se rompie– ron los lazos entre Cenfro América y México.

Si bien este interludio no tuvo efectos positivos de unificación de las provincias, sirvió de estímulo en un sentido polllico que se manifestó en un nuevo deseo de analizar la situación en cada provincia. El último aefo del General mexicano Vicente Fílísola, destacado en Cenfro América, fué convocar delega– dos de las provincias al Primer Congreso Centroame– ricano reunido en Guatemala. En este Congreso, a donde asistió un delegado por cada 15 n.íl personas, las Provincias Unidas de Centro América se declara– ron libres de cualquier potencia extranjera.

Primeros Pasos de Desarrollo

Este intento de federalismo fracasó, así como debian fracasar ofros muchos intentos inspirados o motivados, unos por el temor a la dominación ex– franjera; afros pocos, por motivos ideológicos y un buen número, por espíritu caudillisia.

Durante el siglo XIX las incipientes repúblicas daban sus primeros pasos en el desarrollo. Tenían que buscar nexos en el exterior; con Gran Bretaña y afros países de Europa, para su comercio. Suscri– bieron empréstitos, la mayor parte de las veces en situacic;mes onerosas. Casi todos los países tuvieron que ceder derechos para su desarrollo portuario y de comunicaciones en condiciones que, hoy en día se considerarían corno de lesa Soberanía. Así fue– ron creciendo lentamente las economías, hacia afue– ra, por necesidad de oxígenar sus organismos ado– lescentes. Los movimientos políticos intenlos sin embargo, seguían sangrando a las comunidades. Las diferencias enfre el liberalismo que buscaban nuevas estructuras y el conservatismo que pretendía un sia– tus qua, las ambiciones politicas, el mismo deseo de poner coto a las guerrillas que se sucedl.an intermi– nablemente, movían a los centroamericanos a pen– sar en una unión para neutralizar el veneno de la política caudíllista.

Durante todo el siglo XIX exístió el temor de las influencias del exferior. De parte de Gran Bre– taña, por su dominio de las Islas de la Bahía en Honduras, de su Colonia en Belice y de los nexos artificiosos en la creación del Reinado de la Mosqui– tia. De parle de Norte América, se sintió el espo– lón colonialista con la venida del filibusiero Wi– lliam Wei.lker. Luego se encontró Ceniro Am.érica

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como peón en el juego de ajedrez de la poUiica in– ±enlacional entre Estados Unidos y Gran Bretaña que di6 por resultado el tratado Bryan-Chamorro, en el que culminó el ansia de controlar la comunicación inter-océanica. En 1903 se sintieron los efectos de la polllica Roosevelliana, cuando se creó la República de Panamá, y más adelante había que vivir las in– terferencias militares en el área del Caribe, así co– rno en Nicaragua.

Crecimiento en Coniunto

Terminado el siglo, Cenfro América empezó a darse cuenta de la necesidad de instaurar la paz pa– ra alcanzar la unión. Así se llegó a la Conferencia de Washington en 1907, en la que se firm6 el Tra– tado de Paz y Amistad entre las naciones de Cen– tro América, y se creó la Code Suprema de Justicia. En esta Conferencia, a la que concurrió el Embaja– dor de México, don Enrique Creel, se abordó de nue– vo el tópico de la Federación de Cenfro América. El

Presidenie de la Conferel1.cia, don Luis Andersoll de Costa Rica, dijo en aquella ocasión que no podía haber unión sin paz. Hoy en día dirían.os que no puede haber paz social en Centro América sin una unión económica que estimule el comercio entre los países, para vigorizar la producción y el crecimien– to económico del conjunto.

Este rastreo histórico ha arrojado algunos ele– mentos de juicio para la interpretación del presenie cenfroamericano. Dos objetivos predominaron en los esfuerzos de las provincias y estados, la indepen– dencia de las primeras y la unión de los segundos. La independencia se logró porque se inspiraba en

un anhelo natural positivo. La unión se frusfró por– que carecía de una motivación ideológica afirmati· va.

El movimiento moderno de unlon en Centro Amédca es altamente POSitiVOl ésta es la primera ca– racterística que deseo señalar. Porque el movimien– to integracionis±a Se basa en la ciencia modenla de la economía de los países y su integraci6n. No está vinculado a temores negativos denfro y fuera del área. Los mecanismos de defensa interam.ericana, el reconocimiento de la futilidad del período de las ar– mas como solución política induce un clima de ma– yor serenidad para la solución de los problemas en el campo económico.

El Movimiento de Il1.tegraci6n Econ6mica está inspirado totalmente en fondo económico. Fué con– cebido por los j6venes economistas centroamerica– nos en esfrecha colaboración con la Comisión Eco– n6mica para la América Latina, creada por las Na– ciones Unidas, con sede en esta ciudad capital mexi– cana, y que actu6 desde su inicio como Secretaría Permanente del movimiento. Sin este decidido apo– yo, y sin los talentos con que se contaba en es's gru–

po, encabezado por el Economista mexicano Victor Urquidi, habría sido mucho más difícil el período del tanieo, de 1950 a 1958, ocho largos años durante los cuales los funcionarios cenfroamericanos apren– dieron a conocerse y durante los cuales se fueron

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