This is a SEO version of RC_1966_05_N68. Click here to view full version
« Previous Page Table of Contents Next Page »Capítulo XI
Salida de León. - Animales de caza, ele. - Pueblo, Nuevo. - Managua. - Masaya. - FaUa de Medici. nas. - ProCéSión de los Indios. _ MISioneros Españoles. - Llegada a Granada. - El Lago y la Región.
que lo rodea. - Temblores. - Exigencias del Gobierno. - Abundancia ele Provisiones. - Viaje a San
Carias, ele.
Todo estaba listo para nuestra salida de León; el Sargento me trajo un excelente caballo y salimos antes de que despuntara el día. Pronto divisamos a los soldados que nos había precedido a pié y les dimos alcance. En el camino a Managua pasamos de nuevo por Mateare y tuvimos la oporiunidad de ver un grupo de Indios que marchaban en procesión hacia una Iglesia. A la cabeza iba un enorme cru– cifijo y una imagen de madera, la cual pensé sería la representación de algún ídolo que ellos antigua– mente habían adorado. Estos neófitos habían sido organizados por misioneros católicos quienes al mis– mo tiempo les habían inculcado amor a la paz y buenas costumbres.
Proseguimos nuesrro viaje y al llegar a la ciu– dad de Granada nos fuímos direciamente a la casa del Gobernador quien me dijo que era conveniente que durmiera en el Cuariel, pero que en el día po– dría ir donde yo quisiera. Me dijo también que a no ser que pudiera obtener pasaje en uno de los bongos que hacían la travesía entre Granada y San Juan, tendría que irme en la embarcación del Go– bierno que salía el primer día de cada mes. Yo to–
rné la decisión de esperar la embarcación del Go– bierno.
La ciudad de Granada fué fundada por Francis– co Hernández de Córdoba hace aproximadamente trescientos años. La población total incluyendo es– pañoles, criollos, mestizos e indios era poco menos que la de León. Los edificios más imporiantes eran: el Convento de Franciscanos, el de San Juan de Dios, que tenía un Hospital, el de la Merced, otros tres conventos más y los Cuarieles. La situación de la ciudad de Granada es excelente corno punto co– mercial. Es una ciudad bien consiruída; las calles son amplias y empedradas y las aceras alias en re– lación con el nivel de la calle. Está situada en una suave pendiente, lo cual coniribuye a que sea una ciudad bastante limpia. Al igual que las ca– sas de León, las de Granada también son en su ma– yoría amplias, hermosas y cómodas. Granada es famosa por sus finos ebanistas, pero desgraciada– mente éstos carecen de las herramientas adecuadas; si las tuvieran, su trabajo sería aún superior. Ha– bían pocas tiendas y todo el comercio parecía estar en manos de unos cuantos españoles. Casi todos los negocios al menudeo eran manejados por crio– llos y se hacían en Sábado, domingo y días feria– dos. Observé que habían muy pocas medicinas y que el sacerdote se encargaba del cuidado tanto del alma corno del cuerpo. A la orilla del lago había un bello paseo. Durante mis baños matutinos en el lago observé que había un pequeño cambio en el nivel de sus aguas, que yo atribuí al viento. Cer– ca del embarcadero unos hombres estaban consiru– yendo una rústica embarcación 10 cual demuestra que los criollos tenían inclinación a la industria. En el campo abundan los animales de caza, se cría
bastante ganado, cerdos y aves de corral y del lago se obtiene excelente pescado.
El pan hecho de harina de trigo traída de Gua– temala es usado por pocas personas. La mayor parie de la gente come en lugar de pan un prepa– rado de maíz llamado tortilla, la cual se prepara de la manera siguiente: el grano de maíz se pone en una vasija de barro mezclado con una legía de ceniza producida por un tipo especial de madera, y se hierve hasta que el grano pierde su cutícula. Los granos de esta mezcla al enfriarse son lavados y luego molidos en unas piedras hechas especial– mente para eso. Cuando la masa está bien fina, se hacen las toriillas palmeando las manos. Luego se cocinan en cacerolas de barro. Las mujeres de– muestran gran aciividad y limpieza haciendo las toriillas.
Granada es sacudida ocasionalmente por tem_ blores. Un día yo descansaba en una hamaca con– versando con álguien cuando me sorprendió ver el pánico reflejado en el rostro de los presentes. Yo no sentí ningún movimiento de la tierra pero me aseguraron que había temblado: la mayo– ría de la gente corrió a la Iglesia a encender veTas; un sacerdote improvisó una procesión y aparecie– ron crucifijos, estampas, imágenes y otras insignias de la fé Católica. En muchas calles y casas se entonó el Miserere y se oía rezar el Ave María y el Señor Mío. Otros corrieron a las plazas para po– nerse a salvo en caso de que hubiera un segundo temblor más fuerle. Por mi parie yo estoy seguro que he sentido temblores de tierra mucho más fuerles en otras zonas tropicales.
Visité al siguiente día al Gobernador de Gra– nada, quien en compañía de sus empleados se ocu– paba afanosamente en recibir cacao, índigo y otros produC±os que estaban llegando de Nicaragua. Aun la gente más destacada no consideraba degradante ser em.pleado en los más modestos ne– gocios. Los produC±os de las haciendas, :l:ales como queso, crema y leche fueron menudeados bajo la inmediata supervisión de la esposa del Gobernador. El Gobernador actuaba corno Jefe de Aduanas y de Inmigración. Todos los asuntos públicos co– rno el pago de impuestos eran despachados en la residencia del Gobernador.
Llegado el día primero del mes, a pesar de la promesa del Gobernador, no pude tornar el bongo del Gobierno para hacer mi travesía a San Juan por estar esa nave ocupada con orros pasajeros y con su cupo de carga totalmente lleno. Ocho días después concerlé una entrevista con el Gobernador quien me dió las facilidades para obtener pasaje en uno de los bongos mercantes que cruzaban el lago con destino a San Carlos transporiando lico– res, tabaco y comestibles.
Salirnos de Granada a las 12 a. m. y al anoche. cer desembarcamos en una isla llamada Las Blitas
so
This is a SEO version of RC_1966_05_N68. Click here to view full version
« Previous Page Table of Contents Next Page »