Page 56 - RC_1966_04_N67

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en' que San Carlos era el mejor lugar para llevar a efecto la toma del "Victoria", ya que el puerlo no ofrecía dificultad alguna, siempre que pudiéramos mGlntener en secreto :l:odas las operaciones por rea– lizar hal'l±a el :mo:men:l:o de operar. Conveni:mos en qUe después que :l:uviéra:mos una segunda conferen. cia, a n;ú regreso de Costa Rica, fijaría:mc;>s fecha y rec::orrena:mos de nuevo los detalles, a fIn de que nO se nos escapara nada para realizar con éxi:l:o la operación. Esa :mis:ma noche regresa:mos, don Fe– lipe, el, baqueano y yo, dejando el bo:l:e en la ha– cienda San Francisco, y llevándonos el recuerdo de la :magnífica cena con que nos obsequiaran don Sal– vador Bravo y su a:mable fa:milia.

Al llegar nueva:men:l:e a Las Cañas ya no encon– :tramos dificultad para conseguir aloja:mien:l:o, co:mo la pri:mera vez. Después de aco:modarnos, salí a conversar con el :l:elegrafista, un señor de apellido Alvarado, para por su :medio co:municar:me con el Presiden:l:e Iglesias e infor:marle del éxi:l:o hasta aquí ob:l:enido y de los planes :mili:l:ares, sie:mpre que pu– siera en :mis :manos los ele:men:l:os de guerra por él ofrecidos. El señor Iglesias :me respondió que du– rante :mi ausencia lé\.s cosas habían ca:mbiado, ya que o:l:ras personas habían llegado a San José con o:l:ros planes y que yo fuera allá, a la Capi:l:al, para imponer:me de ellos.

Jefe Expedicionario

Sin pérdida de :l:iempo :me puse en marcha por– que estaba ansioso de conocer el nuevo plan y a las personas que habían llegado con él. A mi lle– gada, a:mbas cosas dejaron de ser una incógni:l:a pa– ra :mí, pues los nuevos llegados eran: don Pedro Joaquín Cha:morro, abuelo del joven escritor polí:l:i– co Pedro Joaquín Cha:morro Cardenal, y don Fran– cisco del Cas:l:illo, abogado de no:l:a de la ciudad de Granada, y el nuevo plan que llevaban era que la fOrIna del vapor "Victoria" debía de hacerse conjun– tamente con la :l:o:ma de ¡a plaza de Granada. Estos sepores aseguraron que habían dejado :l:odo planea– do para realizar esta operación, y que, :l:enían cua:l:ro– cientos hombres listos en una hacienda cercana a "Charco Muerlo", en la zona del Cerro Mo:mbacho, gen:l:e que se había reunido a ellos' después del ya conocido fracaso de la :l:oma de los cuarleles de Gra– nada, el 17 de sep:l:ie:mbre.

Cuando conocí :l:odo ese infor:me, les :mi opi– nión, no precisa:men:l:e contra el plan de ellos, sino en favor' del de San Carlos, que presen:l:aba, a :mi juicio, :mayores probabilidades de éxi:l:o. Sin e:mbar– go, don Pedro Joaquín y el señor del Cas:l:illo man– :l:uvieron con mucho calor la defensa de su plan, lo que impresionó mucho a su favor al General Leó– nidas Plaza, Inspector General del Ejérci:l:o de Costa Rica, y :más tarde, Presidente de la República del Ecuador, su pa:l:ria.

Dos o :l:res días después fuí llamado por el doc– tor don Adán Cárdenas a quien eIlcon:l:ré reunido con el Co:mi:l:é Revolucionario Nicaragüense y el ge– neral Plaza, reptesen:l:an:l:e del Presiden:l:e Iglesias. Al llegar donde es:l:aban :l:odos reunidos, el doctor Cár– deSnas, Jefe del Par:l:ido Conservador, me dijo: "Te lla:mé para infor:marle que el Presidente Iglesias nos ofrece su decidido apoyo para :l:er:minar con la :l:ira– nía de Zelaya. A infor:marnos eso ha venido el ge– neral Plaza". En:l:onces éste, :l:o:mando la palabra y dirigiéndose a :mí, dijo: "Pero Iglesias quiere que usted vaya co:mo Jefe de la expedición a to:mar Gra– nada".

A la propuesta de que yo me hiciera cargo de lo que dimos en lla:mar "la expedición al Cerro Mombacho", :manifesté que no estaba de acuerdo con eL plan de esa expedición por considerarlo basado eJ:'1, suposiciones que no resul:l:arían cierlas, co:mo la de que yo encontraría gente lista en la hacienda "California", con:l:igua a "Charco Muerlo", co:mo efec– tiva:men:l:e no los encontré, por eso fue que a' la pto– p,uesta del General Leónida,s Plaza -I,nsp ec:l:6r Oe" neral del ejérci:l:o de Costa Rica y vocero de don ~a­

f~el Igle¡¡¡ias an:l:e la oposición nicaragüense-- tes– P9J:?,di que yo no me hacia cargo de esa expedición

porque, creyendo que iba a fracasar, con¡¡¡ideraba que aument¡¡iría las posibilidades del fracaso el he– cho de qu~ ¡el jefe :mismo de, ella no creyera en el triunfo, ni 1l.lviera fe en el éxi:l:o. '

