Page 37 - RC_1966_05_N68

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co, después de la "hazaña", conira Quijano, y reci– bió, además, el cargo de Cónsul de S. M. B. en Blue– fields.

En este carácter de cónsul dirigió con fecha 10 de julio siguiente una insolente nota a Nicaragua en la cual declara que las bocas del Río San Juan eran del doITtinio de S. M. el Rey Mosco.

Nicaragua protestó. ¡Qué iban a callar aque– llos hombres! Castellón demuestra con lógica y citas históricas que Nicaragua tiene el doITtinio de toda su costa oriental.

El 26 de mayo de 1845 el fatídico Chatfield hace saber a los gobiernos centroaITtericanos que ha sido coronado en Belice el Rey Mosco, el día 10 anterior. Vuelve Nicaragua a protestar, pues no dispone de otro medio para hacer que sus derechos sean respetados. La nota tiene fecha 17 de julio de 1845. En el mismo mes, el conocido Walker notifica al Comandante nicaragüense de San Juan del Norle que los límites de la Mosquitia comprendían las bo– cas del San Juan y que S. M. B. estaba dispuesta a man:l:ener tales derechos.

Nicaragua buscó apoyo en sus herInanas del ist-mo.

EllO de septiembre siguien:l:e, Chaffield comu– nica a Nicaragua que la Mosquitia se extiende des– de el Cabo de Honduras hasta las bocas del Río San Juan del Norle y que S. M. B. no vería con indife– rencia cualquier tentativa de usurpación de las tie– rras del Rey Mosco, el cual se hallaba bajo la pro– tección de S. M. B.

En nota de 14 del mismo mes Nicaragua hace ver lo absurdo de tales pretensiones y noITtbró a don José Torcuato de Marcoleta su representante an– te las Corles europeas (Holanda, Francia y Bélgica). España aún no había reconocido la Independencia. Cupo a Marcoleta (1) obtener más tarde tal recono– ciITtiento. Nicaragua volvía la vista hacia las na– ciones más civilizadas de la tierra, con el deseo de ver si se interponían y ofrecían en cambio facilida– des para la consirucción de un canal interoceánico. El 25 de septiembre de 1847, el mulato Hodgson, llamándose "Consejero de S. M. el Rey de la Mos– quitia", intimó a Nicaragua la desocupación de San Juan del Norle.

En la Memoria presentada al Congreso del año 1847 en el ramo de Relaciones Exteriores, el Minis– iro Buitrago trata luminosamente los derechos de Ni– caragua contra las pretensiones británicas.

Por fin se cometió el atentado. Fuerzas de la arInada británica, los barcos de guerra "Vixen, AlarIn y Cufier Sun", con bandera mosquita en el palo ma– yor, tomaron posesión de San Juan del Norle, legí– timo territorio de Nicaragua, sin declaratoria de gue– rra previa, y ordenaron a los funcionarios nicara– güense que abandonaran el puerlo.

El Comandante nicaragüense rechazó la intima– ción y se quejó al Gobierno de Jamaica. No creía

(1) Marcoleta sirvió a Nicaragua desde el año 1845 has– ta 1881, en que murió. Sirvió a la República con desinterés y desprendimiento, habilidad y tesón. Era natural de Espa– ña. Estudió brillantemente en el Golegio de Nobles de Ma– drid. A él se debe en gran parte que el Tratado Webster– Crampton de 30 de abril de 1852, por el cual S. M. B. y Es– tados Unidos fijaban, sin consentimiento de Nicaragua, la frontera Sur con Costa Rica, arbitramiento y la secesión de la Mosquitia, haya muerto antes de nacer.

aquel que las fuerzas de S. M. B. procedieran en es– ta fOrIna pirática; creyó que se trataba solamente de un abuso del negro Hodgson.

El Cónsul británico Pairick envió una amenaza a Nicaragua en nombre de S. M. B. si de algún modo se interrUITlpía a las autoridades moscas.

Pero Nicaragua no se amiedó. Designa a su Co– mandante General, el General don J. Trinidad Mu– ñoz, para reinvidicar, por la fuerza, el puerlo de San Juan del Norle. El 9 del mismo mes arreó Muñoz la bandera mosca e izó la de Nicaragua. Apresó al negro Hodgson y al oficial inglés Liffle, y se los tra– jo a Granada.

Patrick volvió con su flotilla de barcos de guerra en son de aITtenaza, pero no hizo desembarco al– guno. Se concretó a asegurar que vendría la arma– da británica.

Poco después Granville G. Lock, comandando fuerzas británicas, deseITtbarcó en San Juan y a con– tinuación tomó Sarapiqui y avanzó, en son de gue–

rra, hasta el puerlo de San Carlos, y amenazó con se– guir adelante.

Apurada la debilitada Nicaragua escogió a sus mejores hombres de letras para que dieran luces a fin de contener la invasión armada. Estos eran: los licenciados Castellón, Zavala y Estrada. Larga fuá

la conferencia. Tales varones conocían el derecho y la Historia e invocaron los tratados anglo-españo– les por los cuales S. M. B. reconoció la soberanía de S. M. C. en la costa oriental de la entonces provin– cia de Nicaragua. Al fin se firInó en la isla de Cu– ba, una de las del pintoresco archipiélago del Gran Lago, al sur de Granada, el Tratado llaITtado de la Isla de Cuba, de fecha 7 de marzo de 1848. Nicara– gua dá satisfacción al Gobierno, de S. M. B. expresan– do que nunca creía que San Juan del Norle fuese te– rritorio británico y se deja el derecho a salvo para ocurrir directamente a reclamar sus derechos ante el Foreign OHice y a pedir la restitución del puerlo de San Juan.

En junio del mismo año fue nombrado Marco– leta y el 22 siguiente Castellón, para que conjunta o separadamente propusiesen el arreglo de cuestiones pendientes con la Corle de Londres.

El 13 de Enero de 1849 fué recibido oficialmente Castellón. Los alegatos que presentó aparecen en esta obra, que precisamente se publica para dar a conocer los esfuerzos de los hombres eminentes en defensa de los intereses del territorio nicaragüense, contra la nación más grande del mundo. Los pre– sentes líneas, a manera de prefacio, no sirven más que de guía al lector, para que pueda apreciar la ci–

clópea obra de los más ilusires varones nicaragüen– ses.

La misión de Castellón de 1849, como la de 1844, fracasó, peJo dejó asentados los derechos de la Re– pública.

El Director del Estado Ramírez, en su Mensaje inaugural de 24 de abril de 1849, habla francamen– te del peligro que está afrontando la nación, con mo– tivo de las pretensiones británicas.

Por esa época, el cónsul Foster, desde el Reale– jo, anima a Von Bulow a fOrInar una colonia de pru– sianos en San Juan.

Con fecha 14 de mayo de 1849 el Minisiro Sali– nas dirige una enérgica protesta al Foreign Office.

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