Page 90 - RC_1966_05_N68

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mOs en el. agua, considerando que en todo caso, se mantendría a flote; y temerosos decidimos es– perar el desenlace. Las sacudidas poco a poco fueron disrninuyendo; y hacia el amanecer habían cesado ±o±ahnen±e. No hubo pérdidas de vidas aquí o en oiras aldeas Indias vecinas, pero el suelo estaba rajado en varios sitios, y la arena de la playa se encontraba amontonada o en surcos; lo que el día an±erior había sido una pequeña laguna

o estanque en la cual navegaban varias canoas, aho– ra se hallaba comple±amenie seca; la rnayoría de las chozas estaban rajadas y ±orcids y los efedos del ±erren,oto se veían por doquier. Los Mosqui±os, que a la sazón se enconiraban en la costa, se asustaron tanto Y se llenaron de ial espanto supersticioso que abandonaron la pesca de la tortuga y regresaron a sus casas cuando no había llegado ni a la mitad la época de caza de la ±orluga. (*)

El cerro de Cadago es un volcán activo situado en el interior; con frecuencia arroja fuego y humo

y es un faro excelente para los navegantes porque se puede ver desde rnuy lejos.

Saliendo de Ma±ina y siguiendo a lo largo de la costa, nos enconlramos con dos ríos, el Vásquez y el Azuelas; y al norte de esos el Bocas de la Toríuga o "Turlle Bigh±": en este lugar se matan anualmen– ±e centenares de las mejores tortugas para obtener la n,an1eca o grasa, que se deui±e y los Indios y oiros en la cosia lllfosqui±a la usan como sustituio de la n"lan±equil1a. Un gran número de pescadores, cuando regresan a sus casas después de un día de pesca, se detienen en este lugar para obtener es.l:e aceite y huevos de tortugas; que luego son secados al sol: y así se acaba con miles de tortugas anual– mente que nunca pueden llegar a la madurez. Duran±e los lneSes de Abril, Mayo, Junio y Ju– lio, la ±orluga verde abandona varios cayos vecinos

y recorre m.uchas leguas de distancia hasta llegar a diferen.l:es sitios en la Costa Mosquita especialmente a las playas arenosas cerca de "Turlle Bogue" don– de deposila sus huevos. En esa época el mar se cunde de orligas lnarinas que tienen una forma si– milar a un dedal de sasire, y éstas, junto con una especie de hierba que se da en el fondo del mar, cons±ií:uyen el alimento principal de la tortuga. Es digno de no±arse que la torluga tiene pulmones gran– des y que no puede sumergirse a más de cinco o seis brazas de profundidad, viéndose obligadas a sa– lir a la superficie de vez en cuando para "soplar", COlno lo tienen que hacer todos los peces que tienen pulmones. La hembra y el macho perm.anecen jun– tos corno nueve días; durante este tiempo la hem– bra come bien y se mantiene ·en buenas condiciones; pero cuando se separan, el macho está totalmente agotado, maliratado, y no sirve para comerse. Al– gún tiempo después la hembra se dirige a las playas arenosas y se prepara para poner sus huevos; prime– ro hace un círculo en la arena; luego hace un hoyo

(*) Los únicos en la región que no tuvieron miedo fue– ron un comerciante y algunos de sus amigos Indios que se encontraban tan ebrios que hasta el día siguiente se entera– ron de que algo extraordinario había sucedido. Recordaban vagamente que no lograron hacer que dejara de rodar por el sue!o un botellón de licor que había en la choza, pero no sablan si era porque álguien e·staba tratando de robál'sela o POr el botellón mismo había decidido salir huyendo por su Pl'opia cuenta.

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como de dos pies de profundidad en ~~ cual deposi" ±a de sesenta a ochenta huevos, los tapa, y se aleja antes de que amanezca; como a los quince días re– gresa y deposita un nún,ero similar cerca del rtlismo sitio. Las torlugas salen de la concha como a los irein±a y dos días, e inmediatamente se meten al lnar. La pico de halcón y la "loggerhead" ponen en la misma época; pero si una "trunk turlle", la torluga gigante y muy gorda, es encontrada muerla en la playa, ninguna de las dos pone sus huevos cerca de allí.

La empuñadura de la lanza que los Indios usan en la caza de la tortuga es de madera muy dura; la punta se compone de un trozo de hierro de for– ma triangular con una ranura y bien puntiaguda; luego se añade una pieza. de hierro la cual va in– troducida en un canaliio en el extremo superior de la ernpuñadura a la cual se le amarra una cuerda con una boya, y esta cuerda pasa por unos hoyos hechos especialmente para eso en el astil de la lan– za, Cuando está lo suficientemenie cerca de la ±or– iuga, el Indio eleva la lanza por encima de sus hombros y la tira de tal lnanera que sale disparada en form.a de círculo y se introduce, con la punta para abajo, por la espalda del animal traspasando la concha, la punta se despega de la empuñadura y

queda bien incrustada en el cuerpo del animal; la boya en la superficie del agua indica en qué direc– ción va la toriuga, de manera que se puede encon– ±rar fáciln,en±e y se amarra con la cuerda que ha perrn.anecido ligada a la punta de la lanza. La iorluga tiene muchos otros enemigos que acaban con ella y con sus huevos: tales son el coatí, el zorro, etc. El "Cougar" o león Americano y una especie de tigre negro también son enemigos de la tortuga y ·la esperan cuando va a depositar sus hue– vos para atraparla y arrastrarla hasta los ma±orra– les donde, a pesar de la cota de malla con que la na– turaleza la ha provisfo es devorada al antojo de sus victimarios.

Debo comentar aquí que en el curso de mis ex– cursiones por la selva en distintas parles de la cosía 1l'le he encontrado con esos anill1.ales de rapiña y

±alnbién los he divisado a cierla distancia, pero nun– ca han dado muestras de querer a±acarm.e. Las ve– ces que los he sorprendido al acecho ha sido más comO por curiosidad que con la intención de aba– lanzárseme encima, y con apuntar el rifle o blandir ellnache±e ha bastado para que se escabulleran. Sin en"tbargo, en una ocasión un conocido mío casi cae presa de una de esas fieras: una tarde, estando en la pesca de la torluga en compañía de airo cerca de la playa ya casi a la hora del crepúsculo. tuvo ne– cesidad de aparlarse un poco y meterse en un ma– ±orral, y sin él percatarse, se le acercó un enorm.e ti– gre de los negros hasta quedar a unos cuantos pa– sos de él; dichosamente el compañero pudo ver en la oscuridad el brillo de los ojos de la fiera, y sabiendo que su amigo estaba indefenso, disparó contra el anin"lal, que inmediatamente se internó en los tupi– dos matorrales. A la mañana siguiente le siguieron la huella valiéndose de las manchas de sangre que había dejado y lo enconiraron muerlo en su cubil, con una ±orluga a medio comer y las conchas de otra a su lado.

Continuando nuesiro viaje de "Turlle Bogue",

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