Page 117 - RC_1966_05_N68

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tra aquellos que ocasionaban disturbios al Gobierno, pero que yo podría probar rni inocencia. Don Mi– guel Saravia, Gobernador del Disfrilo de León, deci– diría rni caso de acuerdo con la rnás estricfa jusfi– cia.

Así fué corno al siguiente día, en cornpanla de un sargento, rni arnigo negro, y tres soldados bien arm.ados, rnonlarnos en rnulas y salirnos con desti– no a León.

Capíiulo )(

Masava. Eslllralo de lava enlre !los !Lagos de León y Nicaragua. - Managua. - Hospitalidad del Cura.

~ Maleal'e. - Momoiolnbo. - Animales de caza. - Nagall'olle. ~ Pueblo Nuevo. - Valle de León. _ Liegada a León. ~ Su. cei'canía al Mall' del SW'. - In mell'i'ogalorio linai y absolución. _ "Don Alemán". - Su gi'an cORnell'cio. Ciudad ele LeóliI. - Sus cas as, etc. ~ Provisiones. ~ Lujoso modo de vida. _

Coriesía del Gobenuador.

La escoHa que rne condujo de Granada a León la cornponía un sargento y tres soldados. Todos ellos eran originarios de Sto. Dorningo y hablaban francés. El negro dorninaba con claridad el inglés

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todos fueron conrnigo atentos y cariñosos, acfilud que yo pensé cornpensar en alguna forrna en la pri– rnera oporfunidad.

Los carnpos que atravesarnos estaban rnuy cul– tivados de rnaíz, plátanos y bananos. A la llegada a Masaya rne sentí seriarnente indispuesto con fuer– le dolor de cabeza, de espalda y afros síntornas que arnerilaban atención médica, pero que no era posi– ble obtener en ese lugar. La escalfa inform.ó al Co– ronel Sacasa de nuestra llegada. Me fué servida una buena cena acornpañada de una botella de vi– no y lres vesfidos de telas ligeras con la dedicatoria "para el inglés enferm.o" los cuales fueron rnuy apreciados por rní. Me expresaron adernás que rni enferm.edad era cansancio debido al ejercicio en cli– U1.a tropical, pero que con la noche de descanso es– taría recuperado al siguienie día.

Muy ±ernprano a la rnañana siguiente ernpren– dirnos de nuevo la rnarcha. Aproxirnadarnente a la rni±ad del carnina enfre Masaya y Managua cruza– rnos un esirato de lava de aproxirnadarnente qui– nientas yardas. Me desrnonté y carniné a pié y des– pacio observando la naturaleza de la rnateria vol– cánica que se ofrecía ante rnis ojos.

EnÍramos a Managua a las 9:00 a. rn. y nos di– rigirnos direcfarnenÍe a la casa del Alcalde a quien rni escolia soliciió provisión para confinuar nuestro carnina.

Proseguirnos nuestro viaje entre carnpos culfiva– dos de rnaíz y COCOSI atravesarnos una espléndida sabana, ascendirnos a una colina donde de nuevo tuvimos a la vista el lago y sus lindas islas. Varios bongos cargados navegaban en el Lago de León cuyas orillas bordeadas de agreste vegetación pre– sentaban una escena encanÍadora.

A pocas rnillas de la costa se presenta un alio cono que es una Isla llarnada Mornotornbo, la cual rnis cornpañeros rne aseguraron era un volcán que había hecho erupción, y que ocasionalmenie presen– taba períodos de acfividad.

Luego esfuvimos en Nagarote, una pequeña al– dea y entrarnos a Puebla, donde el Alcalde del lugar nos dió desayuno y cena. De allí seguimos hasÍa Pueblo Nuevo, que consÍa de cien casas, aproxirnada– rnenÍe y una Iglesia. Parece que la población total era de Indios, pues no ví un sólo Europeo. El terreno

que rodea a la ciudad es férfil y produce bastante rnaíz y cacao.

Ternprano a la rnañana siguienÍe reanudarnos el viaje hacia León. En el camino pasarnos por unas cuanÍas fincas donde había ganado y algunos vena– dos que al parecer se habían dornes±icado. Corno a las 7 de la rnañana llegarnos a lo que se podría lla– rnar el llano de León, cubierfo de inrnensos rnaizales y pasÍizales donde pacía gran cantidad de ganado y caballos. A la derecha se veía una parfe del Lago, y a la izquierda una lorna donde Íenía su residencia un Español, y desde la cual se dornina una vasÍa ex– Íensión de terreno.

A la enirada de la herm.osa ciudad de León, rneÍa de nuesiro viaje eSÍá su bella Catedral, construcción de considerable rnagniÍud en forrna de cruz, rodea– da de casas y jardines. La gran belleza de estos jardines radica especialmenÍe en la acerfada selec– ción de los silios adecuados para ellos.

Cuando dimos la vuelia a la Catedral, cruzarnos un puente de piedra sobre un cauce que ahora esta– ba seco, pero quizás en la estación lluviosa tenga alguna corriente. Las casas son de barro y encala– das exteriorm.ente. Inrnediatarnente, el sargento se dirigió a la casa del Gobernador. Poco después un oficial me condujo a un espacioso aparfarnenl0 don– de el Gobernador, don Miguel Saravia, hizo su apa– rición.

El Gobernador se dirigió a mí con finos aderna– nes y las atenciones propias de un caballero y me pidió, en correcfo inglés, que le explicara las desa– forfunadas circunstancias que rne habían obligado a entrar al Puerfo de San Juan.

Anhnado por la corfés manera con que el Go– bernador rne trataba le expliqué en form.a rápida lo ocurrido en San Juan y hechos subsecuentes. El pa– quete de papeles y panfletos que tanl:os contratiem– pos y dificullades me habían ocasionado estaban en sus rnanos. Leyó y exarninó cuidadosamente los pa– peles en cuyo contenido figuraban enire otros, factu– ras de producfos ingleses consignados a rní y carlas en inglés de rni familia. Me dirigí a Su Excelencia pidiéndole que observara la fecha de los documen– tos en su poder con lo cual clararnente se demos– traba que yo no podría haber estado presente en la captura de las ernbarcaciones, o en los crímenes que se me irnpufaban. El se convenció de rni inocencia y deploró el injusto proceder de los Cornandanies que habían ordenado rni encarcelarniento. Termina– da esta irnporlante enirevista rne dijo que podría re-

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