Page 104 - RC_1966_05_N68

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seniirnienios de respeio y grafitud. Después de ter– minar la rutina de una educación insuficiente, fué enviado a Belice donde los principales jefes Misqui– tos 10 recibieron y la ceremonia de su coronación se realizó con bastante pompa. El joven líder fué aco"mpañado por Superintendente Británico hasta la Iglesia, junto con una comitiva formada por las fro– pas, la milicia y las personas más sobresalientes de la colonia. El Reverendo Armstrong le ciñó la coro– na (obsequio de los Ingleses a uno de sus antepa– sados) Y se le confirió la espada y las espuelas, se disparó salva de artillería y se le otorgó el título de "Rey de la Costa y Nación Misquita".

Los jefes fueron obsequiados con vesfimentas y medallas, todo 10 cual fué enviado a la costa en una corbeta Inglesa. Accidentalmente la carga fué bajada en la residencia del General Robinson enfre Black River y la Laguna de Brewer, y el Rey empe–

mal su reinado insuliando y riñendo con el Ge– neral, su jefe mas poderoso. En Cabo Gracias a Dios el Rey fue recibido de la manera más amisto– sa por sus familiares, la mayoría de los cuales re– siden en un espeso pinar conocido con el nombre de "l'he Ridge" (la Sierra) que queda como a cua– renta millas del Cabo y a poca distancia de las ri– beras del gran "Cape River".

El Rey me aseguró repefidas veces que a su llegada al Cabo Gracias a Dios y por lnuchos meses después, se arrepintió de haber regresado a su país o de haber salido de él pues se sentía completamen– ie como un extraño, sin conocer los intereses de sus súbditos y sin saber la influencia y capacidad que tenían los jefes, quienes en otras circunsiancias, le habrían podido ayudar a formar un gobierno. Al mismo tiempo sus amigos, los Ingleses contaban con que él realizaría labores para las que no se senna preparado en 10 más mínimo, como él mismo con– fesó. Parecía darse perfeda cuenta de sus deficien– cias pero carecía de la energía o la dedicación ne– cesarias para corregirlas o para asumir y mantener, con dignidad, el cargo y posición que la Providen– cia le había deparado. Todas estas consideraciones a veces le amargaban la vida, pero sus resoluciones

y esfuerzos para enmendar la situación se desvane– cían cuando tenía que escoger enire ellos y los pla– ceres de la botella y sus otros vicios los cuales se encontraban en perleda armonía con la vida licen– ciosa que llevaban sus súbditos, con quienes el Rey consideraba necesario congraciarse hasta que a la larga se acostumbraran a él, y se intoxicaba siem– pre que llegaba una embarcación y podía obtener el ron. En tales ocasiones, su genio, liberal por na– turaleza, vencía su prudencia y el pueblo se dió cuenta de que les convenía dar alas a este vicio re– gocijándose a la llegada de las embarcaciones de Jos comerciantes como señal de que ya podían dar gusto a sus deseos de beber, a la satisfacción de los cuales el Rey también se enfregaría, y en los mo– mentos de total abandono, les haría valiosos pre– senies. Bajo tales circunstancias, no es sorprenden– fe que George Frederick no hiciera realidad las es– peranzas de los que esperaban grandes cosas de él. Cuando estaba recién llegado, el Gobierno Británico le hizo obsequios de ropa, frazadas, telas y afros ar– tículos para que los distribuyera entre sus súbditos

y creara buenas relaciones con ellos, manteniendo

así su autoridad; en esas ocasiones el Reverendo Armstrong no dejaba de enviarle cartas con consejos respedo al modo en que debía de conducirse y los deberes que tenía para con su pueblo, incluyendo ashnismo frozos religiosos a los que no hacía caso, opinando el Rey y su Primer Ministro que mejor ha– brían quedado enviándoles un presente de ron, pues les era imposible enseñar al pueblo ideas religiosas que el misrno Rey no comprendía y que todos con– sideraban un "manojo de mentiras de los Ingle– ses". Era generoso por naiuraleza y bastante inte– ligente, y es lamentable que no hubiera recibido una educación Europea en vez de la deficiente edu– cación que recibió en las Indias Occidentales: Con la primera es muy probable que hubiera adquirido buenas costumbres y que se hubiera dado una idea de la importancia del orden y el buen gobierno, en cambio con la educación que recibió, aprendió muy pocas cosas verdaderamente' miles y más bien com– binó, como si dijéramos, las malas cualidades de los Europeos y los Criollos con los vicios de los Sambas y el mal caráC±er de los Indios, todo 10 cual se jun– tó para amargarle la vida y a la larga, causarle la muerte. (*) Colón y los fripulantes de su cuarto via– je fueron los primeros Europeos que pusieron los pies en el Cabo.

El terreno de esia reglon es bastante malo y no produce nada salvo hierba áspera que se utiliza co– lno pasto para las bestias, con la excepción de unos cuantos sillas en que se da un poco de cazabe. Por

10 fanto, la población, incluso el Rey, tiene que obte– ner sus plátanos, maíz y otras provisiones de Hills, Croatch River y Greaf Cape River.

Eso, junto con la falfa de agua y de animales de caza, hace que el Cabo no sea buen lugar para una colonia agrícola. Pero en cambio tiene muchas ventajas como punto comercial y para pastos; tiene una pequeña bahía que es puerto excelente, total– mente protegido de fados los vientos, aunque en algunos sillos queda abierto al viento sur, pero és– te raramente sopla. La bahía puede dar cabida a una flota entera en agua con profundidad de tres a cinco brazas, buen anclaje y abundancia de pes– ca. Además, en la estación adecuada se ve visitado por bastantes zarcetas y marecas (especie de pato). No queda lejos de los Cayos Misquitos donde se pue– de conseguir en todo tiempo gran abundancia de tortuga verde. Es quizás gracias a ésto úlfimo que el Cabo no es un silla desierto, pues las embarca– ciones que ahí se defienen 10 hacen solo por la abundancia de tortugas y carey y para comunicarse con el Rey.

Se dice que el "Great Cape River", o Wanks tie– ne su origen en la misma región moniañosa que más hacia el Pacífico da origen también al Río de Bluefields o Río d.e Nueva Segovia: los Bucaneros que hace como 120 años se abrieron paso desde el Golfo de Fonseca hasta la ciudad Española de Nue– va Segovia y de allí, después de recorrer un corto

.< *) Se dice que ~ué as.esinado en 1824, pero nunca pude averl&,u:,,-r las razones mmedIatas que llevaron a la catástrofe. A solICitud de los jefes, el Coronel George Woodbine de San Andrés acc.edió a ser el "chairman" en las investigaciones que se realIzal:on y he oído decir que algunos de los implica– dos en el asesmato fueron condenados a muerte. Le sucedió

Rob~li.O, que a su vez fué sucedido por James, quien es de. cendlente de una rama mas antigua de la familia.

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