Después de es:l:a :mi negativa a aceptar la jefa– tura y de reco:mendar que se no:mbrase al General Luis Mena co:mo jefe, me re:l:iré a la pieza de :mi ho– tel donde pocos :minutos después llegó :mi padre a decir:me que reconsiderara :mi deter:minación, y a ins:l:ar:me a que, aunque fuera para :mí un sacrificio acep:l:ar tal jefatura, debería hacerlo, porque un Cha– :morro no debía excusarse de prestar un servicio qu~

podría resu1:l:ar en favor de la Pa:l:ria, y además, poI'– que el General Plaza, en no:mbre de don Rafael Igle– sias, le había no:l:ificado que si yo no era el jefe de esa expedición, no daría los ele:mentos de guerra. Con es:l:as ob~ervaciones ~e :mi pa~re, que :me h;izo con voz suplIcante y caSI con lagn:mas en los OJos, volví donde estaban todavía reunidos los señores pa– ra :manifestarles que si no encon:l:raban o:l:ra solu– ción que darle a la expedición, acep:l:aría, pero que :l:uvieran presen:l:e que les había adverlido del posi– ble fracaso, y que, ade:más, ,:me dejaran ir sin i:l:ine– rario fijo y sin fechas señaladas de ante:mano, ai :l:an:l:o era su e:mpeño.

Así fue có:mo quedó resuelta :mi salida de San José para Liberia al día siguien:l:e, 26 de E;lnero de 1898, para de allí e:mprender el viaje al Cerro Mo:m– bacho, y no a San Carlos, co:mo se tenía planeado original:men:l:e.

La expedición estaba com.puesta de ~7 ho:m– bres, en:l:re los que figuraba el General Luis Mena, que en paz descanSé, el General Cali:x:l:o Talavera, dos o :l:res her:manos suyos, y varios o:l:ros cuyos no:m– bres no recuerdo, pero quienes eran ho:mbre decidi– dos a enfrentarse a la lucha. En la tarde dé ese día 26 llega:mos al "Nanci:l:al" donde pasa:mos ll:i noche, saliendo en las primeras horas del 27 para "Charco Muerlo". Por la :l:arde, ante¡¡¡ de alcanzar la Isla dé Zapatera noS' azotó un chubasco bastante fuerle el que puso a todos algo nljlrviosos, porque con la car– ga y la gente que llevaban Jos botes, apenas si sa– lían éstos unas cua:l:ro pulgadas del agua, así es que íbamos corriendo ese chubasco casi a nivel de la regala de 10(3 botes, por lo que varios de los pasa– jeros :me pedían con insistencia que arroját_:mos al– gunos rifles ,y algo del parq),le al agua, yo sie:mpre les con:l:esté que pri:mero nos echaría:mos nosotros al agua antes que la carga, y que en caso de :l:ener que hacerlo así debía:mos agarramos fuerle:mente de la regala de lo,s botes para no ahogamos, pero feliz– mente todo pasó bien y pronto logra:mos ,llegar a "Charco Mtii.\lrlo" y no hubo necesidad de echar car~

9'a al agua,hi de que ninguno de noso:l:ros con:l:inuli" ra el viaje entre el agua, asido de la borda.

Lo prl:mero que supi:mos al llegar a "Charco Muerlo" fue que hacía pocas horas habían es:l:ado a buscarnos y a regis:l:rar la hacienda unas tropas del Vapor "93". Desde luego que con es:l:a no:l:icia mi alar:ma fue grande. Ta:mbién pudimos constatar que los :l:rescienfos o cuatrocientos ho:mbres que ha– bían pro:metido don Pedro Joaquín Cha:morf!o V don Francisco del Cas:l:illo, se h~bían ido a sus respecti– vas casas después que esos señores habían salido para Costa Rica, dejando todo aquello co:mpleta:men– :l:e soli:l:ario.

Doña Cannela Chamol'l'o de Cuadl'a

En vista, pues, de que no había nadie por aqué– llos alrededores que nos pudiera infor:mar de la gente, resolví ir a la hacienda "Cutirre" de don Sal– vador Ji:ménez. y allí no encon:l:ré ta:mpoco ninguna infor:mación. Decidí en:l:onces enviar 1,1Il co:misiona– do a Granada donde don Salvador Jiménez para que :me hiciera el favor de llegar a su hacienda ese :mis:mo día para que conferenciár~:mos. El, enviado era un entenado del :mandador dt9 la hacit9nda, co– nocido del ~r. Jiménez" pero éste, no le c:li9 créc;ii:l:Q al muchacho, ni a una carli:l:a mía que con él le h~ ... bía escrito, resultando qUe se iiégó a ir y 19 ~:me­

!\az6 con dep,unciarlo como espía, 'por lo que' el :mu– chacho !'le r~gresó alarm~do. Yo tambié1'i participé

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