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« Previous Page Table of Contents Next Page »tinadas a facilitarles y hacerles más cómoda la vi– da en esa nueva isla. Los españoles de Trujillo los visifaron y muchos de los Caribes se fueron con ellos para esa ciudad y fundaron una colonia al la– do oeste de ella. Como su liberlad estaba garanti– zada, muchos de ellos ingresaron al servicio militar Español bajo subalternos que habían sido escogidos de entre su misma tribu. En la actualidad compo– nen la mayoría de la población de Trujillo.
Sin embargo, algunos de ellos que al principio estaban insatisfechos por la sí±uación en que se en– contraban, se fueron de allí y de Roatan a la Cos– ta Misquifa, donde tienen dos colonias principales: una cerca de "Great Rocks", como él veinte millas al occidente de Black River, y la otra cerca de "Ca– pe Cameron" (Cabo Csmeron). El Rey Mosco les dio todo el apoyo que pudo y ellos formaron una cadena de colonias que llegaba hasta Patook. Pe– ro debido a la conducta opresiva de Robinson, el di– funto jefe, y Barras, su sucesor, la mayoría se ha retirado y se han concentrado al Norle de Black Ri– ver, donde su número está creciendo rápidamente de modo que hoy día se sienten lo suficientemente fuertes como para desafiar a sus enemigos. Sus ca– sas son mejores construídas que las de los Misqui– tos y son más cómodas e independientes. Cada casa tiene su pequeña plantación, que se mantiene siempre muy limpia y bien cuidada. Los Caribes habían ayudado a unos cuantos de los nuevos colo– nizadores de Black River a construir sus casas y a limpiar el suelo, pero estos úlfimos carecían de los recursos necesarios para aprovechar debidamente los esfuerzos de los Caribes. Luis, uno de los jefes, me informó que nunca se mezclaban con los indios en matrimonios míxfos o de ninguna otra manera y que aunque sus antepasados de las Islas de So– tavento hubieran sido muy malos, ellos ahora eran honrados y dedicados a su trabajo. No son tan ex– pertos como los Indios en la caza o en la pesca, pero con el machete son iguales a los Valientes y con el mosquete, de los cuales cada Caribe tiene uno, superan tanto a los Misquí±os como a los In– dios. En general, sus colonias casi siempre están sifuadas cerca de la costa. Cultivan arroz, cazabe, caña de azúcar, etc. y crían cerdos, patos, y pavos en abundancia, que junto con el pan que ya hemos mencionado, venden en Trujillo y Belice. En este último lugar se emplean por espacio de varios me– ses en los trabajos de corte dé caoba y maderas de construcción y trabajan junto con los leñadores. Los antepasados de esa gente fueron los úlfimos descendientes direcios de la raza que habitó mu– chas de las islas del mar Caribe en tiempos en que fueron descubiertas por Colón, aunque bastante mo– dificados por estar mezclados con Negros.
La mayoría de ellos tienen la piel de un color rojo oscuro, muy parecido al color de la piel del negro, de la que a menudo es difícil distinguirla. Tienen el mismo pelo crespo de los Negros, pero su piel es asombrosamente limpia y sana. Tienen buena consfifución y son activos y vigorosos. Sus rasgos físicos son agradables, especialmente los de los jóvenes, y nunca noté en ellos ninguna de las deformidades del cráneo del Orinoco. Sin embar– go, esos úlfimos, al igual que otras tribus que ha– bitan las riberas de ese río (el Orinoco), los Canra
y Cumana, que se dice tienen, además de esa de– formidad de la cabeza, una estatura exagerada y gran fuerza, pertenecen a otro grupo, que dicho sea de paso, casi siempre estaban en guerra contra los hombres rojos de San Vicente y otras Islas de So– tavento. El suelo que rodea la colonia donde vi– ven actualmente los Caribes es férfil, montañoso y húmedo. Tiene varios ríos y riachuelos, en cuyas riberas abunda la caoba más fina que se pueda en– contrar, maderas colorantes, zarzaparrilla y otros va– liosos productos. Las colinas de los Poyer, llama– das por los Españoles "Sierra de la Cruz", llegan ca– si hasta la orilla del mar.
Nos despedimos de los Caribes al anochecer, y de "Great Rocks" seguirnos hasta Bonacca o Gua– naja, una pequeña isla que en 1502 fué descubier– ta por Colón en su cuarto viaje, cuando tuvo su primer entrevista con los nativos del continente. Llegarnos a esta isla temprano la mañana siguiente y desembarcamos en un puerto excelente en su costado Sur. La playa estaba cubierta de palmeras de coco y en el suelo se veían numerosas huellas de cerdos salvajes (jabalíes). La isla tiene colinas de elevación considerable, en las que abundan los árboles de toda clase. Se cree que contiene, ade– más depósitos de piedra caliza y zinc. Del extre– mo Este de Bonacca hasta la pequeña isla de Bar– bara:l::te, hay una cadena de escollos y grandes ro– cas, algunas con profundos canales entre una y otra. Desembarcamos en Barbara:tfe, que está cubierta de plantas espinosas y enmarañados matorrales, y a orillas de la cual pude distinguir tres o cuatro ti– pos diferentes de uvas silvestres. Nuestros pesca– dores atraparon una tortuga gigantesca, de esas que se conocen con el nombre de "green ±Urfle" (:tortuga verde), y también cogieron algunos pescados. Al anochecer proseguirnos nuestro viaje recorriendo el resto de Barbara:tfe y la pequeña Isla de Mora:l::te, y luego seguirnos con destino a la isla de Roatan. Roatan mide corno treinta millas de largo y ocho o nueve de ancho. El terreno es moderada– mente alfo, cubierto de bosques, excepto el extre– mo occidental, donde hay praderas amplias que en un tiempo se usaron para la cría de mulas y ga– nado en general. Esta bella isla tiene un puerto ex– celente y fácil de defender. Hace algún tiempo es– tuvo en manos de los Ingleses, quienes lo fortifica– ron con instalaciones militares y separaron Un es– pacio en un extremo para fundar en él una ciudad. En el bosque abundan los venados y cerdos salva– jes (jabalíes), lo mismo que palomas y millones de loras y otras aves, muchas de las cuales son ex– celente alimento. En la costa hay abundancia de peces y tortugas de toda. especie. Los Ingleses reti– raron sus tropas de allí al mismo tiempo que aban– donaron la Costa Misquí±a, y debido a la facilidad con que podían ser atacadas por Indios y otros be1i– gerantes en aquellos difíciles tiempos, todas esas is– las han permanecido desiertas.
Desde Roatan se divisa la Isla de Uilla, y des– pués de un breve recorrido, desembarcamos en una playa baja en su extremo occidental, donde las aguas estaban fotalmente tranquilas. El suelo de todas esas islas es fértil y se presta para el culfívo de algodón, café, efc., siendo iguales los producfos naturales de todas ellas. Por fodas parles se vefan
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