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« Previous Page Table of Contents Next Page »gresar a San Juan por la., misma rufa ordenando al mismo tiempo que me hospedaran en el Cuartel en el apartamento que ordinariamente está reservado a
Oficiales. ','.',
El Cuartel era un edi#~id de un solo piso, con amplio patio central, en el' cual se alojaban 200 hombres. El apartamento que me fué cedido tenía
acceso a la calle. "},
En la noche recibí la agradable visita de un ma– rinero inglés con quien departí sobre la proximi– dad del Lago de León al Mar'del Sur y la facilidad de navegación que prestaba. ,Me relató historias de Bucaneros, que yo había oído muchas veces en mis recorridos.
En la mañana del siguiente día me dieron orden de presentarme ante el Gobernador, quien en esta ocasión estaba acompañado de'l.Arzobispo y de "Don Alemán" corno los españoles ,1 lo llamaban. "Don Alemán" era un comercianlé"<Ilé Bremen o Hambur– go que por muchos a~é>s h.á1?í~ residido en León y por sus conocimientos' de iriglés lo usaban corno in-térprete. , ,
En esta ocasión fuí fue:ii:l;emente interrogado acer– ca de los conocimientos qJ~ yo podría tener en re– lación con las fuerzas e inténciones del Partido Pa– friótico en el Mar Caribe, l~s r~laciones de los In– dios con los Ingleses, yotrc;>s: ap).lntos similares. Mis conocimientos sobre esas cosaS eran muy limitados y por consiguienté, no
~13S plide' informar nada Por lo fanto el Gobediac1or me dijo que a los tres días ,quedaría en libertad y podría abandonar la ciudad de León. El "Alemán" había solicitado permiso al Gobernador para llevarme a su casa, pero éste no dijo nada al respecto. Tampoco dijo nada respecto a mi solicitud de un permiso para permanecer unos días más en León, para cuidar mi' quebrantada sa– lud. Para dar por terminada la sesión, el Goberna– dor se excusó ante mí una vez más por las injusti– cias de que había sido objeto.
Ya fuera de la residencia del Gobernador, agra– decí al intérprete alemán sus finezas y le prometí vi– sitarlo. El me recomendó que no era acertado de– mostrar mucha curiosidad por conocer la ciudad. Su casa era un amplio edificio donde se almacenaba abundante cantidad de cacao, índigo, zarzaparrilla, conchas de perlas, conchas de tortuga y otros tan– fas artículos nacionales y europeos. Me dijo que hacía aproximadamente ocho años se había estable– cido en el país y había hecho viajes a Manila, Chi– na, Bengala y que recientemente había regresado de un viaje a Europa.
Examiné gran variedad de conchas de tortuga que había comprado en 12 reales. La mayor parte eran livianas y oscuras, pero habían algunas finísi– mas, transparentes y al mismo tiempo pesadas. Al– gunos empleados estaban muy ocupados recibiendo gran cantidad de cacao que había llegado de Masa– ya a lomo de más de ochenta mulas. Mi amigo
me mostró varias conchas de madreperlas de una colección que él mismo había hecho. Muchas de ellas habían sido traídas del Golfo de Fonseca y del Golfo de Nicoya y cambiadas por ar./:ículos euro– peos que él tenía en gran cantidad. Luego hice un recorrido por la ciudad. Las calles eran amplias y
se cruzaban unas con otras formando ángulos rec– tos. Las casas eran grandes, pero ninguna tenía más de un piso; los frentes estaban encalados y las ventanas amplias y bajas, eran por verjas de hierro trabajadas artísticamente.
La ciudad y los suburbios, de acuerdo con las estimaciones de mi amigo, alemán, constaba de tres– cientas casas y los habitantes, incluyendo a los in– dios, unos 14,000 aproximadamente. Esta ciudad es la segunda después de Guatemala. Pude ver ocho Iglesias sin tornar en cuenta la Catedral, y varios monasterios. Los mercados están provistos de abun– dantes productos corno carnes de res, cerdo, pescado y aves y todas las clases de legumbres que se pro– ducen en la región. El clima era benigno aunque ocasionalmente hay tempestades y fuertes lluvias. Las personas que yo conocí acostumbran tornar al levanfarse una Íaza de delicioso chocolate caliente o café fuerte con dos rebanadas de pan. A las ocho aproximadamen:l:e se desayunan con carnes de pes– cado o de aves, torta de huevo, tortilla, y pan de excelen:l:e calidad. A medio día tornan sopa de car– ne con verduras, y después se sirven una Íaza de café fuerte. A continuación de la comida del medio día hacen su SIESTA l~ cual consiste en dormir un rato, para lo cual interrumpen las actividades que– dando :l:odo en una tranquilidad corno de media no– che. Aproximadamente a las nueve de la noche se sirve la cena. Las principales actividades parecen ser: comer, fumar y dormir. Las personas más im– portantes fuman tabaco que es produc:l:o sumamente apreciado en el lugar.
Tuve oportunidad de ver la vía pública, agra– dable lugar situado a la entrada noroeste de la ciu– dad, lugar muy frecuentado por gente de toda clase en las frescas tardes.
El cuarto día de mi permanencia en la ciudad de León recibí orden del Gobernador de salir al si– guiente día acompañado por las mismas personas con quienes' llegué, advirtiéndome que quedaba en li– bertad y por lo tanto podría usar el tiempo que de– seara en mi viaje de regreso. Su Excelencia acom– pañó sus instrucciones con el obsequio de dos doblo– nes. Le expresé mi agradecimiento por su pronta justicia y la cortesía que conmigo había usado. Mi amigo alemán también me obsequió algún dinero y ropa, y me dió una carta para que la dejara en el correo de Granada y otra para que la despechara a Europa por la vía de Jamaica.
En el cuartel encontré al Sargento, quien me di– jo que deseaba salir de León antes del amanecer pa– ra llegar a Pueblo Nuevo temprano y nos pusimos de acuerdo en cuanto a la obtención de enseres ne– cesarios para viajar en la forma más confortable.
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