This is a SEO version of RC_1966_05_N68. Click here to view full version
« Previous Page Table of Contents Next Page »trecho hasta llegar al río, descendieron por él hacia el Atlántico en balsas, describen la región diciendo que estaba compuesta de escarpadas y rocosas mon– tañas con muchas caídas de agua (cascadas 1; que el río sigue su curso sobre prodigiosos peñascos y que corre con bastante rapidez hasta sesenta leguas de su desembocadura. Se dice que su longitud es de 200 a 300 millas y que pasa por una de las re– giones más ricas y más románticas de América Cen– tral. Corno a cuarenta o cincuenta millas de su de– sembocadura, el terreno se torna arenoso, bajo y pobre en general, con algunos pinares de fea y uno que otro pedazo de terreno férlil. Pero a pesar de que la tierra se presta para el cul±ivo del pasto, y en ella podrían pacer miles de cabezas de ganado, éste es excesivamente escaso.
"Cape River" desemboca en el mar cierla dis– tancia al norle de la bahía, y hay una comunica– ción, corno especie de canal de poca profundidad, entre la parle superior de ésta y el río, por la cual pueden transifar canoas. Es±e canal fácilmente po– dría ser agrandado para evitarle a muchas embar– caciones pequeñas la pasada por los bancos de are– na en la desembocadura del río, donde la profun– didad raramente era mayor de cuatro o cinco pies. Si se formaran establecimientos comerciales en el Cabo, las embarcaciones podrían pasar todo el año ancladas en la parle superior del puerto sin ningún peligro, y si hubiera suficiente estímulo para el co– mercio, los productos del interior serían recogidos y traídos por el río y el canal hasta la bahía, de don– de podrían ser exporlados sin interrupción en todas las estaciones del año.
Por lo que ya he relatado, el lector se habrá da– do cuenta de que la región bajo el mando de CIe– menti y parle de la que está bajo el mando de Ro– binson está habifada casi exclusivamente por tribus de Indios puros (es decir sin mezcla con otras ra– zas), a quienes pertenecen los terrenos más férti– les y cuyo modo de vida, costumbres y lenguaje son esencialmente diferentes de los de los Misquifos, los cuales tienen que depender de los primeros para obtener animales de caza y otras provisiones. En general, esos Indios son de temperamento pacífico y benigno, y es en esto que se deferencian grandernente de sus jefes Misquifos, quienes pare– cen haber heredado de sus antepasados de la raza negra un espírifu emprendedor que los obliga a mantenerse en constante actividad, en contraste con los Indios genuinos quienes disfrutan de un modo de vida pacífico y sosegado: por ±an±o, los Misqui– tos se dedican más a la pesca que a la agricu1±ura, y a pesar de que tras mucho batallar, han podido llegar a tener bastante influencia, desde el punto de vista rnoral no son tan estimables corno los Indios puros, pues son traicioneros, supersticiosos y mucho más inclinados a los excesos. En general, el Indio siempre dice la verdad mientras que el Samba, con muy pocas excepciones, no duda en violar cualquier principio de la decencia y honestidad para conseguir lo que desea. Sin embargo, son hospifalarios y en caso de emergencia cuando se han sentido amena– zados, no han fifubeado un momento en aliarse con sus vecinos para luchar contra los Españoles y pa– ra defender su liberlad cuando se consideran que están en peligro. Se cree que sus antepasados de
la raza negra eran Africanos de la regl.on de Sam– ba que naufragaron en esta costa a bordo de una embarcación Holandesa y que habiendo recupera_ do su libertad de esa manera, se dirigieron hacia el Cabo Gracias a Dios. Después de varios choques con los nativos, llegaron a un acuerdo con ellos y
se les dieron esposas y tierras, y sus descendientes se han casado con los nativos y los descendientes de éstos a su vez han hecho lo mismo hasta que se han converlido hasta cierto punto en Indios, quienes, bajo la dirección de hombres prudentes y activos, mantendrían su di.gnidad. Sin embargo, no es im– probable que los Indios puros, cuyo número es ma– yor que el de cualquier otra raza, se subleven den– tro de poco, estimulados por la estupidez e impru– dencia de sus jefes, los cuales únicamente los han podido mantener sujetos gracias al amor por la paz que sienten los Indios, alodio hacia los Españoles y a las discordias que han sembrado entre ellos los Misqui±os. Aún hay otro grupo cuya sublevación y
venganza puede ser fatal yesos son los Kharibees (Caribes) . Es±os son de piel más oscura y más in– dus±riosos que las dos tribus ya mencionadas IIn– dios y Misquifos), y si siguen mu1±iplicándose corno hasta ahora lo han hecho, llegarán a obtener ±o±al– mente la supremacía, al menos en la región al Nor– ±e del Cabo.
Durante mi estadía con el Rey lo acompañé en varias excursiones por la costa y al inferior del país, en especial a Black River, que queda en la región de los Poyais, y que ahora está en manos del Ge– neral MacGregor. En esa excursión ±Uve la oportu– nidad de ver las principales colonias a lo largo de la costa al norte del Cabo Gracias a Dios, y para con– tinuar con el estilo narrativo que he adoptado para hacer este relato, me limifaré a narrar lo visto y
acontecido en esta excursión, dejando el inform.e acerca de los Kharibees (Caribes) hasta para des– pués de mi regreso del viaje a Nicaragua y a la Ciu– dad de León, pues no fué sino hasta entonces que tuve la ocasión de visifarlos.
Algunos Ingleses y un Norleamericano habían llegado a Black River al enterarse de la riqueza del suelo de esa región, con la intención de hacer allí una colonia, y ahora el Rey estaba deseoso de visi– tarlos y darles su apoyo. Salirnos del Cabo en una gran embarcación corno con doce personas. Al re– correr la costa pasarnos el Cabo Falso (False Cape) que está corno a veinticinco millas de "Great Cape River". Luego pasarnos el Río Croatch, no distante del Cabo Falso: es de magnüud considerable con una profundidad de nueve o diez pies en la barra. El suelo de sus riberas es férlil, aunque no muy ele– vado, y produce grandes cantidades de plátanos y otros productos con los cuales los Sambas, que son sus moradores, abastecen a la población del Cabo. Luego nos detuvimos en Kukari, que está süua– da en una férlil sabana y que tiene en frente una extensión de la Laguna de Caratasca, al borde de la cual desembarcamos y nos dirigimos a la casa del hombre principal, conocido con el nombre de El Carpintero, persona de innata inteligencia y el único nativo de oficio mecánico en :l:oda la costa. Es experto en la reparación de viejos rnosquetes, fa– brica cajas de fusil, repara las llaves de armas de fuego y hace todas las reparaciones que requieren
This is a SEO version of RC_1966_05_N68. Click here to view full version
« Previous Page Table of Contents Next Page »