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dos países con el de Nicaragua. En cambio, con el Presidente de Guatemala, Licenciado Manuel Estrada Cobrera, no 109r9 adelantar un paso allí por ser Estrada Cabrera muy desconfiado, suspicaz y quisquilloso. Este último, de acuerdo con sus ideas no deseaba tener emi– grados nicaragüenses, ni de ninguno otro país Centro– americano en sus dominios. No permitía residieran en Guatemala, gente que pudieran provocarle conflictos, mientras, el Presidente Zelaya ya daba asilo a algunos emigrados guatemaltecos, medida que repugnaba al Licenciado Estrada Cabrera, y en varias ocasiones inten– to -sin lograr conseguirlo--- que el General Zelaya los expulsara de Nicaragua. Sin embargo, la política Centro– americana desplegada por el doctor Sánchez a su llegada al Ministerio, fue bastante eficaz; y en lo que respecta a la interior, logro, asimismo, limar algunas asperezas con su espíritu conciliador. También dedico sus esfuerzos a buscar un fremco entendimiento con el Departamento de Estado de lbs Estados Unidos, que en esos años empe– zaba ya a disgustarse por el apoyo que el Presidente Zelaya diera a los liberales colombianos en sus movi– mientos revolucionarios.

Con el Gobierno de México, que siempre ha tomado interés en la política Centroamericana, el doctor Sánchez tuvo poco que hacer, ya que el Presidente de dicho país, General Porfirio Díaz, siempre demostro simpatías hacia el gobernante nicaragüense, y, por otra parte, manifesta– ba, cuando la ocasion se presentaba su inconformidad con los procedimientos del Presidente de Guatemala Es– trada Cabrera, sobre todo, por la inculta manera conque trato a don Federico Gamboa, Ministro mexicano en Centro América. En resumen, puede afirmarse que la política del doctor Sánchez fue, en general beneficiosa para Nicaragua, ya que en todas sus actuaciones con los otros gobiernos tendían a buscar buena y leal inteligen– cia con ellos, procurando, al mismo tiempo, mantener el prestigio del gobierno nicaragüense en el interior, un compás de espera, a la lucha entablada desde 1893 en– tre los dos grandes partidos en que está dividida Nica– ragua. El único punto OSCUI'O en el ciclo Centroanierica– no arcl Guatemala, como ya conté antes, y aun con el gobernante de ese país, llego hasta orillar las dificulta– des que aquel presento siempre al Presidente Zelaya. En la política conciliadora del doctor Sánchez res– pecto al interior, tuvo éste siempre un buen aliado en el doctor Luciano Gomez, el cual, asumiendo una posicion franca y sincera, aunque no formara parte del gabineete, tenía oportunidad, debido Cl su antigua amistad con el Presidente Zelaya para aconsejar a éste, medidas más ecuánimes y tolerantes hacia sus opositores. Desgracia– damente, estos consejos no ejercían influencia en el ánimo del General Zelaya, a causa de los trabajos des– plegados constantemente por los mismos opositores, quienes, dentro del país, se mantenían fraguando revo– luciones, y fuera, procurando desacreditar al gobierno nicaragüense por la prensa y valiéndose también de las buenas relaciones que tenían con algunos de los gobier– nos Centroamericanos, trabajos, todos ellos, incesantes y que ponían en peligro la paz interior.

Cabalmente, esos procedimientos de la oposicion, frustraban los trabajos de los doctores Sánchez y Gámez tan bien encaminados para terminar con la lucha intes– tina.

Se recibían en Managua reclen llegado yo a la Secretaría Privada, noticias fidedignas, de los emigrados nicaragüenses residentes en El Salvador; los había allí prominentes de los partidos conservador y liberal, planeaban una nueva revolucion en contra del gobierno de Nicaragua, movimiento que contaba con el respaldo de los gobiernos de El Salvador ,el de Costa Rica y las simpatías del Presidente Estrada Cabrera de Guatemala. y aunque los rumores llegados a Managua, tenían un fondo de verdad, el Presidente Zelaya contaba con el apoyo de sus amigos en el interior y por lo mismo se sentía fuerte. Por otra parte, el doctor Sánchez, hombre comprensivo y hábil de recursos diplomáticos, sorteaba los trabajos de los adversarios desarrollados en Centro América y se mantenía firme y francamente leal al jefe del gobierno, y así lo demostro mientras el Ministro, aconsejando al mismo tiempo; medidas políticas ecuá– nimes en contra de los enemigos interiores, y procurando clrmonizar las dificultades que presentaban al Presiden– te, el otro grupo que formaba parte del gobierno y que no simpatizaba con la actuacion y permanencia del doc– tor Sánchez en el gabinete.

Por fin, estallo en el interior la revolucion llamada del Lago en 1903 iniciada por el partido conservador, debelada tres meses ~después del levarJamiento. De esta revolucion del Lago escribí una relacion detallada, la cual ya fue publicada.

Es penoso hacer constar que los trabajos lIeyados a cabo por un personaje político de las capacidades y re– cursos como los del doctor Sánchez hubiese fracasado; pero no podía resultar otra cosa dada la insistente pugna de los enemigos del gobierno, liberales y conservadores, auspiciada por elementos que formaban parte de al~u­

nos otros gobiernos Centroamericanos. El empeño del doctor Sánchez en favor de estimular la educacion pri– maria y pública en las escuelas y su decidido apo'yo a los colegios de segunda enseñanza, a la Universidad de Leon y a las Eseuelas de Dere~ho en Granada y la Capi– tal, fue bien patente, sin tomar en cuenta la filiacion política de algunos profesores en dichos centros. Muestrd de su interés en este ramo de la educacibn, lo dio el mismo con motivo de ul'ld visita hecha a Leon por el Presidente Zelaya en 1901. Las fiestas más sen– cillas y ordenadds en agasajo de la llegada del Presi– dente a Leol' en ese año fuel'On: un desfile de alumnos de las escuelas públicas y de los colegios en honor del visitante, así como la recepcion que se le dio al Manda– tario en las aulas de la antigua Universidad de Leon; otra recepcion en el Colegio de Sion, dirigido por monjas de esta orden y la humilde pero significativa, dada como la anterior en el Hospicio de Huérfanos que mantenía en dicha ciudad, el santo y cdritativo sacerdote, don Mdrio– no Dubon, seguidor de la obra de San Francisco de Asís. Todas estas fiestas, sencillas y ordenadas, fueron, como antes dijimos, organizadas y llevadas a cabo por inicia– tiva del Ministro del ramo doctor Sánchez.

Fue este personaje hombre oportuno y de finas agudezas en la conversacion privada, ocupando él siem· pre lugar destacado en las charlas amenas entre amigos, sin que de su boca salieran palabras vulgares o menos– precio para alguien. ti doctor Sánchez tenía defectos, pero su bondad y su talento bien cultivado eran supe– riores a los primeros. Se decíd de él que era avaro por-41

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